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jueves, 8 de enero de 2015

TRAVESÍAS



AMELIA
    “Una mujer debe intentar hacer cosas que los hombres han intentado. Cuando fracasan, su fracaso debe ser un desafío para otras”, dejó escrito Amelia Earhart a su marido antes de iniciar su vuelta al mundo en 1937, y cuyo rastro se perdió el 2 de julio, en el Pacífico. Nunca se halló su cuerpo, ni los restos del avión. Desapareció hace 75 años, y ahora una expedición trata de aclarar el misterio, ha localizado su aeroplano, un bimotor Lockheed Electra, en un islote llamado Nikumaroro, cerca de Kiribati, en oeste central del Pacifico, al noroeste de Australia.
   Earhart, y su ayudante de navegación, Fred Noonan, iniciaron su último viaje el 1 de julio de 1937, cuando despegaron de Miami para dar la vuelta al mundo. Eligieron la vuelta más larga, la ruta ecuatorial, y el día 29 tomaron tierra en Nueva Guinea, apenas les quedaba una quinta parte del viaje, pero en la etapa siguiente se perdió el rastro tras comunicar “que el combustible empezaba a bajar”; el cielo aquel día estaba cubierto, “vamos de norte a sur” fue el último mensaje que se recibió en el Itasca, el navío que los esperaba en la isla Howland, a 640 kilómetros de Nikumaroro.
   Amelia Mary Earhart había nacido en Atchison, Kansas, el 24 de julio de 1897. Sus primeras clases las recibió de otra pionera de la aviación, Anita Neta Snook. En 1923 obtuvo la licencia de piloto, y en 1927 formaba parte de la Asociación Aeronáutica Nacional. Fue la primera mujer que cruzó el Océano Atlántico, entre el 17 y 18 de junio de 1928, recorrió los 3.200 km. de Terranova hasta el sur de Gales. Reconocida como uno de los mejores pilotos de Estados Unidos, tras su desaparición, las teorías acerca de su final avivaron la leyenda.

     
 

Sábado, 20 de octubre, 2012; pág., 8




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