Bianca Aparicio Vinsonneau
“Soy una enamorada de África. Es
un lugar con un magnetismo especial, y cuando te agarra, ya no te suelta”.
Bianca Aparicio Vinsonneau (Alicante, 1983), cursó estudios superiores
diplomándose en Óptica y Optometría y en Magisterio, Lengua Extranjera. Ha
colaborado como voluntaria en varios proyectos en el continente negro,
relacionados con la educación infantil, la sanidad y el emponderamiento de la
mujer. Perfeccionista e inquieta, está decidida a exprimir la vida y disfrutar
de cuanto esta ponga a su alcance. Su primera novela, Las Sombras de África, nace de esos intensos viajes por cuatro de
los cinco continentes. En 2014, Ediciones Cardeñoso publica su relato corto
titulado Fantasmas. Miembro de La Tertulia Literaria
de Guardamar del Segura (Alicante), se encuentra inmersa en su próxima novela.
Un primer propósito ¿qué le pide
usted a la literatura?
Que me emocione, que me haga sentir,
disfrutar, reír y llorar... A la literatura le pido lo mismo que a la vida.
Se lo pregunto porque para contar
una historia como Las sombras de África (2014)¿hay que viajar hasta allí?
África es mi segunda casa, llevo más de
ocho años colaborando como voluntaria en ese continente. Para escribir sobre
algo hay que conocerlo en profundidad; sólo así se consigue que el lector
admire paisajes de países que nunca ha visitado, saboree comidas con
ingredientes desconocidos, escuche la música de un idioma que no es el suyo o
se pierda en las sonrisas de que gente que no conoce. Me encanta cuando un
lector me comenta que, gracias a la novela, ha viajado a África.
Cuando uno termina de leer su
novela se pregunta ¿cuánto hay de verdad y cuánto hay de mentira?
Lo cierto es que hay de ambas. Escribir
una novela te permite jugar con los límites entre realidad y ficción, hasta que
en ocasiones llegan a confundirse. La trama es completamente imaginaria, pero
muchos personajes o hechos no lo son.
¿No es realmente otra novela más
sobre la esclavitud?
Estas páginas encierran mucho más que
una historia sobre la esclavitud. Si bien es cierto que se trata del hilo
conductor, hay otras cosas que
sorprenderán al lector.
Se alternan dos historias para
justificar su relato, ¿ambas son necesarias, y hasta qué punto?
Siempre me ha parecido curioso cómo un
desconocido puede afectar y cambiar toda nuestra existencia, incluso si esa
persona vivió hace doscientos años. Para Claudia, cruzarse por azar con la
historia de Kofi supone un antes y un después en su vida, un terremoto que la
sacude desde los cimientos.
La historia de Kofi resulta
dolorosa, cruel, extremadamente dura, ¿cuánto hay de fondo histórico?
Kofi no existió realmente, y al mismo
tiempo hubo miles como él. La vida en el castillo de Cape Coast se dividía en
dos mundos: en uno estaban los calabozos subterráneos, donde permanecían los
negros encerrados a la espera de ser embarcados rumbo a América, y otro muy
distinto era el que existía sobre el nivel del suelo. Allí vivían los oficiales
británicos que trabajaban rodeados de lujos: las últimas novedades literarias,
tejidos de calidad traídos por los buques de sus rutas por las Indias,
cristalería fina y cubertería de oro. De la mano de Kofi pasamos de uno, oscuro
y cruel, al otro, no menos difícil para él, en el que debe aprender a moverse
con astucia para conseguir sobrevivir mientras espera la oportunidad que tanto
ansía: la que le devuelva la libertad.
La antropóloga Claudia Carpio
viaja hasta Ghana para escribir sobre la esclavitud, pero ¿qué encuentra
realmente allí?
Yo creo que encuentra lo mismo que la
mayoría de los que viajan hasta allí: a sí misma. Un viaje tan intenso puede
suponer que todo tu mundo quede del revés y tengas que aprender a recolocar
cada cosa, ocupando un lugar diferente, pues tu escala de valores queda
trastocada sin remedio. Descubre que hay más mundo que su despacho y los libros
que se amontonan en su mesa. Por primera vez se siente viva.
Kofi sobrevive ayudado por buenas
gentes, Claudia lo hace de igual modo, salvando las distancias, ¿ha establecido
usted ciertos paralelismos en ambos personajes?
Ambos se encuentran con gente que les
ayuda, pero también hay personajes que incluso hacen peligrar su integridad
física. No es más que un reflejo de la variedad en la naturaleza humana.
¿Se planteó usted desde el
principio la necesidad de echar mano de personajes reales para verificar su
historia?
Lo cierto que es que tuve muy pocas
cosas planeadas desde el principio, surgió un día sin más, de una espontánea e
irrefrenable necesidad de escribir. Cuando empecé, no tenía cerrada la trama ni
los personajes, sólo me senté y empecé a teclear, y la novela fue apareciendo
ante mis ojos. Pero es cierto que necesité documentarme en profundidad, y fue
durante ese proceso cuando descubrí que habían ciertos hechos y personajes
históricos tan fascinantes que no me quedó más remedio que hacerles un hueco,
creo que eso ha enriquecido mucho el resultado final.
Al hilo de un diario, en el caso
de Kofi, usted plantea algo de intriga o incertidumbre en la investigación de
Claudia, ¿complemento necesario para su argumento, o truco para mantener al
lector intrigado?
Como comentaba anteriormente, la historia se
ha creado a sí misma, casi sin mi ayuda. Hay veces que pienso que yo no era una
autora en busca de algo que escribir, más bien me da la sensación de que era
Las Sombras de África quien buscaba a alguien que pudiera escribirla… y me
encontró a mí. Aunque el elemento de suspense que hay en la investigación de la
antropóloga es adictivo, no he utilizado trucos para que sea comercial y acabe
en best-seller, sino que me he dejado
llevar. Sólo he procurado crear una historia con la que yo disfrutara como
lectora.
Tanto Kofi como Claudia viven su
propia historia, incluido un amor, un paralelismo alejado en el tiempo, ¿una y
otra se justifican por sus protagonistas?
Son dos relaciones complejas, cada una
por motivos distintos, que reflejan el carácter de quienes las viven. Claudia
encuentra algo que no buscaba, y que la perturba en gran manera, mientras que
Kofi lucha por recuperar lo que le ha sido arrebatado, y es el recuerdo de ese
amor lo mantiene vivo.
Piensa usted que aun quedan
“sombras en África”.
Sin duda. Por desgracia las hay por todo
el mundo, y en especial en ese continente. Aunque no debemos olvidar que todos,
de una manera u otra, podemos poner nuestro granito de arena para ayudarles.
Después de la aventura africana,
¿qué le ocurrirá, literariamente hablando?
Estoy empezando a trabajar en un nuevo
proyecto que me tiene fascinada. No quiero adelantar demasiado, pero estoy
segura de que esta próxima novela me hará disfrutar mucho… y espero que le
ocurra lo mismo al lector.
Y una última pregunta, ¿lo suyo es
auténtica pasión por África?
Sí.
Rotundamente sí. Soy una enamorada de África. Es un lugar con un magnetismo
especial, y cuando te agarra, ya no te suelta… como la novela.
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