HELSINKI
Durante el 2012 la ciudad de
Helsinki se convertirá en la
Capital Mundial del Diseño, con el lema «Helsinki abierta. El
diseño incorporado a la vida». En el verano de 1995 proyecté unas vacaciones
familiares en Finlandia, visitamos la capital y disfrutamos, en una cabaña, de
uno de los numerosos lagos que salpican la geografía finlandesa. A finales de
2011, inesperadamente me reencuentro con el país de los hermosos atardeceres,
el ritual de la sauna y frondosos bosques. Me explico: años después de aquella
visita ambienté, en sus paisajes, costumbres y cultura, mi novela juvenil, Conexión
Helsinki (2009). Su redacción me obligó a curiosear en algunas
singularidades, conocí y estudié cultura sami. Un reportaje reciente de
TV2 me devolvió sensaciones vividas. Y en uno de los suplementos de fin de
semana de un periódico, leo acerca de Helsinki, catalogada como la mejor ciudad
del mundo, calificativo adjudicado por la revista Monocle, que la
declara urbe de ritmo pausado, diseño exquisito, cocina de vanguardia, y en
cuyas calles, pese al frío de sus inviernos, abundan los músicos callejeros, o
se descubre el entorno doméstico del maestro del diseño, el arquitecto Alvar
Aalto, muestra inequívoca de esa identidad nacional, responsable de esa alta
calidad de vida que disfrutan los finlandeses.
Aun no sé muy bien si es
nostalgia del buen sistema educativo, de su red de bibliotecas o su envidiable
porcentaje lector, de su red de transporte público o de su amabilidad, lo que me lleva al deseo de trazar nuevas
aventuras por esas tierras, o a profundizar en la cultura sami, digna de
ser conocida, aunque también soy consciente de que, segundas partes nunca
fueron buenas.
Sábado,
18 de febrero, 2012; pág., 8.
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