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Talento
“Tener talento es tener fe en uno
mismo, en las propias fuerzas”.
Maksim
Gorki
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Los pasos que nos separan
El peso del
pasado sigue siendo el argumento válido y, en ocasiones, necesario para que
Marian Izaguirre (Bilbao, 1951) construya sus historias, y el resultado en La vida cuando era nuestra (2013) fue ese
fervoroso sentimiento que la narradora bilbaína puso para escribir
convencionalmente una novela esencialmente sentimental, aunque al mismo tiempo
se mostrará como el más firme homenaje a la lectura, traducida en la historia
de dos mujeres, una que poco sabe y tiene poca experiencia de la vida, y otra
quizá demasiado. Entre estas miradas cómplices anda el talento literario, y aun
más la sorpresa lectora que siempre nos procura la narradora, Marian Izaguirre.
El concepto de lealtad, de
entrega mutua, la deuda y el peso de un pasado que ha dejado una huella
indeleble, una etapa histórica significativa, y una perfecta ambientación
vuelven a ser los componentes para otra historia tan intimista como la
anterior, aunque en este caso con mayores perspectivas. Marian Izaguirre
plantea en Los pasos que nos separan,
(2014) la historia de Salvador, un anciano que vive en la Barcelona de finales de
los 70, y tiene un último deseo, volver a Trieste y a otras ciudades de la
antigua Yugoslavia, donde pasó los mejores años de su juventud, y una vez allí
rememorar los momentos más importantes de su vida, donde aprendió a esculpir y
donde se enamoró de Edita, esa mujer casada, y de quien por caprichos del
destino y un ambiente prebélico lo separaban una y otra vez. El anuncio de
alguien que busca asistente para realizar su último viaje, acercará a Marina a
ese extraño reclamo, y así su encuentro con Salvador para realizar un último
viaje unirá, en realidad, a ambos personajes en un mismo destino.
Una vez al lector le queda diseñada la línea
argumental básica, se inicia el relato de la historia de amor entre los entonces
dos jóvenes, aquella que trascurre en los años 20 con los cambios y vaivenes
políticos que vivía la Italia
de la época, con la llegada y ascenso de Mussolini y sus camisas negras, los
agitados días de los partidarios del dictador en la escultórica ciudad de
Trieste, y el desprecio manifiesto a quienes no fueran de origen italiano,
además de los altercados y atentados que se sucedían y se peodujeron en las
calles para conseguir echarlos de la ciudad. Una perfecta ambientación rodea a los
encuentros de Salvador y Edita que vivirán su amor en calles y plazas de la
ciudad italiana, en una ambientación repleta de arte, motivo por el cual el
joven Salvador se había instalado en el taller de su maestro Spalic. El
contrapunto de la historia, se localiza en la España de finales de los años 70. Y la protagonista,
Marina, tiene 20 años, y como algunos jóvenes de aquella época, previa una
larga dictadura donde todo estaba prohibido, se deja llevar por una vida
desfasada y envuelta en fiestas, drogas y sexo, tónica de su día a día, una
auténtica vía de escape que para muchos suponía romper con tabúes y
prohibiciones, y para otros olvidar esos años tan duros en los que nadie
conocía el significado de la palabra libertad. Pero Marina se ha quedado
embarazada, después de unas vacaciones locas en Menorca, y no sabe muy bien qué
hacer, no dispone de dinero para ir a Londres a abortar, no tiene a nadie en
quién apoyarse, o en quien confiar para que la ayude a salir del grandísimo lío
en que se ha metido, y de pronto lee el anuncio que un desconocido publica en
la página de ofertas de empleo donde observa que se busca joven estudiante con
idiomas, inglés imprescindible, pasaporte en regla y carné de conducir para
viajar como acompañante al extranjero, incorporación inmediata y generosa
remuneración.
Ese destino que marcará toda la
historia de Los pasos que nos separan une
a los dos protagonistas que se embarcan en un doble viaje, el que los llevará a
través de varias ciudades europeas, y otro interior que personificarán en ellos
mismos, con sus propias realidades; en suma, una experiencia de vida que les
proporciona una y otra reflexión sobre los errores cometidos, tanto en el
anciano Salvador y la joven Marina, y sobre los sentimientos de culpa que, en
alguna medida, atormentan a ambos, y finalmente sobre la necesidad de encontrar
la manera de justificar sus actitudes, para así obtener ese perdón que les
sosiegue el alma, y sobre todo para darse cuenta de las elecciones, en
ocasiones difíciles, que todos tenemos que tomar a lo largo de nuestra
existencia, y aun más la forma en que estas repercuten en buena parte de nuestra
vida.
LOS PASOS QUE NOS
SEPARAN
Marian Izaguirre
Barcelona, Lumen,
2014; 384 págs
Interesante visión sobre el talento, respecto a la cita. Y reseña incitadora para no perderse esta última novela de Marian Izaguirre.
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