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Revolución
“Los filósofos
no han hecho más que interpretar diversamente el mundo; ahora se trata de
transformarlo”.
Karl
Marx
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Todo lo que era sólido
Una, varias o,
tal vez, muchas cuestiones rondarían en nuestra cabeza sobre la actualidad al
preguntarnos, ¿por qué hemos llegado a semejante deterioro económico, político
y social? Sin duda alguna, bastantes de estas respuestas confirmarían algunas
de nuestras sospechas en, Todo lo que era
sólido (2013), el último libro de Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956), una
especie de manual de responsabilidad cívica que, como ciudadanos, deberíamos
esgrimir ante los responsables de nuestra política y de nuestra economía. Al
hilo mismo, el texto de Muñoz Molina, puede interpretarse, sin duda alguna,
como un sólido recuento de algunos de los muchos rincones de una España que,
con el paso del tiempo, ha adquirido una biografía desdibujada y, por
añadidura, de una Europa y, tal vez por extensión, un mundo actual que hace
aguas por todos sus lados. La intención de este texto de Muñoz Molina es un
aviso para navegantes, o la constatación de lo mal que lo hemos hecho quienes,
como él, vivimos la euforia de la libertad, la consolidación de los
ayuntamientos democráticos, o la posibilidad del voto en las urnas.
Conscientes de nuestra
prosperidad, hemos vivido la última década, quizá algo más, en un país estable
donde se alternaban las dos únicas fuerzas de poder vigentes, PP y PSOE, o
alternativamente, PSOE y PP, bajo cuyos mandatos hemos sobrevivido a los
fantasmas del pasado con al Guerra Civil, la Memoria Histórica,
y las exhumaciones de las fosas comunes como telón de fondo, hasta dejarnos
llevar por una burbuja (inmobiliaria) que nos ha conducido a la más absoluta de
las catástrofes, y a un paso de ser rescatados por una UE que, también, debe
replantearse sus políticas económicas y bancarias, o empresariales y sociales y
olvidar, como señala Muñoz Molina, que ya no hay dinero para todo y para
siempre.
Todo lo
que era sólido es una revisión particular sobre el concepto menesteroso de
una sociedad que ha vivido por encima de sus posibilidades y que visto desde la
óptica de quienes vivimos el milagro democrático y la regeneración política u
social, apunta que debemos volver de nuevo a la calle para estabilizar, de una
vez por todas, ese poder que nos otorgan las urnas y hacerles ver a quienes nos
dirigen que no son privilegiados o dioses de la escena, sino que más bien deben
someterse a la voluntad de un pueblo que busca en ellos la praxis de una
sintonía que estabilice nuestras condiciones favorables de existencia y la
reciprocidad de unos y otros, como ya apuntaba Marx a finales del XIX.
TODO LO QUE ERA
SÓLIDO
Antonio Muñoz Molina
Barcelona,
Seix-Barral, 2013
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