"Miro ahora el mar, la playa se extiende ante mis ojos, al fondo la isla a la que nunca me acerqué, y si fijo la mirada a la izquierda, mucho más alejado, el promontorio que sobresale es el Pichirichi, y por debajo la playa donde sentados dejábamos pasar las horas tantas tardes de verano y mirábamos a un futuro que cincuenta años más tarde forma parte de toda una vida”.
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