Miguel
Delibes (Valladolid, 1920- Valladolid, 2010)
Viejas historias y cuentos completos
En
esa mesa revuelta que nos ofrecen las librerías casi a diario, tanto a lectores
como a críticos, sorprende encontrar, en ocasiones, uno de esos libros que, digámoslo
de alguna manera, agradecemos al editor haber puesto a nuestro alcance. Sobre
todo si se trata de un escritor como Miguel Delibes, sin duda uno de los
autores más importantes de la segunda
mitad del siglo XX, dueño de una espléndida obra narrativa extensa y una no
menos conocida afición al cuento o relato desde que publicara La partida
(1954), Siestas con viento sur (1957), Viejas historias de Castilla la Vieja (1964), La
mortaja (1970), Tres pájaros de cuenta (1982) o, más recientemente, Tres
pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados (2003).
La presente edición que
Menoscuarto pone a nuestro alcance dentro de su colección «Reloj de Arena» y
que titulada, acertadamente, Viejas historias y cuentos completos
(2003), recoge, por primera vez, la totalidad de la narrativa breve del
vallisoletano, incluidos aquellos textos que por su extensión o singularidad
exceden el número de páginas habituales en el género, pero sobre todo ordenan
ese mundo definido y concreto, el campo castellano con sus aciertos y miserias,
la vida de provincias retratada durante muchas de las décadas del siglo XX
pasado y que, en la actualidad, nos llevaría a ese momento de revelación
momentánea y de encantamiento, como suele ocurrir con las historias y la prosa
de Delibes.
En
la introducción que su paisano, Gustavo Martín Garzo, hace a la presente
edición de los cuentos de Delibes, señala, entre otras muchas cosas y dice,
entre otros muchos aciertos, que «en la obra literaria de nuestro escritor el
tema secreto es esa búsqueda de un camino que nos llevaría al encuentro de esas
otras criaturas del mundo»; porque la literatura de Miguel Delibes está poblada de seres maravillosos,
de pájaros, de niñas y de niños, de viejos, de personajes anónimos indefensos,
en definitiva, marcada por esa ansiada búsqueda suya de la belleza y del bien,
aunque con la naturaleza como fondo que, alguna manera, estimula la percepción
del lector en muchos de sus relatos. Indiscutiblemente existe una íntima
relación entre el autor y sus personajes que llega a producir una
identificación entre ambos. Los cuentos de La mortaja, sin lugar a
dudas, una de las más importantes colecciones del autor, muestran a un Delibes
maduro, dueño de su arte narrativo y
vislumbran, sobre todo, algunas de las constantes temáticas de su obra,
técnicas diversas y un domino del lenguaje coloquial. Al fondo de su obra, como
alguien ha escrito, está la autenticidad porque en sus escritos es muy fácil
encontrase con el hombre, su palabra es viva y su testimonio siempre de primera
mano. Incluso más allá de las modas literarias, que los estudiosos se encargan
de cuantificar, pervive lo humano como ese punto de confluencia entre la
intensidad literaria y la propia vida. La de Delibes es esa realidad, apuntada
por Joyce, que se vuelve de pronto expresiva, como señala Martín Garzo. Y como
afirmaba Juan Luis Alborg, al comienzo mismo de la carrera literaria del
escritor, su prosa animada y expresiva, brinca con un ritmo ligero de singular
amenidad y fácil lectura.
VIEJAS
HISTORIAS Y
CUENTOS
COMPLETOS
Miguel
Delibes
Palencia,
MenosCuarto, 2006
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