PASIÓN
Y MUERTE DE WHITNEY
Marihuana y cocaína se
convirtieron en los íntimos aliados para el particular descenso a los infiernos
que en las dos últimas décadas caracterizaron la vida de Whitney Houston.
Asociado su nombre al mundo del gospel, Cissy Houston, Dionne Warwick y Aretha
Franklinl fueron sus madrinas musicales, y cuando entonaba canciones en una
iglesia baptista conoció al dueño de Arista Records, que produciría su
primer álbum, «Whitney Houston» que, en 1985, se convertiría en el disco más
vendido de una debutante. Sus canciones
consiguieron numerosos y sucesivos premios Grammy, «Saving All My Love for
You», «How Will I Know», «You Give Good Love» o «The Greatest Love of All». En
la década de los 80 había vendido más de
100 millones de copias, en su paso por el cine nos legó uno de las canciones
más oídas de todos los tiempos, «I Will Always Love You», que forma parte de la
música de, El guardaespaldas (1992), coprotagonizada con Kevin Costner,
una historia ratificada, lamentablemente, con la realidad. Tenía 48 años
cuando, en la madrugada del pasado 11 de febrero, apareció muerta en la bañera
de una habitación de hotel en Beverly Hills, algunas horas antes de la entrega
de los Grammy, en cuya gala iba a reaparecer tras una larga y penosa
rehabilitación.
Parafraseando una de las
estrofas de esta canción, con alguna ligera variante, transcribimos, «espero
(querida Whitney) que el cielo te trate bien, y que tengas todo lo que soñaste;
también, te deseo alegría, y felicidad, pero sobre todo, que tengas amor»,
aunque el filósofo Marcial (40 d.C.- 104 d.C.) aseguraba, «más triste que la
muerte es la manera de morir».
Sábado,
10 de marzo, 2012; pág. 8.
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