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UNA APACIBLE SOCIEDAD
Cristina Cerrada (Madrid, 1970) ha ido
construyendo su mundo literario con una particular visión del mismo, es decir,
ha creado un espacio físico identificable socialmente pero con ciertos toques
que singularizan las actitudes y las relaciones humanas que ella describe tan
magistralmente. Aunque sus historias se contabilizan por los rechazos, los abandonos,
los sentimientos de culpa y de soledad de sus personajes, el patetismo de
algunas de las situaciones descritas o el fino humor con que imprime sus
páginas; y, aún más, una irónica visión de la sociedad y de las relaciones
humanas donde la estela del realismo sucio norteamericano campea por doquier.
Es este, sin embargo, su mayor acierto, su visión «sucia» de una sociedad en
permanente cambio como la nuestra y, por supuesto, con presupuestos diferentes
a los postulados en décadas anteriores.
Calor de Hogar S.A. (2005), su
primera novela, nos devolvía a los lectores esa posibilidad de mezclar ilusión
y realidad porque contaba la historia de un hombre incapaz de realizar el más
mínimo esfuerzo para cambiar el desarrollo y el orden en su vida; y ahora,
insiste en relatarnos un nuevo fracaso, el de un matrimonio que, pese a las
confusiones de su propia realidad, intenta sobrevivir y sobreponerse a sus
sentimientos. Alianzas duraderas (2007), su segunda novela, propone una
visión distinta sobre el matrimonio y las consecuencias que se derivan de esa
especie de intercambio en el que una de las dos partes siempre sale
perjudicada. Bernabé Leblanc es un cuarentón, investigador de Antropología,
expulsado de la universidad, que obligado por el paro termina supervisando
papeleras e inventariando contenedores para el MMU (mantenimiento de mobiliario
urbano); además, sus penurias económicas le llevan a mudarse a la casa de su
suegro con su mujer, sus cuatro hijas, una nieta y un desvergonzado yerno
colombiano. En plena crisis matrimonial con terapia propia incluida, una
antigua compañera, Pola Sincler, le ofrece volver a la universidad para
investigar el comportamiento homosexual de los etoro, una tribu casi
extinguida de Nueva Guinea. Pero a estas
alturas de su vida, casi derrotado, no se siente con fuerzas para iniciar una
nueva etapa, incluso cuando Pola se echa en sus brazos para volver a vivir una
antigua pasión. Luego estaría esa infidelidad que planea sobre la existencia
vacía de Bernabé que la autora aborda desde el sentimiento de culpa hacia
Estela y el resto de su familia, incluida la pequeña Cuqui, protagonista del
último guiño de la historia. Para rematar, una encuesta que postula cómo el
ardor romántico es algo lo suficientemente extendido como para hacer pensar en
un universal cultural, aunque en un estudio anterior, algunos antropólogos
ignoraban la evidencia del amor. Y lo mejor de todo, una irónica visión e
inteligente de la vida, una historia aderezada con una prosa ágil, amena, con
diálogos meditadísimos y desenvueltos, en consonancia con estos héroes anónimos
que luchan por sobrevivir.
ALIANZAS
DURADERAS
Cristina
Cerrada
Madrid,
Lengua de Trapo, 2007
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