Svenja Leiber
En Los tres violines
de Ruven Preuk (MALPASO, 2014), la escritora alemana Sevenja Leiber aborada
la realidad actual de su país a través de un virtuoso de la música.
Svenja Leiber
(Hamburgo, 1975), creció en el norte de Alemania, hoy vive en Berlín con sus
marido y sus dos hijos. Publicó un primer volumen de relatos, Luz de lata, 2005, y cinco años después
su novela, Shipino (2010). Ahora
publica, Los tres violines de Ruven Preuk
(Malpaso, 2014) en nuestro país, y la crítica señala que “con su nuevo libro, Svenja Leiber presenta una novela de prosa
sustancial: mientras que a su alrededor, todo un país, sigue a un músico
excepcional frente a las probabilidades que demuestra con su talento”.
¿En qué momento se encuentra Alemania, literariamente hablando?
Difícil de responder. Un país, una
nación, rara vez se encuentra en un momento concreto, yo lo veo más bien como
en un proceso. En términos generales, es un país muy preocupado por (que tiene
muy en cuenta) su pasado. Se puede observar en la literatura, por supuesto.
Pero en la actualidad hay entre los escritores jóvenes una discusión sobre los
valores y las circunstancias de la llamada literatura política. Yo me siento
muy marginada/sola porque muchos de mis colegas no sienten la necesidad de relatar
y escribir sobre cuestiones políticas. No lo puedo entender.
Voces cuestionan una literatura alemana antes y después de
la caída del Muro, ¿qué nos puede decir al respecto?
Es cierto que hay una diferencia entre
la literatura alemana antes y después de la caída del Muro. Echo de menos
muchas de estas voces importantes de la RDA. Por un lado, la literatura de la resistencia
de Alemania del Este perdió su temática cuando se abrieron las fronteras, pero
estoy segura que todavía tendrían mucho que decir sobre la sociedad
contemporánea. Desafortunadamente, el sistema occidental eliminó a muchos de
ellos.
Centrándonos en su obra, ¿su literatura es el fruto de
contar todo un fracaso social?
Sí, es cierto. En mi escritura escribo
las condiciones de los fracasos de la sociedad. Quizá el problema es que
sociedades que funcionan bien, como los aborígenes, tienen que ser destruidas,
como si no estuviera permitido estar
bien. Siempre intento describir el ser humano como el único que crea un espacio
mínimo para actuar y resistir frente a estos problemas. Busco la dignidad y un
tipo de libertad.
Se lo pregunto porque la historia de Ruven va más allá de
la pura anécdota del personaje, ¿es así?
Las anécdotas son como las ruedas que
tiran de la narración, el verdadero contenido. Espero que los lectores no se
queden sólo con las “ruedas”. Quiero que se dejen llevar por mi historia.
Puedes leer mis novelas en diferentes niveles. La obra trata sobre el
desarrollo, sobre la crítica a la sociedad, es una historia de amor, una novela
en un pequeño pueblo – pero antes que nada
es un intento de transformar la música en lenguaje.
Al final de la novela, Los tres violines de Ruven Preuk,
el protagonista, se convierte casi en un héroe, o al menos es un superviviente,
¿existe hoy esa necesidad en Alemania de dar carpetazo a toda una historia
reciente?
No, Ruven no es un héroe, en absoluto.
Para mí más bien es finalizar, acabar con el heroísmo. Ruven no recupera nada
después de más de un siglo enfermo y destruido. Las cicatrices todavía están
ahí. Ruven se hiere a sí mismo al final: en lugar de perdonar, actúa por
venganza. Era su última oportunidad para hacer algo diferente y la
desaprovechó. Creo que la nación alemana depende del hecho que el resto del
mundo sea capaz de perdonar. ¿Pero es eso posible? Quizá tras si cambiase
completamente hacia una sociedad de paz; pero en este momento no lo veo así. La
nación alemana es, como muchos otros países occidentales, una potencia que
explota al resto del mundo..
La música es el motivo, o tema esencial del relato, ¿por
qué?, y dígame si ¿consideró usted algún otro?
¡El segundo tema central son las
mujeres! Y el amor. Y podría responder tímidamente que la música no es otra
cosa que amor.
¿El personaje Ruven Preuk es un virtuoso del violín que no
percibe que se aleja de la gente, y solo al final de la novela lo comprende?
La distancia y la soledad; eso es de lo
que se da cuenta constantemente. Al final de la novela tiene que entender que
el amor humano es más que amar la música. No olvidemos que fue tocado por la
crueldad de la historia. Donde muchas cosas han sido “amadas” y “adoradas”,
cualquier cosa menos la humanidad
Su literatura es un ajuste de cuentas con el pasado, y
quizá ¿por eso con la vida y acciones de Preuk contribuye usted a cerrar viejas
heridas?
Si, eso es cierto, yo contribuyo a
mantener estas heridas abiertas. Es un intento.
Permítame decirle que tiende al detalle en su novela, y en
numerosas páginas resulta fría y calculadora, ¿quizá porque quiere contarnos la
trastienda de la Historia?
Me conmociona que la crueldad y la
banalidad estén tan cerca la una de la otra. Por eso he intentado extenderme en
los “fríos” detalles. Tengan en cuenta que en el jardín de los vecinos de mi
familia había un corral de patos donde vivían mujeres polacas que trabajaban
como esclavas... Cuando yo era pequeña
solía jugar ahí…
Siguen teniendo ustedes mentalidad de derrotados, ¿algo de
esto trasciende en su novela porque para Preuk al final ya casi no le importa
la música?
Al final de la novela, el cuerpo de Ruven
es un espejo de la guerra. Yo no quería darle a la guerra una “historia”, es
imposible. Pero la guerra destruyó una generación entera (y a las siguientes) y
a su cultura. Por eso intento imitar o hacerme pasar por Ruven.
En realidad, en su relato, ¿Preuk encarna la bondad y
Fritz la maldad?
No, son algo así como una pareja. Esta
pareja muestra dos caminos diferentes. Fritz se vuelve malo porque amaba a
Ruven sin recibir respuesta. Por otro lado, Ruven era demasiado joven e ingenuo
para comprender su responsabilidad hacia Fritz y la oportunidad de ayudarle.
Esto es lo que yo llamo destino real: como hilos entre seres humanos que quizá
son más viejos que esas mismas personas.
Ha culminado usted un sueño propio escribiendo una novela
como Los tres violines de Ruven Preuk?
Mis sueños son
realmente sueños. No son para hacerlos realidad. Y ni siquiera lo intento. A
través de la escritura más bien quiero entender algo. Escribir es (estar
involucrado en la pregunta sobre) preguntarse quiénes somos. Espero que esto dé
lugar a muchas más novelas en las que
aparezcan/surjan diferentes maneras de escribir.
Pues que siga con esos sueños. Es cierto, a veces es mejor no aspirar a que sean realidad.
ResponderEliminarMª Ángeles.