EPISTOLARIOS
Dentro
de unos años, cuando la era de la inmediatez sea una constante, volveremos la
vista atrás y pensaremos en algunos de los epistolarios ilustres que a lo largo
del XX, y aun a comienzos del presente XXI, hayamos podido leer, publicados por
editoriales con ese mimo característico que se otorga a la edición de dichos libros, que reconstruyen fragmentos de
vida a través de una correspondencia o, de alguna manera, revelan la
procedencia de muchos de los temas de esas novelas universales, así como
algunos de los secretos de auténticas vidas privadas.
En
estos últimos meses, y a manera de recuento, nos sorprendían las Cartas (D´Época, 2012) de Jane Austen,
quien aseguraba “hacer todo lo posible para que su carta fuera más digna de la
aprobación de su destinatario”; la edición reúne170 misivas que hablan de Orgullo y prejuicio, Emma, o Mansfield Park. De nómada y aventurero
ha sido calificado, literariamente, Bruce Chatwin, joven escritor que
recorrería el mundo con una pasión casi suicida, que finalmente le llevaría a
la muerte, tras entregar algunas de las auténticas maravillas de la literatura
de viajes, En la Patagonia (1977).
Cruzó cartas con James Ivory, Susan Sontag o Roberto Calasso, y en Bajo el sol (Sexto Piso, 2012), su viuda
recopila gran parte de ellas. Si alguien no se emocionó con Memorias de África (1937), en Cartas desde Dinamarca (Nórdica, 2012),
Isak Dinesen, se nos descubre una personalidad que mantuvo una singular vida,
así como el proceso de su formación literaria. Se conocieron en 2005, y desde
entonces Coetzee le propuso a Auster iniciar un diálogo epistolar sobre los
temas de actualidad que a ambos preocupan: Aquí
y ahora (Anagrama, 2012), sorprende por su variedad temática: paternidad,
infancia, amor, matrimonio, conforman estas páginas.
Sábado, 23 de febrero,
2013; pág. 8
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