O
Optimismo
“He
llegado a la conclusión de que el optimista piensa bien de todo excepto del
pesimista, y que el pesimista piensa mal de todo, excepto de sí mismo”.
Gilbert
K. Chesterton
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Cuentos completos
La
vida de Rodolfo Walsh transcurrió entre momentos de tensión por su activa
militancia política y su vocación literaria. Así se deduce de la intensa
biografía que Viviana Paletta reconstruye para la edición de sus Cuentos
completos (2010), reunidos por primera vez, y de la que se desprende un
alto nivel de compromiso en su Argentina natal. En el prólogo titulado, «Walsh:
el oficio de narrar», Paletta nos acerca, con minuciosidad, a la biografía de
Rodolfo Jorge Walsh, nacido en 1927, en la provincia de Río Negro, cuyo padre,
de ascendencia irlandesa, pertenecía a la clase media rural. Durante su niñez,
la familia cambió en numerosas ocasiones de domicilio, y pronto el padre se
arruinó, por lo que el niño Walsh fue a parar a un colegio de huérfanos y
pobres, experiencia que trataría en sus cuentos. Hasta la década de los
cuarenta, no se trasladará a Buenos Aires para completar su educación
secundaria. A partir de 1944 empieza una actividad febril: intentará ingresar
en el Liceo Naval, trabaja para la Editorial Hachette,
participa en la
Alianza Libertadora Argentina, cursa algunas asignaturas en la Facultad de Humanidades,
y en 1950 obtiene una mención en el Primer Premio de Cuentos Policiales que
organiza la revista Vea y Lea. El relato se titula, «Las tres noches de
Isaías Bloom», que en el apartado «Otros cuentos» (1950-1967), de la presente
edición, aparece en sus dos versiones, la segunda, según Adolfo Pérez Zelaschi,
en Tiempo de puñales (1964). Desde 1951 se dedica al periodismo y
trabaja para, Vea y Lea y Leoplán, donde publicará cuentos,
artículos de crítica literaria y divulgación cultural. Sin embargo, 1956
marcará, de alguna manera, su vida porque denuncia la feroz represión que
siguió al levantamiento peronista del general Valle, y dio lugar a Operación
masacre (1957), un hito del género
testimonial en la literatura argentina, aunque posteriormente denunciará nuevos
crímenes, el «Caso Satanowsky», un abogado a quien los Servicios de
Inteligencia del Estado asesinan para hacerse con el poder del periódico La Razón. En 1959
viaja a La Habana
donde se hace cargo de la agencia de noticias Prensa Latina, empresa a la que
se sumarán grandes escritores del periodismo americano, García Márquez, Onetti,
García Lupo, Triveri, Díaz Range, citados por Paletta para ilustrar tan
importante paso en el argentino. De vuelta a Argentina intensifica su actividad
literaria, nuevos relatos de corte policíaco, obras de teatro (La batalla
y La granada (1965) y dos colecciones, fundamentales, de cuentos, Los
oficios terrestres (1965) y Un kilo de oro (1967).
Sus
continuas colaboraciones en la prensa lo señalan como la cumbre del periodismo
argentino, a las que, en ocasiones, añade fotografías que convierten sus
reportajes en auténtico periodismo gráfico sobre los temas más diversos (puede
verse al respecto, El violento oficio de escribir. Obra periodística,
1955-1977, publicado por Planeta, 1995, 438 págs, que Daniel Link amplia,
con nuevos textos, en De la Flor,
2008, 448 págs.). Volverá en numerosas ocasiones a Cuba, como jurado para el
Premio Casa de las Américas o en el Congreso Cultural de La Habana, en 1967. En 1969
publica un nuevo libro polémico ¿Quién mató a Rosendo?, donde acusará al
mayor representante de la burocracia sindical del momento, Augusto Vandor, por
su responsabilidad en el asesinato del dirigente metalúrgico Rosendo García, en
mayo de 1966. A
partir de 1970 milita en las Fuerzas Armadas Peronistas, y sigue publicando
notas sobre política internacional, y todo lo relacionado con América Latina.
El 29 de septiembre de 1976 cae en combate su hija Victoria, y en el contexto
de una desesperación y terror por este hecho, escribirá desde la
clandestinidad, hasta que cae en una emboscada, el 25 de marzo de 1977, no se entrega,
es acribillado a balazos, y su cadáver trasladado a la Escuela Mecánica
de la Armada.
Los
cuentos
La edición de Veintisieteletras
recoge sus colecciones publicadas, Variaciones en rojo (1953), Los
oficios terrestres (1965), Un kilo de oro (1967), Un oscuro día
de justicia (1973) y Otros cuentos (1950-1967), veintitrés relatos
publicados en Vea y Lea, Leoplán, Fénix, firmados, generalmente, con
seudónimo, e incluye las versiones de «Las tres noches de Isaías Bloom» (1950 y
1964), relato con que, según Viviana Paletta, Walsh ingresa en el mundo del
cuento, de corte policíaco, premiado por un jurado compuesto por Jorge Luis
Borges, Adolfo Bioy Casares y Leónidas Barletta. Sus modelos de escritura
iniciales son los maestros del relato breve en lengua inglesa: Ambrose Bierce,
a quien elogia en sucesivas ocasiones, aunque en sus narraciones se ve la
huella de Poe, sobre todo, para la construcción de sus textos breves, e incluso
a H.G. Wells y Jack London.
En Variaciones en rojo
aparece Daniel Hernández, el corrector de pruebas, que remite al Daniel
bíblico, el primer detective de la historia, según Walsh. El libro ofrece
textos clásicos, plagado de referencias literarias y guiños al lector;
sobresale su preocupación por el habla, cómo se cuestiona la justicia, y sobre
todo el humor. También el paisaje argentino está ampliamente tratado: su ciudad
natal, Choele-Choel, el litoral entrerriano, un pueblo perdido de Santiago y
esencialmente, la pampa donde ambientará el resto de sus colecciones, Los
oficios terrestres, Un kilo de oro y Un oscuro día de justicia.
Elige la pampa porque en ella el hombre se halla solo ante la inmensidad de una
geografía, se convierte en un ser silencioso e introspectivo, y sus eternos
interrogantes sobre el sentido de la vida se confunden con el paisaje, de
manera que la naturaleza adquiere atributos tanto de irrealidad como de
animismo. Los ejemplos son numerosos, «Los nutrieros», «Cartas», «Fotos», y esa
veneración por la tierra en «Los dos montones de tierra». Con el paso de los
años, Walsh irá sometiendo su escritura a una extrema labor de depuración,
ejercerá un dominio de la condensación y la elipsis, así como un mayor examen
social y denuncia política que estrecharán la relación entre el hombre y el
paisaje. Resulta curiosa la denominada «saga de los irlandeses» que recupera la
infancia del escritor en los cuentos: «Irlandeses detrás de un gato», «Los
oficios terrestres» y «Un oscuro día de justicia», ambientados en un internado
de curas, retratan al Walsh más alegórico.
La
obra de Rodolfo Walsh ha sido valorada desde distintos ángulos: su obra
testimonial, su periodismo de acción, sus inconfundibles crónicas, o el cultivo
de un género popular, el relato policíaco, sin olvidar que forma parte de una
significativa generación argentina del 50, que incluye a David Viñas, Haroldo
Conti, Di Benedeto y Andrés Rivera, conocida como los «parricidas» por su
intención de rebelarse contra todo, superar modelos anteriores, y por su fuerte
compromiso político y social.
Rodolfo
Walsh, Cuentos completos; ed. y prólogo de Viviana Paletta; Madrid,
Veinsieteletras, 2010; 644 págs.
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