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domingo, 25 de enero de 2015

Hoy tomo café con...


JAVIER TOMEO

“El humor surge cuando nos encontramos inesperadamente con una situación inesperada”. 



     Recupero una cariñosa entrevista a mi admirado amigo, Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 9 de septiembre, Barcelona, 22 de junio, 2013) que le hiciera, a propósito de una de sus novelas, La mirada de la muñeca hinchable (2003), en la que el escritor muestra, una vez más, dentro del conjunto de su obra, esa parábola de nuestro cotidiano vivir, con excelentes visos de un humorismo tan afiliado que sugiere mucho de tragedia humana.
                                            *  *  *  *

¿Es verdad que sus novelas carecen de argumento?               
Si, sí entendemos por argumento una historia complicada, con numerosos personajes y situaciones cambiantes. Mis novelas, sobre todo, son situaciones dramáticas que se desarrollan a base de un interminable diálogo entre los protagonistas. Preguntas, respuestas, replicas y contrarréplicas van configuran progresivamente una situación que, por lo general , tiene un final abierto.

¿Quizá porque el diálogo en sus obras es muy importante y para dialogar no se necesita una estructura preconcebida?              
Creo que imponer a mis novelas esa estructura preconcebida significaría tanto como limitar la libertad de mis personajes, es decir, de supeditarlos a unas coordenadas preestablecidas que reducirían sensiblemente su independencia. Mis entes de ficción son criaturas de reacciones insospechadas. Actúan a base de automatismos psíquicos y en el último instante pueden elegir un camino distinto del que en un principio tenían previsto seguir. En cierto modo, van donde ellos quieren, no donde yo esperaba, porque también yo, al escribir, me abandono a una especie de ensueño.

¿El humorismo en su obra es consecuencia de la tragedia que vive el ser humano diariamente?             
El humor surge cuando nos encontramos inesperadamente con una situación inesperada. Es una forma de protestar contra los planteamientos políticamente correctos. 

Ud. ha llegado a decir que su literatura es producto de algún tipo de problema óptico, ¿somos muy miopes en este país?       
Un problema ocular afecta de un modo u otro la visión de la realidad que nos circunda. Considero que la literatura (el arte en general) debe hipertrofiar una realidad determinada y los personajes que pueblan y se relacionan en el interior de esa realidad. Pienso que tal vez haciéndolo así se ofrecen al lector claves más válidas para acceder a una lectura más profunda del problema. No se trata, obviamente, de falsear la realidad, sino de ir más allá, hacia esa otra realidad que se esconde por detrás de la puede ver todo el mundo...

Sus «historias mínimas» conducen a un buen número de preguntas, ¿al lector hay que ofrecerle semejantes propósitos para conducirlo a sus propias respuestas?
Intento que mis lectores descubran donde les aprieta el zapato, es decir, que reflexionen sobre los puntos de fricción que  restan o niegan fluidez a las relaciones entre mis personajes.



En su última novela, La mirada de la muñeca hinchable (2003), su personaje, como muchos de su narrativa anterior, tiene una mirada nihilista de la vida porque entre, otras cosas, conversa con una muñeca hinchable, ¿insiste aún en su búsqueda de una justificación para todo?
Mi personaje trata de conversar con su muñeca hinchable, (credum quia absurdum) pero esa criatura de plástico, obviamente, le niega el diálogo. Esa muñeca hay que interpretarla como símbolo o metáfora de la soledad, no como un instrumento de perversión sexual.

La muerte sigue estando presente en esta obra, la madre de Juan P. está muerta y su mejor amigo, Torcuato, se suicida, ¿la muerte sigue siendo para Ud. un error personal?
No es un error. La muerte equivale a un ascenso. Eso es lo que dijo Julio Camba. Otorga una cierta dignidad a la gente más vulgar. Morimos para ser mejores  en el recuerdo de los que sobreviven. Lo malo es que la muerte se interpone casi siempre fatalmente entre nosotros y la realización de nuestros sueños.

Si no escribe sobre lo que ve, ¿sus novelas, en realidad, son esa secreta intención de imaginar lo que no puede ver?
Trato de escribir sobre esa otra realidad que se esconde tras la realidad aparente, accesible para todo el mundo.




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