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MINIATURAS
Hay que viene sosteniendo en estos
últimos tiempos que el microrrelato, los hiperbreves o los microcuentos son,
sin lugar a duda, la literatura del futuro, a tenor de las prisas y del escaso
tiempo de ocio del que disponemos a diario. Pero nada más lejos de esta
afirmación o consideraciones al respecto que para nada benefician a una
literatura ensayada por autores como Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca
y anteriormente buena parte de autores significativos del siglo XIX. Es
indudable que las editoriales, las revistas especializadas, incluso los suplementos
han incorporado textos de una extrema brevedad en estas últimas décadas y si se
me apura, insistentemente, en el último lustro, pero también habrá que apuntar
que algunos autores de relatos breves o de cuentos en su sentido más estricto,
siempre han incluido en sus colecciones relatos de una variada factura. Buena
cuenta de ello ha dado siempre, José María Merino (La Coruña, 1941) autor de una
amplia narrativa breve que demostraba un especial talento para el género en Días
imaginarios (2002) o Cuentos del libro de la noche (2005), además de
colaborar en numerosas antologías de las que se da cumplida referencia en el
final de este libro, La glorieta de los fugitivos (2007), en realidad,
recuento de esos libros señalados y algunos inéditos y dispersos, además de una
extraordinaria segunda parte titulada «La glorieta miniatura». Merino califica
a la criatura, como él la llama, de «nanocuentos» que es otra más de esas
definiciones que ya deambulan por ahí como microrrelato, minicuento,
minificción, minihistoria o cuento cuántico. En realidad, poco importa salvo
que los autores y, en este caso Merino lo hace sobradamente, otorgan categoría
a este género de la brevedad, como ese vicio o voluntad inconfesable para
someter al lenguaje a una extremada concisión.
Estos cuentos que se reúnen por primera
vez en un solo volumen tienen un hilo común conductor, al margen de su
brevedad, y es la extrañeza de lo cotidiano, el misterio que nos otorga nuestra
vida diaria, además de esos otros temas que literariamente hablando suelen
repetirse como la muerte, el horror, la historia, el sueño, la memoria y todos
aquellos aspectos que asolan a la existencia del ser humano con sus aciertos y
equivocaciones. Algunos son un fogonazo de ritmo expositivo que sorprenden por
la resolución de los mismos y en ellos, precisamente, se aprecia ese valor
anecdótico que el autor otorga a muchas de estas historias. La segunda parte contiene «veinticinco pasos»
que suponen su intervención en el Congreso Internacional de Minificción en la Universidad de
Neuchâtel, un auténtico ensayo sobre teoría lingüística y la necesidad de la
ficción como vivencia existencial paralela a la propia o, lo que es lo mismo, «la
ficción, —como señala el profesor Souto, alter ego, de Merino— primera sabiduría de la humanidad.
LA GLORIETA DE LOS
FUGITIVOS
José
María Merino
Madrid,
Páginas de Espuma, 2007
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