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Carmen Laforet, 1945 |
MUJERES
Carmen Laforet se iniciaba
literariamente con Nada, novela que obtuvo el primer Premio Nadal de
1944; después publicó La isla y los demonios (1952), La mujer nueva
(1955), La insolación (1962) y reunió en, La muerta (1952), La
llamada (1954) y La niña y otros relatos (1970), algunas colecciones
de cuentos, aunque pronto abandonó el género como el resto de su producción
literaria. En una proyectada recuperación de sus hijos, Cristina y Agustín
Cerezales, apareció Puedo contar contigo: correspondencia. Laforet/ Sender (2003)
y la novela Al volver de la esquina (2004). Ahora, Carta a don Juan.
Cuentos completos (2007) que recoge, por primera vez, la totalidad de los
relatos escritos por la narradora catalana a lo largo de su vida.
La editorial Menoscuarto iniciaba
en 2004 una excelente colección, «Reloj de arena» con la que pretende, y lo
está consiguiendo, publicar colecciones de relatos o antologías de calidad.
Hace unas semanas sorprendía con Viejas historias y cuentos completos
(2007), de Miguel Delibes y ahora insiste con Carmen Laforet, con prólogo de
Carme Riera y editado por Agustín Cerezales. Los cuentos recogidos van, como
señala Riera, de 1939, incluye uno de los más antiguos, «Leyenda de Alcorah» a
1955, con el inédito «Libertad», quizá uno de los últimos, fechado en el verano
del 54, y abandonado en un cajón; en un total de veinticinco. La edición de Carta
a don Juan. Cuentos completos queda divida en tres partes fundamentales:
una primera, catalogada como juvenil, incluye siete textos escritos entre 1938
y 1942; una segunda, de ocho relatos, de un período más breve, entre 1945 y
1951, recogidos por la autora en La muerta (1952) y posteriormente, dos
textos más, incluidos en sus Obras Completas I, proyectadas por Planeta
en 1957; y una tercera, otros ocho textos olvidados, escritos entre 1952 y
1955.
Sobre los cuentos de Carmen
Laforet, lamentablemente, poco estudiados y recogidos a lo largo de estos años,
cabría señalar que sobresalen en la creación de personajes femeninos, como
ocurría en sus grandes novelas. Contienen esa fina sensibilidad que nos permite
percibir la lógica interna de sus acciones, para así poder describir tanto los
ambientes en los que se mueven como sus sentimientos. Son personajes con vida
propia, obran con firmes convicciones y absoluta independencia, significativo
en el caso de tantas mujeres protagonistas y las situaciones por las que pasan
perfectamente escogidas: la sabiduría de las abuelas, el amor de una mujer
madura o la joven madre ante el primer día de clase de su hijo. Erna
Brandenberger lamentaba la escasa atención que había dedicado la autora al
género, quizá porque en su época muy pocas habían conseguido que sus cuentos
lograran unas protagonistas femeninas con tantas posibilidades. A través de los
cuentos de Carmen Laforet, señala Carme Riera, podemos asomarnos a la España del subdesarrollo
que tan lejana nos parece hoy.
CARTA
A DON JUAN
CUENTOS
COMPLETOS
Carmen
Laforet
Palencia,
Menoscuarto, 2007
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