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UNA VERDAD
Ignacio Martínez de
Pisón (Zaragoza, 1960) ilumina, con una asombrosa agilidad narrativa, uno más
de esos capítulos oscuros de nuestro pasado reciente y ofrece, en un
rompecabezas que irá armando a lo largo de su relato, la reconstrucción de la
misteriosa desaparición de José Robles Pazos, un republicano ferviente, que
transcurridos unos meses de la contienda
será detenido y posteriormente fusilado sin dejar rastro. Con Enterrar a los
muertos (2005), Martínez de Pisón, encamina su obra literaria a ese
concepto de novela-reportaje que incluye buena parte de dosis documental y algo
menos de ficción para restaurar y justificar una historia que de otra manera no
sería posible. Así lo expresa el propio autor cuando afirma haber descubierto
en un libro de finales de los setenta la relación entre el norteamericano John
Dos Passos y el español José Robles Pazos. El libro se titula, Rocinante
pierde el camino, uno de los primeros textos que el matrimonio
Robles-Villegas vertiera del inglés al castellano. La historia se remonta al
primer encuentro de Dos Passos y Robles ocurrida en el invierno de 1916.
Dos líneas de investigación establece
Martínez de Pisón a la hora de relatar el destino trágico del intelectual
español, profesor a los veinticuatro
años en la prestigiosa universidad Johns Hopkins, de Baltimore, desde donde
continuará a lo largo de dos décadas su amistad con Dos Passos y otros
prestigiosos críticos y profesores del momento. Por una parte desentrañar los
motivos del gobierno de la
República para hacer desaparecer a su colaborador y de otra
acompañar al norteamericano en sus pesquisas para esclarecer los motivos de
semejante atrocidad. Paralelamente, el escritor reconstruye, paso a paso, los
entresijos de una red de conspiraciones dentro del aparato gubernamental en
manos entonces de escisiones idealistas que propugnaron una purga dentro de los
partidos afiliados, constatando el espectáculo vergonzoso que ofrecían entonces
las familias comunistas, marxistas, estalinistas, troskistas o anarquistas,
vigilados bajo la atenta mirada de la
NKVD que, como afirma Martínez de Pisón, campeaba a sus
anchas con absoluta libertad. Otra de las claves del relato se concreta en la
amistad Hemingway-Dos Passos, rota para siempre por la actitud del primero con
respecto a Robles y el desencanto del segundo por la causa comunista, actitud
que le llevará a un recelo posterior sobre la izquierda norteamericana.
En esta crónica se reconstruye de una
forma inteligente, en una acertada impostura, contada en una primera persona
sabiamente ausente, el mundo de las relaciones personales de no pocos nombres
conocidos que irán desfilando por estas páginas, desde la sombra de Antonio
Machado o Constancia de Mora, los papeles que desempeñaron Rafael Alberti y
María Teresa León, incluso Ricardo
Muñoz Suay o los norteamericanos Edmund Wilson y Malcolm
Cowley. Finalmente, Martínez de Pisón se compromete con su libro, Enterrar a
los muertos, a una simple justificación como la que se le supone a iluminar
el valor de una memoria, frente a esa rotunda frase puesta en boca del propio
Hemingway ante la negativa de Dos Passos de cejar en su propósito de esclarecer
la desaparición del amigo de juventud, «¿Qué es la vida de un hombre en un
momento como éste?». Tal vez nada, salvo el mérito de restablecer una verdad.
ENTERRAR
A LOS MUERTOS
Ignacio Martínez de
Pisón
Seix-Barral,
Barcelona, 2005
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