B
Brevedad
“La brevedad es hermana del
talento”.
Antón Chéjov
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LA LITERATURA EN VIÑETAS
Autores,
editores, lectores y libreros reflejados en una divertida mirada sobre eso que
nos gusta a muchos, los libros.
The New Yorker es una revista estadounidense semanal
que publica críticas, ensayos, reportajes de investigación y ficción, y se concentra
preferentemente en convertirse en juez severo de la vida social de Nueva York.
Empezó a publicarse
el 21 de febrero de 1925, con una tirada semanal, y ahora lo hace 47 veces al
año, de las cuales, 5 son bisemanales. Fundada por Harold Ross, pretendió
aportar un humor sofisticado para la revista. Junto a Raoul Fleishmann fundó la
primera oficina en la 25 West 45th Street de Manhattan. Ross continuaría
editando la publicación hasta su muerte en 1951. The New Yorker goza de un enorme prestigio y tiene una amplia
audiencia fuera de esta ciudad debido a la calidad de sus periodistas. Es
cosmopolita, y mantiene un carácter urbano acentuado por su sección “Talk of
the Town”, con comentarios refrescantes sobre la vida en Nueva York, la cultura
popular y las excentricidades norteamericanas, y ingenio de sus sketches y
famosas viñetas.
A mediados del
siglo XX popularizó el relato corto como una forma literaria. Dio a conocer el
cuento Brokeback Mountain de Annie
Proulx, y fue llevado al cine y premiado a lo largo de los años. Dentro de la
profesión periodística, The New Yorker,
disfruta de bastante reputación por tener los mejores equipos de editores y
columnistas en la industria de las publicaciones.
La editorial
Libros del Asteroide acaba de publicar Los
libros en The New Yorker, una selección de 182 viñetas de entre las miles
que el magazine de cultura y política ha publicado en relación con el mundo del
libro desde su fundación hace casi noventa años.
El volumen se une
a los dos que ya había publicado la editorial sobre el dinero, El dinero en The New Yorker y el trabajo
La oficina en The New Yorker, y una
vez más habría que señalar las características que sobresalen en esta revista,
que aun mantiene su publicación en papel: su notable facilidad para captar
tendencias, su capacidad para reflejar los fenómenos culturales sin caer en la
tiranía de la actualidad más rabiosa y, sobre todo, como podemos ver en estas
viñetas, Los libros en The New Yorker (2014),
una ironía tan deslumbrante como encantadora.
El libro queda
estructurado en cuatro secciones: autores, editores, lectores y libreros. Y desde
estas páginas se reparte para todos: los escritores están reflejados con un ego
tan subido que casi no cabe en el dibujo; los editores parecen vivir en su
propia burbuja y actúan con altanería; los lectores pecan de pedantes y, en
ocasiones, de estúpidos; y los libreros son esos tipos que no saben bien si
hubieran querido ser autores o editores, y que no dejan de sentirse un poco fuera
del mundillo del que, pese a todo, se sienten ajenos.
Abunda el
sarcasmo y el cariño, y una vez leídas las viñetas observamos que los peores
parados son los autores, lamentablemente, aunque es verdad que los dibujantes
se ríen de ellos con cierta piedad.
Capote, Carver,
Cheever, Salinger, Sontag, Updike, y los dibujantes que más se repiten,
incluida esta selección son, Charles Barsotti, William Haefeli, Leo Cullum,
Robert Mankoff, Michael Maslin, David Ciprés, Peter Steiner, o Robert Weber,
son algunos de los nombres que sobresalen en la publicación a lo largo de los
años.
La selección,
magistral, por otra parte, además de la traducción, es de Miguel Aguayo y el
libro, en su formato y comodidad para leerlo y conservarlo, se convierte en una
auténtica pequeña joya.
V.V. A. A. Los
libros en The New Yorker; traducido por Miguel Aguayo;
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