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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Miguel Ángel Muñoz



M
Mundo
“Es culpa mía, culpa mía personal, si el mundo va mal”.
                                       Fiódor Dostoyevski


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La familia del aire


       Miguel Ángel Muñoz afirma que, el escritor necesita explicarse, aunque haya casos en los que se hace voto de silencio, confiando en la capacidad de un libro para decirse a sí mismo. Y añade que, aun quedan algunos escritores, ilusos soñadores, con la convicción de que sus libros bastan, que dicen lo que el escritor no puede añadir, e insiste en que hablar sobre un libro es desnudar un misterio. No sabemos muy bien si por este u otro motivo, o porque se trate de un campo de experimentación, el cuento, de lento aliento, sigue dando la batalla en el panorama literario español y alguien como Miguel Ángel Muñoz  (Almería, 1970), se arma de valor y reúne una singular colección de entrevistas que ha titulado, La familia del aire (2011). Autor de dos colecciones de relatos, El síndrome Chejov (2006) y Quédate donde estás (2009), en su aun breve, pero intenso esfuerzo por/para el cuento, ha sido incluido en varias antologías de renombrado prestigio, Macondo boca arriba (2006), Ficción Sur (2008),  Microrrelato en Andalucía (2009), Ellos y Ellas (2010), Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español (2010) y Pequeñas Resistencias 5. (2010), y mantiene desde 2006 un blog-literario dedicado, exclusivamente, al cuento, que se ha convertido en un espacio de referencia del género durante estos últimos años, donde publica noticias, reseñas, pequeños artículos y apreciaciones, o incluso narraciones breves, que han ido apareciendo, en una variada y dosificada ejemplaridad, además de una serie de entrevistas a los escritores de cuentos más representativos de las últimas décadas, incluídos aquellos que desde el punto de vista de la historia literaria se les califica como «decanos» o «hermanos mayores» con una ya considerable e importante obra breve narrativa en su haber.
         El difícil arte de la conversación/ entrevista se concreta en la habilidad y en la inteligencia de quien pregunta y, sobre todo, en su relación con la obra del autor y el análisis pormenorizado que se hace de ella, combinando las preguntas de carácter más particular con otras más generales que determinen esa complicidad entre entrevistado/ entrevistador en toda su extensión para que cuando, uno termine de leer, sienta la sensación de asistir a la amena charla de dos amigos que se sabe tienen notables puntos de vista en común. En realidad, La familia del aire es el resultado de treinta y seis entrevistas a cuentistas de varias generaciones de narradores y de temática tan amplia, diferente y sorprendente que casi se podría agotar el género con la lectura de estos autores, porque oscilan entre la coherencia de José María Merino, el reconocimiento de Cristina Fernández Cubas, el equilibrio de Soledad Puértolas, la evolución magistral de Enrique Vila-Matas hasta llegar a los hermanos mayores: Carlos Castán, Eloy Tizón y Juan Bonilla, o la incorporación de algunos nombres que, a lo largo de los noventa, figuraron con voz propia: Hipólito G. Navarro, Gonzalo Calcedo, Ángel Zapata, Fernando Iwasaki, Mercedes Abad, Guillermo Busutil, o un no menos interesante, y recientemente incorporado, Javier Sáez de Ibarra. El resto oscila entre la visión de lo fantástico, Olgoso, Moyano y Muñoz Rengel, pasando por esa doble dirección ensayada, según, el autor, en autores como Jordá, Luisgé Martín, Orejudo o Menéndez Salmón. Entre los estrictamente narradores de variada factura, nombres más jóvenes y recientemente incorporados al panorama breve, Cristina Grande, Francisco Afilado, Pepe Cervera, Ibán Zaldua, García Antón, Tornay, un olvidado Hatero, Pilar Adón, Mercedes Cebrián, Bilbao, Patricia Esteban Erlés, Ferrando, Sara Mesa y Andrés Neuman, para acabar el recuento con un final de lujo, la voz del maestro silencioso, Juan Eduardo Zúñiga. Un apéndice útil completa la sorprendente nómina: un índice de personas, revistas, editoriales y obras; una referencia bibliográfica de autores y obras cuando aparecen en las entrevistas y, en tercer lugar, una amplia bibliografía de los entrevistados, ordenados por fecha de nacimiento, en la que se han listado todos sus libros de cuentos, incluso se añaden aquellos publicados posteriormente a la fecha  de la entrevista para que los lectores puedan hacerse una idea de la evolución de la obra del narrador.



   Cada entrevista, señala el autor, tiene su pequeña historia. Aunque lo que queda de manifiesto, una vez leído este voluminoso libro, es la generosidad de los entrevistados y el rigor del entrevistador, porque ordenados y leídos estos cuestionarios en un progresivo interés, se percibe la voz de los escritores y el trasfondo que subyace en sus libros, aflora además en buena parte esa vulnerada vida o existencia que supone su forma de ser, y solo así entendemos esa otra mirada a sus manías y ambiciones, las suficientes para embarcarse en esa fantástica aventura de escribir, como el propio Miguel Ángel Muñoz señala. Es entonces cuando, como lectores cuanto afirman o niegan cada uno de ellos nos servirá a nosotros para volver la vista y observar la cantidad de historias que en estos últimos veinte años se vienen escribiendo, y además muy bien. Constatado este hecho, como afirma el entrevistador, cuando menos lo esperemos, mientras descansa La familia del aire sobre nuestra mesa, escogeremos un cuento al azar y comenzaremos a leer. 


LA FAMILIA DEL AIRE
Entrevistas con cuentistas españoles
Miguel Ángel Muñoz
Madrid, Páginas de Espuma, 2011

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