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UN LARGO VIAJE
Una Venecia monumental como trasfondo,
evocada desde una perspectiva idealista, un escenario que incluye el
sentimiento del amor y un romántico recuerdo vivido años atrás, sirven al
periodista y escritor Luis del Val (Zaragoza, 1944) para contar en su última
novela, Volveremos a Venecia (2005), una intensa relación amorosa y
varias historias de cierta intriga que, con protagonistas comunes, confluyen en
un relato de corte policíaco, con delincuencia internacional y tráfico de
armas, como algunos de los elementos más significativos, pero también para
mostrar el lado humano de las altas esferas de la judicatura, la política y las
fuerzas de seguridad del Estado.
En realidad, Luis del Val cuenta, en su
romántica visión de la ciudad de Venecia, la relación entre una joven juez,
Licia Basantes, destinada en un pequeño pueblo del Pirineo, Vallefrío, y el
comandante del puesto de la guardia civil, el sargento Antonio Marcopán. La
acción transcurre en la actualidad y pretende ser una reflejo de la sociedad
contemporánea con algunos recuerdos de un pasado, también, reciente cuando se
refieren a algunos de los hechos que justifican las acciones del presente,
sobre todo en el espacio geográfico del Pirineo núcleo donde debe centrarse la
acción de la novela porque los protagonistas, tanto el femenino como el
masculino, desempeñan ese otro papel sobre el que del Val construye su
historia: su circunstancia particular y profesional y la tórrida relación
amorosa y las consecuencias posteriores que se derivan de ella. Pero lo cierto
es que el relato pretende ir mucho más allá de esa secreta pasión vivida entre
el guardia civil y la jurista, para así
contar parte de un escabroso suceso ocurrido treinta años atrás que justifique
las intrigas llevadas a cabo en las altas esferas de la judicatura, con un trasfondo
de corrupción política que desemboca en delincuencia internacional. Al mismo
tiempo el escritor plantea el compromiso social que se establece en la relación
humana entre ambos amantes, una joven que ha pasado los mejores años de su
juventud consagrados a su carrera y descubre una pasión nunca entrevista, o el
maduro guardia civil que vuelve de un destino en el País Vasco y se ve
arrastrado por esa desatada pasión; el escritor, además, apunta, entre otras
muchas cosas, la esfera social desde donde proceden ambos para justificar
algunos de sus planteamientos. Quizá para dar credibilidad a una relación que
desde el principio está abocada al fracaso, pese a la obligada referencia a una
ciudad como Venecia, símbolo de una aventura que, al menos en el protagonista
masculino, le llevará a una desorientación
en su posterior vida.
VOLVEREMOS
A VENECIA
Luis
del Val
Sevilla,
Algaida, 2005
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