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jueves, 30 de marzo de 2023

Cuaderno en blanco

  

Marzo, 2023

 

 

       Marco es el mes de la primavera y de los días más largos y el buen tiempo, y de alguna manera invita a una reflexión y un mejor aprovechamiento del tiempo.

       Ponemos punto y final a una novela curiosa, El peón que enamoró a la Muerte, y enviamos una p´gina sobre el centenario de Antonio Pereira, maestro del cuento, del pasado siglo XX español.

       Una nueva novela de Andrés Barba y la novela policíaca de Emilia Pardo Bazán, La gota de sangre sin los referentes para próximas lecturas.

       Preparo y doy contenido a una entrevista a la argentina, Marina Cross autora de una colección de cuentos, Pombero, inquietantes y provocadores.

       Finaliza marzo, caluroso y con poca lluvia, a la espera de ese refrán… “en abril, aguas mil”.

 


 

miércoles, 29 de marzo de 2023

Una mirada: El gran Gatsvy

 La editorial Siruela revisa el clásico El gran Gatsby, en una nueva traducción de Jesús Ferrero y Hugo Castignani.

 

 


 

       Francis Scott Fitzgerald logró crear en sus historias una atmósfera que reproduce con vitalidad un ambiente decadente y nostálgico. Retrató a la juventud de su época y supo dejar constancia de esos días despreocupados antes de la madurez, con esa mirada melancólica, consciente que son efímeros; un ambiente de añoranza quebrado porque esos dorados años veinte fueron barridos por la Gran Depresión.

       Tres relatos anticipan una de las mejores obras del narrador, “Sueños de invierno”, publicado en Metropolitan Magazine, 1922, “Dados, puño americano y guitarra” en la revista Hearst's Internacional, 1923, y “Lo más sensato” en Liberty, 1924, recogidos en el libro Todos los jóvenes tristes (1926); la obra en cuestión es, El gran Gatsby (1925).

       Francis Scott Fitzgerald, Saint-Paul, 1896-Hollywood, 1940, ha sido uno de los más importantes escritores norteamericanos del siglo XX. Autor, entre otras, de las novelas, A este lado del paraíso (1920), El gran Gatsby (1925) o Suave es la noche (1934), y de las colecciones de relatos, Flappers y filósofos (1920), Cuentos de la era del jazz (1922) y Todos los jóvenes tristes (1926)

 

 

Los protagonistas de Scott Fitzgerakd

 

       Los protagonistas masculinos de las novelas y de los relatos de F. Scott Fitzgerald son hombres hechos a sí mismos que han logrado el éxito y la fortuna gracias a su propio esfuerzo, y aunque ese ha sido un tema recurrente en la literatura norteamericana, el eje de las historias de Scott Fitzgerald no es la persecución exclusiva del éxito, sino el amor, yesos acomodados hombres de negocios se convierten en enamorados dispuestos a hacer todo lo necesario por la chica de sus sueños. Esas chicas, calificadas como flappers de los felices años veinte, eran jóvenes de pelo y falda cortos, hermosas, indolentes, emocionalmente inestables, que se dejan querer pero que rara vez están dispuestas a amar.

 

       El gran Gatsby es un retrato de la era del jazz que recrea el espíritu de la generación de Francis Scott Fitzgerald y le otorga el merecido título de clásico de la literatura estadounidense y universal. Cuenta la historia del millonario que se ha forjado a sí mismo, Jay Gatsby, a quien sólo le mueve una obsesión del pasado, recuperar un amor de juventud, pero la joven Daisy es una mujer casada que forma parte de una sociedad frívola y aburrida con una existencia tan disipada como irreverente, una criatura encantadora y dañina; en realidad, la novela y la historia irá creciendo y se convierte en un magnífico retrato de heroicidad en un mundo decadente

 

La historia

      

       Un relato como El gran Gatsby parte de una historia compleja cuyo escenario se concreta en la sociedad decadente aunque la trama recrea un antiguo amor del protagonista y se escenifica una serie de infidelidades, actitudes hipócritas o involuntarios crímenes plasmados con gran acierto por la certera y ajustada prosa de Scott Fitzgerald en una novela breve e inolvidable. Un clásico emotivo, sentimental y frágil. Es una historia que permanece durante mucho tiempo en la memoria, para terminar recordando al enigmático Gatsby y al ambicioso Nick Carraway con una sonrisa sarcástica y melancólica. 

 

       Nick Carraway, Jay Gatsby y Daisy Buchanan protagonizan  una historia que transcurre en la ciudad de Nueva York del año 1922, una época de bonanza económica y de esplendor tras la crisis de la I Guerra Mundial. Nick Carraway se muda a una pequeña casa cerca de la ciudad, en West Egg, un barrio lleno de grandes mansiones, donde comenzará a entrar en su vida el personaje de Jay Gatsby, su misterioso y descaradamente rico vecino, al que nunca ha conocido a pesar de que en su mansión se celebren las más grandes e impresionantes fiestas en las que nadie necesita ser invitado. Circulan numerosos rumores sobre Gatsby y llegan a oídos de Nick, que busca conocer los secretos que rodean a este personaje. Hasta que el propio Gatsby se aproxima a su humilde vecino para contarle que su anhelo es Daisy, la prima encantadora, infantil y rica de Nick, que vive enfrente, en su palacio de East Egg, al otro lado de la bahía. 

 

       La novela aborda una complejidad sentimental, una narración impecable que permite percibir cada sentimiento de los personajes: el ambiente en las fiestas de Gatsby, el permanente sufrimiento por el amor de Daisy, o ese odio a la opulencia y la banalidad de esa sociedad interesada y superficial.  

              

Un clásico

       F. Scott Fitzgerald ha perfilado a sus personajes, y el toque especial de El gran Gatsby viene dado por el joven Nick Carraway, que hace las veces de narrador de la historia a pesar de no ser el protagonista. A través de su punto de vista introducirá a los personajes, y convierte a los lectores en confidentes y cómplices de sus pensamientos y opiniones ya que, como él mismo asegura se reserva sus opiniones y sólo las comparte con el lector, de forma íntima y subjetiva. Además, él es el nexo de unión entre Gatsby, protagonista absoluto, y el resto de personajes. El modo de vida y la enigmática personalidad de Gatsby son presentados paulatinamente por Nick, tal y como él mismo lo vive.

         

       A medida que avanza el libro se descubren los sentimientos de cada personaje, el fondo que existe tras ellos: la maldad, la hipocresía, el egoísmo; el aire de decadencia de la mayoría de ellos, infantiles y crueles, que en ocasiones hacen que el lector se sienta identificado con Nick Carraway, preguntándose por qué debe permanecer con esa gente cuyos comportamientos desprecia. Una sociedad superficial, ficticia, vulgar y sobrepasada, que vive por el goce del momento gracias al dinero. Un entorno donde él, honesto y honrado, se encuentra totalmente fuera de lugar.      

         

       Una de las claves del libro es ir descubriendo la personalidad de los personajes, exhibida sin censuras. El elemento esencial es el descubrimiento del verdadero Jay Gatsby que representa la luz en medio de esa sociedad carcomida por el egocentrismo. A él no le importa la riqueza ni nada del mundo superficial que lo rodea, se mueve por el amor que siente por Daisy. Él es la única persona real dentro de la multitud de farsantes, por su optimismo y su honestidad emocional. Un personaje extravagante, soñador y persistente cuyo único objetivo es recuperar el amor de su juventud. Scott Fitzgerald nos muestra la avaricia y el poder del dinero, enfrentados a sentimientos como el amor y la honradez. Los sueños inalcanzables, la nostalgia y la imposibilidad de recrear un pasado idealizado son elementos fulminantes de la trama. Todo en un contexto donde el sueño americano de los años 20 decae junto a la superficialidad de la clase alta.

       La editorial Siruela publica, con portada original una nueva traducción de Jesús Ferrero y Hugo Castignani, una edición de El gran Gatsby que, según Harold Bloom, “al volver a leerla (…) mi inicial y primera reacción es de renovado placer”; Ferrero apunta en su prólogo, “que el lenguaje discurre como música de jazz, emitiendo en cada párrafo la luz resplandeciente y líquida de la más rotunda y evanescente melancolía”.

 


 

 

Francis Scott Fitzgerak; El gran Gatsby; pról., Jesús Ferrero; trad., de Jesús Ferrero y Hugo Castignani; Madrid, Siruela, 2022.

 

 

martes, 28 de marzo de 2023

Adfiós a...


Jorge Edwards, el intelctual valiente

«Contribuyó a través de sus ficciones, sus memorias, sus crónicas periodísticas y ensayos, pero sobre todo con su actitud, a entender el siglo XX y a enfrentar las iniquidades de los regímenes populistas y dictatoriales con valentía y lucidez»

El nuevo nihilismo (14-3-2023)

La ley del silencio (23-3-2023)

 

 

 

 

miércoles, 15 de marzo de 2023

Hoy invito a...

 


M- Ángles Pérez

Amanceres

 

 

Carnaval

 

 Recién pasados los carnavales, fiesta de tradición cristiana cuyo origen, posiblemente, se remonte a celebraciones paganas en honor de Baco, dios del vino, las Saturnales y las Lupercales romanas, durante las que se subvertía el orden establecido. Una vez más, confieso mi devoción por esa divertida máscara, lanzada a la calle, que pasa de grandes concursos y vistosos desfiles, con el atuendo más simple, para incitarnos al miedo, la sonrisa, o el más tonto de los mosqueos. Y esta simplona afición que siento yo por la máscara única y bobalicona me llevó, este año, a disfrazarme de ella. Compré una careta con la más inocente y cándida de las sonrisas, coloqué sobre mi pecho una cartulina verde chillón donde escribí cuidadosamente: «Mi compromiso, un mundo mejor», y me lancé a la calle. Los viandantes se acercaban curiosos ante mi improvisado atuendo, pero apenas descubrían la connotación de mi mensaje se marchaban con caras de sarcasmo y cierta ironía. Percibí indiferencia. Yo había cumplido mi misión y, por momentos, sentí la adrenalina y el placer que producen el poder y la mentira.

 

viernes, 10 de marzo de 2023

400.000

 

Gracias por 400.000 visitas, y la meta, si es posible, la volvemos a fijar en las 500.000 de amigos y conocidos.


 

jueves, 9 de marzo de 2023

Hoy invito a…

  José Antonio Sáez Fernández

 

CHARLAS CON ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

 

 

       Se extiende en nuestros días la necesidad de profundizar en la vida y en la obra de un escritor cuando este es de los que aciertan a empatizar con una buena parte del público lector, así como cuando sentimos que es capaz de despertar en nosotros emociones, sentimientos y maneras de entender el mundo que compartimos con él. Esa necesidad se ha venido subsanando con la aparición de biografías, memorias, autobiografías y una larga lista de añadidos, entre los que se encuentran los libros de entrevistas largamente pensadas y con el mayor rigor respondidas. No son éstos libros fáciles, pues se corre un enorme riesgo de naufragar en el intento. Pero ese riesgo ha sabido ser sorteado con insólita maestría por Pedro M. Domene y Alejandro López Andrada en el volumen “Esa infinita quietud”, que publica la editorial madrileña Trifaldi, bajo los auspicios de su editor Máximo Higuera Molero.

       El crítico y entrevistador Pedro M. Domene, además de ensayista y narrador, no es nuevo en estos lares; pues ya desde su temprana juventud fue colaborador del diario de las tres provincias de Andalucía oriental “Ideal” (Granada, Jaén y Almería), donde con relativa frecuencia publicaba entrevistas a grandes escritores en sus páginas de “Artes y Letras”, o incluso fuera de ellas. Una parte de esas entrevistas quedó recogida en “Amigos recomendables” (Narradores de hoy)”, publicado en la colección almeriense “Batarro”, con prólogo de Enrique Vila-Matas, allá por el año 1993 y, posteriormente, sus textos fueron requeridos publicaciones de prestigio y aparecieron en los periódicos y revistas literarias más significativos de España y México. A día de hoy, sus colaboraciones son muy abundantes en el mejor suplemento literario de Andalucía: “Cuadernos del Sur”, del diario Córdoba. Su acreditada solvencia está más que demostrada y su idoneidad para acometer el reto que supone este volumen revelador y desvelador que es “Esa infinita quietud. Conversaciones con Alejandro López Andrada”, sobre la vida y obra del escritor cordobés, no ofrece lugar a dudas. Solvencia, inteligencia, reflexión y eficacia se armonizan en un volumen ilustrativo en cuanto a desvelar las claves de un escritor que cuenta con el favor de sus muchos lectores y cuya obra ha sido avalada con algunos de los más grandes premios literarios de nuestro país, como es el autor de “La dehesa iluminada” y tanto otros libros que son objeto de culto para sus devotos seguidores.

       Se trata de afinar bien la puntería para concretar la pregunta y salir al encuentro de la respuesta. La arquitectura que sostiene la obra parece sencilla, pero consistente. Estructurada en un prólogo del autor, “El escritor y el territorio”, más once apartados que suponen un recorrido por la vida y la obra de López Andrada, tan radicalmente vinculadas a su pueblo natal, Villanueva del Duque y la comarca de Los Pedroches, en la provincia de Córdoba; el libro va desvelando con elegancia y soltura los entramados de su obra a través de incisivas preguntas o simplemente agudas sugerencias que provocan las reflexiones del escritor a tumba abierta. El lector o el estudioso interesados irán hilvanando la madeja con la que se da sentido a un paisaje natural que supone, nada más y nada menos, que los motivos primero y último que dan significado a toda una vida y, por consiguiente, a toda una obra literaria; tirando del hilo a la par e impulsados por el acicate de la curiosidad o la simple necesidad de conocer. En pocos autores se produce un condicionamiento tan radical entre entorno natural o la naturaleza y escritor, como en el caso que nos ocupa. No hay obra de las suyas que no esté condicionada por ese sentimiento de la naturaleza que parte del mundo rural con ambiciones de universalizarse. Como si el tiempo se hubiera detenido en la mayoría de los casos o como si el autor hubiese querido acotar el tiempo, acordonarlo, precintarlo una vez que se siente imbuido en él. Y es que se trata, verdaderamente, del tiempo en que fue feliz inmerso en el paraíso perdido de su infancia. No parece sentirse identificado, por consiguiente, con este otro tiempo que vivimos, como muchos de sus lectores. Pero la obra de López Andrada está vinculada esencialmente con la poesía y la novela, también con el periodismo y el ensayo. Por todos estos géneros que ha cultivado de manera sobresaliente, se mueven con soltura tanto el autor como el entrevistador, que de alguna manera induce y motiva respuestas y opiniones que no nos decepcionan por su capacidad de reflexión, su agudeza y su profundidad. Paisaje y paisanaje se dan cita en una obra que supone una especie de recorrido por una España vaciada y progresivamente deshabitada, en donde la desolación y el abandono parecen mirarse cara a cara y con impotencia manifiesta. Se trata de un clamor, de una denuncia en cierto modo, de un compromiso de fidelidad y lealtad con el mundo rural, pese a quien pudiera pesar. Y ello no supone que no haya ficción en sus libros, que la hay; sino que todo en ellos nos inspira verdad y autenticidad.

       En el ámbito de las emociones se mueve sustancialmente la vida y la obra del escritor Alejandro López Andrada, quien se acerca a los distintos géneros que cultiva con alma de poeta que hay en él. Sus libros están signados por esa pátina de lirismo que los envuelve en láminas de oro y hojas de otoño que caen a la tierra que las acoge como morada última.

       Pedro M. Domene intercala breves textos significativos de sus distintas obras a lo largo del volumen para ofrecer ilustrativa muestra de cuanto aquí se asevera. Y cierra el volumen con una completa bibliografía del autor, que también es de agradecer. En definitiva, un libro que no defraudará a los lectores del escritor cordobés, seguidores y estudiosos de una obra singular en el complicado panorama de la literatura española actual.

 


 

 

Pedro M. Domene

Esa infinita quietud.

Conversaciones con Alejandro López Andrada

Madrid, Trifaldi, 2022, 226 pp.