S
Sencillez
“Desde la
ingenua sencillez llegamos a uan sencillez más profunda”.
Albert
Schweizer
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Contar en cómic
la vida de Virginia Wolf ha sido el desafío al que Bernard Ciccolini (París,
1953), dibujante, y Michèle Gazier (Béziers, 1946), escritora, se lanzaron con
pasión. La editorial madrileña Impedimenta publica esta biografía en viñetas de
una de las más singulares narradoras y ensayistas del siglo XX. El libro breve,
como corresponde, aunque amplio en el recorrido biográfico de la autora,
conmueve por su grafismo y ofrece el fresco de una singular y tormentosa vida.
Los devotos lectores de la dama inglesa tienen grabado en su mente el recuerdo
de una desesperada Virginia sumergiéndose en el río Ouse, aunque previamente se
había puesto su abrigo con los bolsillos cargados de piedras. Esta fatídica
escena que nadie contempló ocurrió el 28 de marzo de 1941. Su cuerpo fue
hallado el 18 de abril, y su esposo Leonard enterraría sus restos incinerados
bajo un árbol en Rodmell, Sussex.
La narradora había dejado una
carta de despedida para su marido en la chimenea de su salón donde afirmaba lo
siguiente: “Estoy segura de que una vez
más me estoy enloqueciendo. Creo que no podemos volver a pasar por esos tiempos
terribles. Y esta vez, no me recuperaré. Empiezo a escuchar voces y no soy
capaz de concentrarme. De modo que hago lo que me parece lo más adecuado. Tú me
has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo
que cualquiera podría ser. No creo que dos personas pudieran ser más felices
hasta que vino esta terrible enfermedad. Ya no puedo luchar más. Sé que estoy
arruinando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Sé que lo harás. Ya ves que no
puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No soy capaz de leer. Lo que
quiero decir es que te debo a ti toda la felicidad de mi vida. Has sido
totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Querría decir que todo el
mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado, habrías sido tú. Lo he perdido
todo excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida
durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices que lo
que hemos sido tú y yo. V”. Después de acabar el manuscrito de su última
novela, Entre actos (1941), padeció
una depresión como ya le había ocurrido en ocasiones anteriores, en esta
ocasión motivada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la
destrucción de su casa londinense a causa de los bombardeos de la Luftwaffe, o incluso, la
escasa acogida que estaban teniendo sus últimas obras.
El cómic
La
escritora y el dibujante compartían el mismo interés por la autora de Orlando y estaban «igual de afectados
por las sombras que preceden cualquier acercamiento a su vida». Para su
elaboración, Gazier y Ciccolini releyeron la totalidad de los libros de
Virginia Woolf, muchos de los fragmentos de su correspondencia, sus ensayos,
algunas de las obras de sus amigos del grupo de Bloomsbury, y una vez realizado
este estupendo trabajo de campo, les pareció «percibir, en el curso a veces
desesperado de sus días, un impulso vital». Pero lo mejor de este álbum es que
ambos autores no querían tomar partido. Simplemente buscaban «mostrar en
palabras e imágenes el camino de una escritora entre la realidad y el deseo,
entre las palabras y el dolor, en busca de verdades inasequibles y de una
improbable felicidad». Enrique Redel (Madrid, 1971), el editor, ha manifestado
que Virginia Wolf fue inspiradora de toda «una legión de narradores y
narradoras que la imitaron, en ocasiones la traicionaron o simplemente hablaron
sobre ella». Fue una «mujer persuasiva de ideas radicales, una maestra
auténtica del lenguaje solamente comparable con genios como los grandes Joyce,
Eliot o Pound. Una «mujer genial, presa de continuos ataques de locura, suicida
en otras ocasiones, adalid de las libertades y del papel de la mujer en una
Inglaterra y una Europa convulsas». La aproximación del dibujante y de la
narradora a una muchacha feliz en su juventud y una atormentada mujer resulta
impresionante y aun más apasionante por
el acierto de los dibujos y de los textos que acompañan a las viñetas. El álbum
se convierte en un bellísimo ejemplar para guardar y releer, se traduce en un
sostenido homenaje, y el relato se plantea de un modo totalmente directo, sin
artificio alguno, como una biografía lineal, condensadísima, en apenas 90
páginas, pero muy exhaustiva, para conocer a la escritora y editora inglesa.
Además, el cómic no esconde las referencias a su oscura sexualidad, guardada
tan celosamente a lo largo del tiempo, a los abusos que sufrió de pequeña por
parte de su hermano, a las tempestuosas relaciones con otras escritoras de su
época como Katherine Mansfield, a sus frecuentes sus ataques de locura, que hoy
se diagnostican como “trastorno bipolar”, a la dificultad de composición de
algunas de sus novelas que convirtieron a su marido en editor, a su posición
política, y finalmente a su suicidio. Aunque, nunca debe olvidarse su dimensión
humana. Este libro gráfico siempre puede ser leído como una pequeña biografía
condensada, pero con unas afortunadas imágenes que ofrecen un mayor placer para
su lectura y su conocimiento.
Biografía
Adeline
Virginia Stephen, Londres, Reino Unido, 1882-Lewes, Sussex, 1941), escritora
británica, fue hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador, y
creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras
el fallecimiento temprano de su padre, en 1905, se estableció con su hermana
Vanessa –pintora que se casaría con el crítico Clive Bell– y sus dos hermanos
en el barrio londinense de Bloomsbury, que pronto se convirtió en centro de
reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los
que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el
economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein,
y que sería conocido más tarde como el grupo de Bloomsbury. Tras su paso por el
King´s Collage de Londres conoció a Leonard Wolf, con quien en 1912, cuando
contaba treinta años, se casaría. Era economista y miembro también del grupo, y
con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra
de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores del momento, como
Katherine Mansfield, T. S. Eliot o Sigmund Freud. Virginia Wolf había empezado
a escribir en 1905 para The Times
Literary Supplement, pero hasta que no entrega sus primeras novelas, Fin
de viaje (1915) y Noche
y día (1919), no percibe
que estas ponen de manifiesto su intención de romper con los moldes narrativos
heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de
personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las
descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo, pese a los
esfuerzos editores de su hermano, sus primeros títulos apenas merecieron
consideración por parte de la crítica. Sus novelas posteriores le dieron parte
de su celebridad en vida, La señora
Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928) y Las olas (1931). La obra de Virginia Woolf solo puede entenderse
como un diálogo con Bloomsbury, particularmente su tendencia hacia el
racionalismo doctrinario, porque desaparecidas la acción y la intriga, sus
narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la
conciencia humana.
Michèle Gazier/ Bernard Ciccolini;
Virginia Wolf; Madrid, Impedimenta,
2012; 90 págs.
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