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miércoles, 10 de agosto de 2022

Julio Castedo

 

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                                          Contar la Historia                          

 


 

       La aventura, mirada con perspectiva, es una forma de iniciaci6n, una posibilidad de experimentaci6n y de aprendizaje porque, en un sentido estricto, el relato se arma a partir de elementos tan solidarios como adversos; los primeros ayudan al héroe a cumplir con su itinerario, peligroso y desconocido; los segundos, que pueden ser tanto físicos como morales, dificultan su recorrido, el héroe estará a merced de las peripecias que deberá superar, quizá no regrese como partió y retoma su existencia con un bagaje en las distintas esferas de la vida.

       La novela histórica, más que otros géneros, refleja la conciencia histórica del tiempo del escritor y propone una lectura de la Historia Oficial interpretada desde el presente, y como elemento fundamental incluye las relaciones entre historia y ficción que resultan históricas en sí mismas, cambian con el tiempo y ensayan paradigmas distintos, géneros, o modalidades discursivas dominantes que convierten los discursos de la nación, de la literatura y de la historia en elementos entrelazados de conexiones múltiples y características específicas desde una perspectiva temporal determinada. La historia usa modelos literarios y una de sus principales preocupaciones es la formación de ese concepto de territorio, o de nación que se concibe en los términos ideológicos del proyecto colonizador y se imagina a través de la leyenda y la literatura; una literatura que se vuelve tanto histórica como con un sentimiento profundamente nacional.

       Julio Castedo (Madrid, 1964) ha venido entregando, en un tiempo calculado, una obra narrativa de una exigencia técnica, y una prosa eficaz y sobria nada frecuente en el panorama literario contemporáneo; se ha permitido una extraordinaria redención que, en un sentido figurado, ha liberado mediante una o varias acciones en su narrativa frente al dolor y la adversidad que provoca el silencio tras los intentos de llegar a un público en sus primeras apuestas que conforman un singular corpus, variado e interesante, Apología de Venus (2008), El jugador de ajedrez (2009) y El fotógrafo de cadáveres (2012), tres muestras de una exigencia narrativa sobria y eficaz, aunque Redención (2015) plantea un relato de mayor ambición, apuesta por una estructura más compleja, enlaza diversas historias que convergen y ensaya un auténtico alegato sobre la crueldad y la violencia, con páginas de un elevado tono erótico tan explícito como sutil que justificaría, entre otros aspectos humanos, la actitud de todo un drama familiar, y los límites a los que les lleva un congénito sentido de la  maldad.

       En sus dos apuestas recientes Castedo se consolida con una narrativa de corte histórico que Spang no considera como la única forma literaria que  hace  especial hincapié en la problemática del tiempo, sino que estas manifestaciones literarias que sitúan al novelista histórico cerca del historiador; y en otros casos ciertos historiadores ni siquiera reconocen una distancia entre el trabajo de  ellos  y el quehacer  del literato. Castedo entregaba Rey Don Pedro (2021) un relato contado con una hábil y extraordinaria introspección hasta una convulsa Castilla del siglo XIV, una apuesta que resulta singular, una aventura medida y construida con una acertada precisión, porque Rey Don Pedro arranca en los momentos previos a su muerte, durante el sitio de Montiel, donde Enrique y sus aliados franceses tienen cercado al monarca castellano, y se cometerá el vil asesinato que cambiará el rumbo de la Historia.

       La conquista de América, la gesta de Hernán Cortés y sus victorias frente a la civilización azteca, el fabuloso mundo que encontró en Tenochtitlán convierten su hazaña en esa inagotable sucesión de hechos que, histórica y literariamente, han llenado páginas, y han documentado el viaje en una suerte de aventura continua, una posibilidad que para el narrador Castedo se le ofrecía para armar todo un concepto de “rescribir la historia”, aunque en una acertada decisión, su vocación de narrador le llevaría a contar la desaforada experiencia vivida por unos náufragos frente a las costas de Jamaica cuando las corrientes los arrastraron frente a la península del Yucatán, en enero de 1512, donde Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero sobrevivieron para protagonizar esa otra historia que en El Renegado (XXXVII Premio Jaén de Novela, 2021) se convierte en esa aventura que constituye la esencia misma de la ficción, porque toda aventura conlleva la idea del viaje que es un tema recurrente en la tradición literaria, de manera que un relato en tanto viaje admite varias posibilidades de descubrimiento, conquista y crónica, además de una calculada forma de evasión que supone el vértigo de convertir al aventurero en un auténtico héroe.   

       El soldado-cronista Bernal Díaz del Castillo acompañaba a Cortés en su conquista de Méjico, y en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España escribió sobre el “caso Guerrero”, nacido en Palos de la Frontera, quien se embarcaría rumbo a las Américas y tras una estancia en Darién formaría parte de una nao de camino a La Española aunque una desafortunada tormenta truncaría sus planes de gloria militar para encabezar una truculenta historia que, basada en hechos reales, Castedo convierte en una apasionante aventura que convertirá al náufrago en el primer cristiano que se volvió maya, que abandonó toda forma de pensamiento y de vida que había conocido en España y adoptó las costumbres del pueblo que lo acogió, se casó con una princesa, le dio hijos y una nueva vida, incluso llegó a convertirse en cacique de su propio pueblo indígena.

       Las peripecias de unos supervivientes, cómo se salvaron algunos hombres, a quienes los mayas sacrificaron y convirtieron en esclavos, el detalle de las costumbres de este singular pueblo, la selva, el poder del jaguar y la devota admiración de este singular pueblo hacia la Naturaleza y sus fuerzas, su convicción en los muchos dioses o la esperanza que obliga a los españoles a sobrevivir es la muestra inexcusable de la buena literatura que Castedo lleva a cabo en un relato de evidente ambiente aventuresco que se convierte en una narración donde, más allá del espacio desconocido, el héroe y sus peripecias nos brindan la posibilidad de contar su propia experiencia, y nos propone una lectura diferente que obliga a plantearnos toda una serie de preguntas acerca del concepto de este género literario.

       Ocho años después, en febrero de 1519, Cortés, desembarcaría en Cozumel, supo de dos españoles que habían sobrevivido en la zona, pero solo Jerónimo de Aguilar se reintegraría entre los suyos, mientras Gonzalo Guerrero se negaría a volver con los españoles, una decisión que novela Castedo y recrea como un personaje importante en la sociedad maya con la que lucharía por su supervivencia. Pedro M. DOMENE


 

Julio Castedo, El Renegado; XXXVII Premio Jaén de Novela; Córdoba, Almuzara, 2021.

 

 

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