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martes, 23 de diciembre de 2014

TRAVESÍAS



MAUTHAUSEN
          Alrededor de unos 7.000 republicanos españoles convivieron en el campo del horror de Mauthausen, situado cerca del pueblo austríaco que bordea el Danubio, junto a la industrial Linz. Cuando el 5 de mayo de 1945 dos patrullas americanas liberaron el lugar, habían sobrevivido a la barbarie nazi apenas 2.184 prisioneros. Los españoles llegaron hasta allí en pequeñas expediciones: en agosto de 1940, un total de 398, unos días después, otros 377, un nuevo grupo de hombres y adolescentes, 927 bajaron en la estación de Mauthausen, camino de Irún, y en diciembre de 1941, llegaron otros 342. La cifra entre 1940 y 1941 oscilaría entre los 2.240 del primer año, y los 4.570 del segundo. La concentración de republicanos españoles se explica por la potencialidad que las SS vieron como buena mano de obra para la explotación de la cantera y el empuje de proyectos de crecimiento del recinto. Colaboraron en la construcción del muro de piedra, las torres de vigilancia, los crematorios, las cámaras de gas, la lavandería, las duchas y la cocina, además de nivelar el camino e igualar una escalera (de la muerte) de 186 peldaños por la que se accedía a la explanada desde la cantera.
          El violinista de Mauthausen (2010), de Andrés Pérez Domínguez, recrea el París ocupado, el Berlín en ruinas, y parte del relato se detiene en la dura subsistencia en el campo de exterminio, y además ofrece un  triángulo amoroso: Rubén, Anna, Bishop, visto desde el horror de una guerra. Se han realizado ocho reimpresiones, ahora aparece una edición especial homenaje que, desde aquí, recomiendo vivamente.



           Sábado, 20 de noviembre, 2010; pág., 8

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