Vistas de página en total

lunes, 20 de marzo de 2017

Desayuno con diamantes, 103



LABERINTOS DE UNA SOLEDAD

   
        Truman Capote, «enfant terrible» de las letras norteamericanas, es uno de los grandes escritores de su tiempo, inventó el nuevo periodismo literario que tanto éxito le procuró, y llegó a decir: «Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio». La crítica califica a Capote como un autor emblemático por su precocidad, su fascinante aureola de malditismo, y el rigor de su escritura. Su estilo recuerda a los primeros textos de Faulkner, el maestro de la nueva narrativa norteamericana, aunque en el discípulo tanto sueño como realidad se confunden por esa naturalidad de joven prometedor cuando sus referencias personales pasan a sus relatos: su visión narcisista de la homosexualidad y el sexo en general. Sus primeras obras, la novela, Otras voces, otros ámbitos (1948) y los cuentos, Árbol de noche y otras historias (1949) lo consagran como el artífice de una prosa poética perversa en su contemplación mítica de las cosas, o en su visión nostálgica y llamativa de la gran urbe; sin embargo, subyace la mirada del sur como un lugar para la inocencia. Los cuentos, primeros tanteos narrativos del joven escritor, reflejan las lecturas de sus contemporáneos: Carson McCullers y Eudora Welty, aunque en Capote revelan la visión humana de un narrador de raza, cuya estela existencial se envuelve en un aire dramático y satírico, como era manifiesta su indiscutible personalidad, y evidencian, también, esa visión trágica y decadente de un mundo rural sureño que nos proporciona de protagonistas a niños en la calle o ancianos encerrados en los pueblos asfixiantes de esa América profunda tan cinematografía; las alusiones a abundantes episodios autobiográficos del personaje-autor nos obligan a observar esa dolorosa infancia de la que el narrador supo sacar tanto partido.
        “Empecé a escribir a los ocho años, —afirmó una vez, Capote— así, sin más, sin inspirarme en ningún ejemplo. No había conocido a nadie que escribiera; y, ciertamente, conocía a muy pocos que leyeran”. La escritura se convirtió en un rasgo inherente, lo más interesante que escribió por aquellos años de su niñez fueron observaciones cotidianas y sencillas, descripciones de un vecino, cotilleo local, una manera de “ver” y oír” que se convirtió en característica formal de su escritura, y en esa voz de auténtico reportero en sus relatos más tempranos. La editora Anuschka Roshani, señala que en la caja “High School Writings”, depositada en la New York Public Library, pensaban encontrar los garabatos inacabados de un joven imberbe y, para su sorpresa, en ese montón de manuscritos mecanografiados, llenos de anotaciones, se escondían un puñado de relatos de cuando el autor tenía catorce, quince o dieciséis años, publicados originariamente en The Green Witch la revista literaria de su instituto. Las frases que contienen estos Relatos tempranos (2016) desprenden ya, según Roshani, esa melodía capotiana tan inconfundible, y rezuman el aroma a tierra abrasada por los largos y tórridos veranos de los estados sureños: aroma un tanto rancio y lleno de lúgubres presentimientos. En estos textos tempranos de Truman Capote —la curiosidad de esta edición se sustenta, precisamente en estas características— ya encontramos el repertorio de temas, de emociones, de conflictos que marcarían al escritor el resto de sus días. Se trata de narraciones sugerentes que parten de observaciones y de experiencias biográficas propias, tantean experimentos y dibujan retratos; cuentos donde la soledad está presente en cada historia, domina un ansia por salir de las estrechas fronteras de los pueblos del sur, denuncian la dura condición de la gente de color y, en mitad del mundo de la infancia y la vejez, sobresale el amor y la muerte; en el cuento “Esto es para Jaime”, en unas repetidas visitas al parque, el pequeño protagonista entabla amistad con una bella mujer y con el perrito que la acompaña, es el propio Truman, el niño no deseado, que tanto echa en falta el cariño de una madre, el drama se extiende en todo el texto coronado de un aura de misterio, y muestra una especial sensibilidad que emociona; interesante y maduro resulta “Louise”, ensayo sobre la envidia y la venganza, donde se aborda, de forma magistral, el conflicto racial, los prejuicios y la injusticia contra la gente de color.


       Sobresale, en estos catorce Relatos tempranos, la perspectiva cerrada de la infancia de Capote, el joven escritor habla de lo que conoce, y trasciende de las proximidades, o apresa estados universales del alma, siendo aun niño o adolescente. Ricos en una variedad de tonos y de temas que se repiten: el miedo y el enigma asoman, por ejemplo, en “Terror en el pantano”, y la necesidad y la búsqueda del ideal del amor se convierte en el centro de “Si yo te olvidara”; especialmente hermoso, el relato “La señorita Belle Rankin”, la historia de una mujer negra “que parecía demasiado vieja para estar viva” y tenía tanto apego a sus membrillos japoneses que no duda en darle con la puerta en las narices a un comprador dispuesto a pagar una fortuna por ellos. Capote siempre empatiza con sus personajes, aunque es manifiesta su voluntad por experimentar y construir tempranas y nuevas estructuras: significativo, “Tráfico Oeste”, un tríptico narrativo donde el autor se pregunta por el sentido de la vida; en realidad, tres historias, tres situaciones diferentes, con un final como punto de unión, la intención de los personajes de viajar en autobús. Capote introduce en los tres el azar y juega a quebrar el sentido de las narraciones, quiebro que se produce en nuestra vida, capaz de cambiar el rumbo, y el destino. Llama la atención la primera parte del relato, de absoluta actualidad, de una evidente intención anticapitalista, y la paradoja: un ejecutivo convence a sus compañeros a que renuncien a un negocio y obtener beneficios porque, aunque las operaciones sean legales, resultan injustas para los trabajadores.
       Los marginados, los débiles, los solitarios, los enajenados, son ya visibles en estos Relatos tempranos de Truman Capote, que pese a frecuentar buena parte de su vida en la exclusiva y sofisticada sociedad neoyorquina de su tiempo, no dejó nunca de sentirse el niño sureño excluido, el joven diferente y rechazado en continua búsqueda de afecto.

Truman Capote; Relatos temprano; Barcelona, Anagrama, 2016; 181 págs.

No hay comentarios:

Publicar un comentario