MAUTHAUSEN
Alrededor de unos 7.000
republicanos españoles convivieron en el campo del horror de Mauthausen,
situado cerca del pueblo austríaco que bordea el Danubio, junto a la industrial
Linz. Cuando el 5 de mayo de 1945 dos patrullas americanas liberaron el lugar,
habían sobrevivido a la barbarie nazi apenas 2.184 prisioneros. Los españoles
llegaron hasta allí en pequeñas expediciones: en agosto de 1940, un total de
398, unos días después, otros 377, un nuevo grupo de hombres y adolescentes,
927 bajaron en la estación de Mauthausen, camino de Irún, y en diciembre de
1941, llegaron otros 342. La cifra entre 1940 y 1941 oscilaría entre los 2.240
del primer año, y los 4.570 del segundo. La concentración de republicanos
españoles se explica por la potencialidad que las SS vieron como buena mano de
obra para la explotación de la cantera y el empuje de proyectos de crecimiento
del recinto. Colaboraron en la construcción del muro de piedra, las torres de
vigilancia, los crematorios, las cámaras de gas, la lavandería, las duchas y la
cocina, además de nivelar el camino e igualar una escalera (de la muerte) de
186 peldaños por la que se accedía a la explanada desde la cantera.
El violinista de Mauthausen (2010),
de Andrés Pérez Domínguez, recrea el París ocupado, el Berlín en ruinas, y
parte del relato se detiene en la dura subsistencia en el campo de exterminio,
y además ofrece un triángulo amoroso:
Rubén, Anna, Bishop, visto desde el horror de una guerra. Se han realizado ocho
reimpresiones, ahora aparece una edición especial homenaje que, desde aquí,
recomiendo vivamente.
Sábado,
20 de noviembre, 2010; pág., 8
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