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viernes, 29 de julio de 2022

Cuaderno en blanco

Julio, 2022 Un mes de calor y ausencias, la peque de la casa que nos ha traido la felicidad y la alegría durante unos días. Los días extremadamente calurosos avanza sin nada destacable o reseñable, algunas lecturas tímidas y el propósito de leer un libro de cuentos por encargo, Ustedes brillan en lo oscuro, de Liliaba Colanzi que debo reseñar para Turia. El mes lo compartiré con la lectura para el Club, Crimen y vastigo, un clásico de todos los tiempos, una relectura para la vuelta de los meses de calor. La ola de calor de temperaturas extremas provoca ansiedad y esa concentración que se supone a diario, y ala espera de un tiempo m ás benefactor transcurren los días de julio que nunca recordamos con tanta intensidad. Los cuentos de Colanzi se suceneden en una lectura pausada y concreta. Se sucenden los días lentos y poco edificantes.

miércoles, 20 de julio de 2022

Hoy tomo café con…

 

Carmen Canet

 

La intención de los aforismos es que calen sutilmente y que por un momento den que pensar, nos remuevan un poco, nos lleven a reflexionar en cosas que habíamos olvidado pero que estaban ahí”.

 

 


 

       Carmen Canet (Almería, 1955), y afinca­da en Granada. Doctora en Filología Hispánica. Profesora, crítica literaria y ensayista, labor que ejerce desde 1980, colaborando y publicando en distintos medios y editoriales. Su obra aforística: Malabarismos (2016), Luciérnagas (2018), La brisa y la lava (2019), Olas (2020), Legere, eligere (2021), Monodosis (2022), Cóncavo y convexo (2019), jun­to a Javier Bozalongo, e Interruptores (2022), junto a Ricardo Virtanen. Incluida en diversas antolo­gías de poesía y aforismos. Ha editado la obra de Luis García Montero (2017), de Dionisia García (2019) y de Ramón Eder (2022). Así como las an­tologías, Espigas en la era. Micropedia de Aforis-tas vivos (2020), No es tiempo de abrazos (2020), Maternidades (2021, y la antología bilingüe espa­ñol-alemán, Spanischprachige Aphorismen (2021). Actualmente dirige la Colección de Aforismos «Altoaire», de la Editorial Libros del Aire.

 

El horizonte habitual de las palabras, ¿se ensancha, de alguna manera, en sus libros de aforismos?

       Puede parecer paradójico pero es así. Sabemos que un ingrediente del aforismo es la concisión y la sugerencia, se trata de que la frase sea lo más breve, de decir lo menos posible pero con la intención de decir más. Así lo manifiesto en uno de ellos: El aforismo es un camino estrecho que nuestra mente ensancha.

 

Se lo pregunto porque ha hecho usted del género el sentido final y exclusivo de su creación literaria, ¿es así?

       Desde joven he sido una lectora incansable de los grandes maestros, aparte claro de otras lecturas, lo que me ha llevado al estudio de este tipo de escritos y, también de forma natural a la tarea de escribirlos. Comencé en los 80 a colaborar en revistas literarias. La crítica literaria, el ensayo junto con publicaciones didácticas por mi condición de docente ha sido mi quehacer literario. Escribo poesía y estoy incluida en diversas antologías, quiero reunir y tengo en preparación para un futuro, un libro. Pero sí, el aforismo como creación, su estudio y la edición sobre esta escritura breve es ahora mismo a lo que más tiempo le dedico.

 

El aforismo es, en definitiva, esa lluvia fina que cala en nuestra sensibilidad, y aún más en nuestro pensamiento.

       Esta es la intención de los aforismos, que calen sutilmente y que por un momento den que pensar, nos remuevan un poco, nos lleven a reflexionar en cosas que habíamos olvidado pero que estaban ahí. Incluso hay frases que afirman y que parecen certezas pero que están destinadas para provocar en el lector una respuesta, que a veces se pueden convertir en una incomodidad.

 

Sus nuevas entregas, una compartida, Interruptores (2022), con Ricardo Virtanen, y dos originales, Monodosis (2022) y Cipselas (2022), ¿son una firme apuesta para esta primavera?

       Son mis nuevas criaturas que debido a la pandemia se han juntado, estas aglomeraciones no me gustan porque a los libros se les deben dar sus espacios y de esta manera se solapan. Pero las circunstancias que hemos padecido son las que son. Van a convivir bien porque les voy a dedicar a cada uno su tiempo. Interruptores, escrito junto a Ricardo Virtanen es un libro que llevábamos escribiendo hacía dos años, reflexiona sobre un tema recurrente de la literatura, las luces y las sombras en nuestra vida. Lo terminamos a finales del 21, y Sonámbulos Ediciones nos acogió felizmente y aquí está. Monodosis, por motivos obvios ha estado retenido un año y medio y Trea Ediciones ha podido y querido que vea la luz ahora, es un libro casi temático, centrado en frases que contienen las dosis necesarias para vivir mejor, diría que tiene un ingrediente terapéutico. Y Cipselas es el libro que tenía previsto para este 2022, son más de cuatrocientos aforismos que recorren todos los temas con los que nos tropezamos en nuestra existencia y que la Editorial Polibea, en su colección ‘Pensar de lo breve’ ha tenido a bien publicarlo.

   

¿El aforismo equivale, de alguna manera, a un diálogo?

       El aforismo actual, a diferencia del clásico, es una frase abierta, tiene un componente fundamental, su carácter dialógico, conversacional, confesional. En algunos aforismos lo expreso: ‘Los buenos aforismos dejan siempre la puerta abierta. Y las ventanas.’, ‘Desde el principio el aforismo tiene una dedicatoria: al lector.’, ‘Los aforismos dicen y escuchan: conversan.’

 


Lo cotidiano, lo diario, las pequeñas cosas, ¿forman parte del concepto aforístico y esa es su intención última?

       El aforismo contemporáneo es un diario del pensamiento que trata de acercarse a los hechos  cotidianos que nos suceden, y a veces se nos olvidan. Tratan a través de lo cercano de comprender mejor este mundo, repleto de prisas, lo que provoca desatender a las pequeñas cosas que son realmente las importantes.

 

¿Un libro como Monodosis nace de la observación de la realidad?

       Así es, los aforismos que contiene este libro nacen de lo que vivimos diariamente, surgen en la calle, hablando con los amigos, viendo una peli o serie, leyendo, cocinando, incluso en un bar. Son retazos de vida, recuerdos  que afloran en cualquier momento.

 

Y, de alguna manera, ¿ofrece esa señal en el tiempo con un propósito claro, como deja dicho en el prólogo, “ofrecer al lector líneas de palabras que sienten y consienten”?

       Trato de que estas brevedades tengan el ritmo que exige este tiempo que vivimos, en donde se entremezclan frases felices y verdades incómodas, procuro que lleven una carga amable y con un centro de verdad. Por eso son señales en el tiempo.

 

¿Quiere que sus textos sean ese manifiesto de un yo bienhumorado y reflexivo?

 

       Sí, es esencial que un aforismo dé que pensar, y es un ingrediente básico el humor, la ironía, incluso el sarcasmo, procurando que pese a remover o incomodar saque una sonrisa en el lector, que produzcan cierta felicidad y nos alejen por un rato del mundanal ruido. La complicidad es importante.

 

¿Estas Monodosis confirman esa idea dinámica de cultivo que requiere el aforismo, e incluso de propia experimentación?

       Claro, en estas líneas se puede experimentar pero es necesario tener experiencia. Aquí se reúnen apuntes de lo diario, recuerdos, las noticias del día a día, aparecen las cosas que nos gustan y nos disgustan.  A veces, reflejan esas decepciones y corrupciones que se dan en todos los ámbitos de la vida. Los aforistas andamos de puntillas por ellas  y transcribimos las ideas con las que nos tropezamos.

      

El lector percibe en alguno de los apartados de Monodosis, un profundo sentimiento feminista, un homenaje a autores admirados, y el consabido juego de palabras, ¿caracterizan, esas tres visiones, su inequívoca visión de la vida?

       En el libro hay una parte de aforismos de reivindicación feminista porque no se nos puede olvidar que se han dado grandes pasos pero que juntos, estos progresos deben  continuar, quedan aún lacras y mucho camino por andar. También, en otro apartado hago homenajes,  son mi agradecimiento a los autores que me han enseñado y acompañado en mi formación lectora y que nos han dado tanto. El uso de la paradoja, entre otros recursos estilísticos y el juego con el lenguaje con su función metaliteraria, metalingüística es una constante en todos mis libros.

 


El último libro publicado, caso de Cipselas (2022) ¿supone, siempre, la mayor apuesta para un autor? ¿es ese su caso?

 

Ahora mismo solo es mi último libro y he apostado por una innovación en el contenido y en la forma en los más de cuatrocientos aforismos que contiene. He dividido este volumen en secciones que rompen con la estructura tradicional de los libros de aforismos, en estas se van sorteando los temas recurrentes de la literatura, esto es, de la vida. Podría decirse que es el más innovador pero nada más.

 

Tres partes, una primera, a modo de diario del pensamiento, una segunda, poemas de un solo verso, y un auténtico diccionario, ¿pretende que el lector vuele como esos molinicos de nuestra vida?

 

Así es, la primera es un diario del pensamiento, titulado ‘cipselas’, nombre ciéntífico de esta semilla, también llamada ‘vilanos’, que es como he titulado la segunda parte donde trato de comprimir frases que contienen desde una sola palabra hasta un máximo de ocho. La tercera la denomino “bulanicos” a modo de diccionario hilarante. Nos recuerdan esos “molinicos” que de pequeños atrapábamos por el aire, pedíamos un deseo y los soltábamos. Cada uno de estos tres apartados dialoga con citas que de alguna manera nos anticipan el propósito del contenido expresado. Son de Fray Luis de León, Peter Handke y Carlos Cano, respectivamente. 

 

Para un buen aforismo ¿qué es más necesario, precisión o intuición?

 

En un aforismo la precisión es obligada y revelar lo mínimo posible, podíamos decir que es tarea obligada del autor utilizar la concisión y que el lector intuya y haga la lectura que quiera. Es una especie de rima consonante y perfecta que se da entre la precisión y la intuición y, también, una rima abrazada entre lector y aforista. Aquí la complicidad es importante.

 

15) ¿Debemos pensar en el aforismo como esa “lucidez de un ejercicio medido”?

 

El aforismo pretende hacer compañía al lector, ser hospitalario, y darles toda la libertad de pensamiento, pues estos al contrario que las máximas y aforismos clásicos están abiertos como ya he expresado, exentos de didactismo, sin pretender aleccionar a nadie, usando un lenguaje cercano y sencillo, huyendo de la grandilocuencia. El aforismo es un ejercicio medido y desmedido, y necesaria esa  complicidad de la que hablaba, como la lectura personal e intimista que  se crea. Por eso digo: Dentro de un libro vive la sombra del escritor. Fuera, la luz del lector.

 


 

sábado, 16 de julio de 2022

Sabías que...

“Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad”.
Miguel de Unamuno

jueves, 14 de julio de 2022

Lecturas de verano, 3

 

Alejandro López Andrada (Villanueva del Duque, Córdoba, 1957) ha publicado más de quince poemarios, entre los que destacan títulos como El cazador de luciérnagas, La tierra en sombra, Las voces derro­tadas (Hiperión, 2011) y su antología poética El horizonte hundido (Hiperión, 2017), habiendo obtenido entre otros los premios «Rafael Alberti», «Fray Luis de León», y «Andalucía de la Crítica».

       Por otro lado, ha publicado diez novelas, una de ellas, El libro de las aguas, fue llevada al cine por Antonio Giménez-Rico, y con la úl­tima, Los perros de la eternidad, obtuvo el Premio Jaén de Novela. Según Julio Llamazares, López Andrada ha construido un edificio poético y narrativo que le convierte en el escritor rural del siglo XXI en este país. Y Antonio Colinas añade que su obra, ceñida a la magia de la Naturaleza es, sin duda, un hito en la poesía española de las úl­timas décadas. En Parte de ausencias, el autor cordobés nos ofrece una nueva visión de

miércoles, 13 de julio de 2022

Hoy invito a…

 


María Ángeles Pérez

 

amaneceres

 

Campanadas

 

       En una reciente visita a la acogedora y luminosa ciudad malagueña, visitando su pequeño pero encantador centro histórico oigo, al pasar junto a su resplandeciente catedral, el tañido de sus campanas. Hacía bastante tiempo que no escuchaba tan de cerca este sonido y me produjo una particular sensación, mezcla entre armonía, añoranza, sosiego y tranquilidad. Sigo con mi pequeña visita turística por la mencionada ciudad y me pregunto cómo, a través del tiempo y del momento, nuestras sensaciones pueden ir cambiando sin darles ningún tipo de norma u orientación, simplemente sufren transformaciones porque nosotros también las padecemos a medida que pasan los años. Quizá, si echara una época hacia atrás, ese mismo sonido hubiese pasado desapercibido e indiferente en mis emociones. El avatar de la vida nos lleva a sucesivos y camaleónicos cambios que antes ni se nos hubiesen ocurrido pensar. Está claro, estamos rodeados de distintas y variadas campanadas que van marcando nuestro camino, nuestro destino, su son irá variando dependiendo de cómo y de dónde sople y gire el aire que las balancea.

 

martes, 12 de julio de 2022

domingo, 10 de julio de 2022

Lecturas de verano, 2

 


En un lugar paradisiaco y cosmopolita como la costa portuguesa de Estoril, en los felices años 20 del pasado siglo, y entre curiosos y ociosos turistas dispuestos a investigar hasta el fondo qué ocurre después de la muerte, qué relación tenemos con los seres que se fueron, cómo podemos comunicar con ellos…se desarrolla esta extraordinaria novela espiritista en la que Carmen de Burgos exhibe su portentosa capacidad narrativa y un profundo conocimiento de estos temas esotéricos, sin olvidar el sentido del humor o las historias amorosas. Novela inquietante, bien documentada y de gran amenidad narrativa.

 

“…Estaba yo escribiendo una novela de espiritismo, El Retorno. Trabajaba en ella por la noche, según mi costumbre. Una noche, cuando estaba escribiendo, se apagó la luz. Esperé un rato, pero al ver que no volvía, me levanté de trabajar y lo dejé para el día siguiente. Al día siguiente por la noche, me dispuse a trabajar; apunté unas notas, escribí unas cartas y quise reanudar la novela. No me fue posible. En el mismo sitio en que el día anterior dejé la acción, y cuando quería avanzar en las cuartillas, la luz volvió a apagarse. Así hasta cuatro veces en cuatro noches… Como si un poder oculto impidiese salir a mi novela de aquella cuartilla en que se había detenido…”

 

                                                                        La libertad 28-4-27 entrevista a Carmen de Burgos.

viernes, 8 de julio de 2022

Lecturas de verano, 1

 

LOS GATOS, UNA HISTORIA CULTURAL.

de Jules Champfleury

 


 

Investigaciones sobre la domesticación de los gatos y su antigüedad, por Darwin.

"En su libro El origen de las especies, Darwin se había ya ocupado de los gatos. A él se debe esta observación: que los gatos que tienen los ojos azules son casi todos sordos. También ha hecho notar que los gatos tienen la oreja erguida, porque estando permanentemente al acecho, los músculos de la oreja están siempre ejercitándose desde la más tierna edad, mientras que los animales domésticos apáticos tienen las orejas lacias y caídas.

En una nueva obra, De la variación de los animales y las plantas bajo la acción de la domesticación, el naturalista vuelve a dar más detalles sobre los gatos. Tomo de ese libro algunas investigaciones históricas y algunas observaciones: “El gato fue ya muy domesticado en el antiguo Oriente; el señor Blyth me indica que se menciona en un escrito sánscrito datado hace dos mil años…

“…Los gatos sin cola de la isla de Man difieren del gato común no solo por la ausencia de cola, sino por la longitud de sus miembros posteriores, el gran tamaño de su cabeza, y por sus costumbres…

“Desmarets describió un gato del Cabo de Buena Esperanza, notable por una banda roja sobre la espalda…

“Hemos visto que las regiones alejadas poseen razas distintas de gatos domésticos. Las diferencias pueden deberse en parte a que descienden de especies primitivas diferentes, o al menos a haber cruzado con ellas. En algunos casos, como en Paraguay, Mombás, Antigua, las diferencias parecen debidas a la acción directa de las condiciones exteriores. En algunos otros se puede atribuir algún efecto a la selección natural, tendiendo los gatos en determinadas circunstancias a preservar su existencia y evitar los peligros; pero vista la dificultad que hay para aparear a los gatos, el hombre no ha podido hacer nada por una selección metódica, y probablemente muy poco mediante selección no intencionada, aunque intente generalmente en cada camada conservar los ejemplares más bellos, y estima sobre todo en una camada los que son buenos cazadores de ratones. Los gatos que tienen el defecto de rondar buscando la caza mueren a menudo por las trampas. Al ser estos animales especialmente mimados, una raza de gatos, que habría representado lo que el perrito de lanas significa para los perros más grandes, hubiera sido probablemente de gran valor; y cada país civilizado habría ciertamente creado algunos, si la selección pudiera haberse llevado a cabo, ya que no es la variabilidad que lo falla en la especie..."

 

 

jueves, 7 de julio de 2022

Sabñias que...

 

 


“El mejor placer de la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer”.

                                            W. Bagchot

miércoles, 6 de julio de 2022

Sabías que...

 

“Nadie es más odiado que aquel que dice la verdad”.

        

                                            Platón

 


 

martes, 5 de julio de 2022

James Joyce

 

E                  l Ulises de Joyce cumple cien años

       La editorial Galaxia Gutenberg publica una monumental edición de Ulises ilustrada por Eduardo Arroyo.

 


      

¿Quién es James Joyce?

 

       El 2 de febrero de 1882 nacía James Joyce en el seno de una familia numerosa que vivía en Rathmines, un su­burbio de Dublín. Fue el primero de seis hermanos y de cuatro hermanas. La lengua de Joyce fue el inglés porque en su tiempo el gaélico no se utilizaba en la vida institucional, que dependía de la administración británica y había sido sustitui­do en casi todos los niveles de la vida diaria.

       La madre, Mary Jane, debía pasar apuros para criar a los hijos y darles de comer. El padre, John, un hombre divertido, amante del deporte y de los juegos, con inven­tiva y buena voz, inclinado a la bebida, bastante disperso y mal negociante, trasladaría a la familia de casa en casa, a un ambiente cada vez más humilde. La formación entre los jesuitas le serviría más tarde para sistematizar y racionalizar este torrente de lengua, revestido con las sutilezas y considerandos del tomismo, la escuela filosófica y teológica que surgió como un legado del conocimiento y el pensamiento de Santo Tomás de Aquino. En el University College profundizó en las literaturas francesa e italiana. Sus lecturas eran amplias y variadas, desde senci­llos folletines y novelas populares hasta el estudio de los clásicos, y poseía el hábito de enfrentarse a una obra con exactitud escolástica, al servicio de una intuición privi­legiada. Cuando acabó su periodo de formación, fue leyendo, de manera aleatoria, libros de autores que conocía personalmente o en los que encontraba afinidades y sugerencias para su posterior obra.

 

Un autor universal

              

       La historia de la literatura universal ha venido evidenciando que existe una extraña relación entre el lector y la novela Ulises (1922), la obra monumental de James Joyce. La literatura, la religión y la política se transmutaron en estímulos literarios para el irlandés, incluso el erotismo tendrá un componente de pasión verbal, nunca de delirio camal. El mejor ejemplo de esta actitud estuvo en Nora, le interesan sus cartas, como voz de una mujer, o el resto de su vida en común, bastante agitada y convencional pese al aspecto novelesco de su fuga y posteriores andanzas. Los escasos amores adolescentes tienen mucho de imaginación platónica y de excitación de colegial amante de la literatura; le atrae la plasticidad de la situación, la posibilidad de convertirla en literatura, y para eso su instinto era irrepetible.

 


 

En París

       La primera estancia del joven irlandés en París, con veinte años, se interrumpió por la muerte de su madre. Regresó a Dublín y un año después, el 10 de junio de 1904, conocerá a Nora Barnacle; su primera cita, el 16 de junio, quedó inmor­talizada en la acción de Ulises. El 8 de octubre huirían a Europa, lejos de Dublín, donde pudiese recrear su ciudad a distancia, en un auto impuesto exilio artístico, un ejercicio espiritual para que madurara su obra.

       Zúrich y Trieste le acogen, sigue teniendo dificultades, daba clases particulares. Realizó dos breves escapadas a Irlanda: en 1909, quiso introducir el cine en Dublín, cualidad cinematográfica reflejada en su es­tilo; y en 1912, no regresó nunca más. Las clases de inglés no solucionaban sus problemas económicos, pero Joyce tuvo siempre la gracia de suscitar el instinto de protección de amigos clarividentes que le ayudaban literaria y económicamente; re­conocían una fuerza creadora de primera magnitud: Ezra Pound, Valéry Larbaud, Harriet Weaver, Sylvia Beach o la Royal Literary Found, con Yeats que aliviaban su situación, agravada por sus problemas en la vista y las numerosas inter­venciones quirúrgicas que necesitó.

       En 1914 consiguió que le publicaran Dublineses, y en la revista The Egoist, Retrato del artista adolescente, publicado como libro, en 1916; escribió el breve Giacomo Joyce y empezó a dar  forma a la idea del Ulises. Viajó a París, donde la admiración y el esfuerzo de Sylvia Beach harán posible la edición de la novela en1922, y en 1923 trabajaba en su gran obra, Finnegans Wake, a cuya redacción se dedicó hasta la fecha de su publicación, en 1939.

       Cuando, en 1931, tras muchos años de convivencia, contrajo matrimonio con Nora, su prestigio estaba consolidado y contaba entre sus amis­tades a T. S. Eliot y a Beckett. Vería la publicación del Ulises en Nueva York (1934) y Londres (1936), y si la Gran Guerra le había expulsado de Italia, la Segunda le hizo salir de Francia, poco antes de su muerte. Se trasladó a Zúrich, y murió el 13 de enero de 1941.

 

Un edición singular

       La editorial Galaxia Gutenberg pone en manos del curioso lector una monumental edición de Ulises, cien años después de su primera edición, traducido por José Salas Subirat e ilustrado por Eduardo Arroyo. Una edición de coleccionista de gran formato y cuyas ilustraciones convierten a esta obra en una singularidad que completa la aventura de dejarse llevar por la magia de la escritura de un Joyce universal que rinde homenaje a la literatura clásica y a la expresión sobria con una prosa exquisita.

       En Ulises vuelve Stephen, el protagonista de Retrato del artista adolescente, consciente de que en Irlanda será el sirviente de dos amos: el Imperio Británico y la Iglesia católica. El renacimiento irlandés le atrae de forma transitoria, busca un padre, un modelo, qui­zá literario, y entramos en la novela de Bloom, un Ulises cotidiano viajando a lo largo de un día en Dublín. Leopold Bloom se levanta, prepara el almuerzo de Molly, teme su infidelidad, recoge la carta de una amante epistolar, su trabajo de agente publicitario le lleva a la redacción de un diario y a la biblioteca, compra una novela erótica para su mujer mientras pasa la cabalgata del virrey, come y bebe algo en un local público, se enfrenta a un nacionalista xenófobo, aparece en la playa, no quiere volver a casa. Se acerca al hospital para preguntar por una co­nocida; encuentra a Stephen, por quien siente simpatía, y que pretende dar una vuelta por los prostíbulos con algunos amigos. Le acompaña y participa en la juerga. Cuando Stephen acaba en el suelo, del puñeta­zo que le da un soldado, Bloom lo recoge y se lo lleva a su casa. Hablan durante un rato y se separan. Bloom se va a la cama, donde todavía está la huella del amante de Molly, y medio despierta se produce el monólogo adormilado de sus pensamientos, que la dibujan como una mujer sensual que acepta la vida, la suya, en concreto, tal como es; la metáfora de Penélope, al fin.

       Joyce ensaya una línea argumental, limitada, que no dice gran cosa del lenguaje empleado, un tema constante que consideramos más allá de la simple forma, una compleja colección de registros y referentes antropológicos. Y la curiosidad de encontrar en cada capítulo un paralelismo homérico, símbolos religiosos, orgánicos, artísticos, colores y evocaciones. Los personajes representan a Irlanda, los romanos, la Edad Media, los judíos, el mundo y los hombres más repre­sentativos de la Historia o la ficción: Adán, Elías, María, Cristo, Judas, Hamlet, Ulises y Penélope, don Juan o el holandés errante. Una obra clásica y mo­derna, suma de referencias con un lenguaje nuevo. El viaje, la ambigüedad, la visión de la mujer, son temas novelescos universales; basta pensar en los viajes del Quijote, de los picaros, de Pickwick; en la ambigüedad de muchos de los personajes creados por Dostoievski, los protagonistas en un mundo real y en otro ideal, rémora de esa dualidad entre Sancho y don Quijote, y no menos importante aquellas co­sas que la mujer aún debe decir, evidencia que recuerda a Emma Bovary.

       El paralelismo homérico de la Odisea nos sirve como ejemplo de ese conjunto de símbolos y de construcción lingüística que viene a ilustrar una historia realista, casi banal, donde cabe toda la humanidad.

 



 

 

 

 

James Joyce, Ulises; trad., de  José Salas Subirat; ilustr., de Eduardo Arroyo; Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2022.