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viernes, 28 de abril de 2017

Jorge Carrión



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SIN FICCIÓN

       Una de las características más sobresalientes del libro que me ocupa, La brújula (2006), de Jorge Carrión, es esa extraña mezcla de convocar con su escritura el presente para, de una forma más desconcertante, llegar en ocasiones al pasado; en otra de sus páginas, Carrión afirma, con gran acierto, que quizá escribimos para entender lo que vivimos absurdamente. En ambos pensamientos, o mejor, en tan ajustadas precisiones mediría yo el valor de este extraño libro mezcla de relato de viaje, anotación de bitácora, ficción súbita, turismo a ultranza o tal vez reencuentro con esas realidades antes soñadas y nunca vividas.
       A partir de ese momento el curioso lector realiza, por cada una de las páginas de este libro, un desplazamiento tanto físico como literario, viajando por las rutas geográficas más insospechadas, las que oscilan entre el norte de África, la América Latina desde el  Norte al Sur o la China comunista y cultural, incluida una visita a su famosa montaña, Taishan, patrimonio de la Humanidad o a la Ciudad Prohibida de Beijing. Todo esto en variopintos ensayos de interpretación que incluyen testimonios vividos en los lugares elegidos y visitados,  crónica del lugar a medio camino entre la ficción y el periodismo. Y aunque en ambos casos, se trataría de un género ensayado desde varias generaciones atrás, Carrión es quien asume, en toda su extensión, el hecho de que la realidad forma parte inexcusable de la vida cultural presente y solo así habrá que entender sus textos reunidos en forma de libro que, además, titula La brújula como ese instrumento válido y necesario que nos acompaña para esa zona intermedia a que apela el autor, periodismo y literatura porque, entre otras cosas, la selección realizada por el propio autor incluye textos públicos, escritos con la urgencia de ser publicados en revistas y periódicos, y textos íntimos o inconfesables que preservan ese matiz esbozado de auténticamente literarios.
       Una interesante sección, titulada *Los emigrados+ disecciona las figuras de literatos u hombres tan dispares e interesantes como Roberto Bolaño, tan llorado por tantos amigos, Américo Castro, maestro de hispanistas, Saúl Bellow cronista de ciudades tan dispares como Chicago o Nueva York o el más sorprendente de los guionistas y cineastas argentinos Edgardo Cozarinsky.


       Y el guiño más original de Carrión lo aporta en su *Desnorte+ donde apunta otras tantas brújulas que tal vez lo lleven a otros tantos nuevos puntos cardinales y lo aguarden como viajero o como ensayista de ese tipo de textos que solo la vanidad le permiten publicar y que, de alguna de la mejor de las maneras, se encuentran en mitad de esa tierra de nadie con que siempre cuenta, tanto en su propia vida como en su literatura.







LA BRÚJULA
Jorge Carrión
Córdoba, Berenice, 2006

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