REALISMO SOCIAL
Social,
en su amplia acepción, es aquello que pertenece, o es relativo a la sociedad, y
respecto a novela social señala la injusticia, la desigualdad o el
anquilosamiento que sufre la sociedad, con un evidente propósito de crítica.
Estos breves apuntes para dejar constancia de la desaparición reciente, hace
unos días, de Armando López Salinas (Madrid, 1925-2014), el celebrado autor de La mina (1960) donde se novela los
abusos de una empresa minera y las condiciones injustas de los mineros. Curioso
el énfasis expuesto por López Salinas: alejarse de un episodio epopéyico o
universal acerca del trabajo del obrero, y mostrar la dureza para realizarlo.
Para el narrador, el proletario debe luchar por el progreso, de una forma
material y conseguir mejoras laborales y vitales. Joaquín García, granadino,
abandonará su tierra y a lo largo de los tres episodios, “La huída”, “La
cuadrilla” y “El hundimiento”, experimentará cómo sus ansias de mejorar sus
condiciones de vida se derrumban cuando tras su paso como caballista, forma
parte de la cuadrilla que baja a la cuarta galería y sus condiciones se van
endureciendo; “intensidad de calor”, “falta de ventilación”,
“inseguridad”, “humedad en el ambiente”
y “el tufo”, de heces, humanas y animales, agua estancada, sucia, y podrida.
Armando
López Salinas practicaba una literatura incómoda que lo había olvidado durante
las últimas décadas, y Akal devolvía al panorama literario hace, en una nueva
edición de La mina (2013), anotada por
David Becerra, quien asegura que la novela escenifica la lucha de clases
durante los años de bisagra entre el abandono de la economía autárquica y los
primeros pasos hacia el «desarrollismo» económico, que inserta la España de Franco en la
órbita del bloque capitalista.
Sábado, 5 de abril, 2014, págs. 8
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