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lunes, 25 de septiembre de 2017

Cristina Cerrada



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POBRE MARILYN
              
       Someter la prosa a una calculada fragmentación que, en cierta manera, equilibre paralelamente la atención al pasado como un apunte válido para que la historia pueda concebirse como un auténtico montaje cinematográfico, es una más de esas técnicas que, sin duda, se enseñan hoy a los jóvenes aspirantes a escritores, una posibilidad razonable para engarzar un relato ambicioso aunque en su extensión, como en el caso de, Cenicienta en Pensilvania (2010), apunte a la brevedad, una novela corta que, entre otros, bien pudiera haberse titulado Pobre Marilyn, pero que Cristina Cerrada (Madrid, 1970), narradora de la intensidad, como nos tiene acostumbrados, dulcifica en un auténtico cuentos de hadas, y ensaya contemporizando la soledad, hurga en el rechazo y el aislamiento social, o convierte todo su tema en ese tremendo apunte sobre el sentimiento de ausencia con que conviven los personajes en su obra literaria, y Cenicienta no escapa a su mirada. Una vez más, partiendo de un exquisito ejercicio de estilo,  cámara al hombro, la narradora entra en el difícil mundo de las estrellas de Hollywood para contar el ocaso de Mary, una chica humilde y guapa, envuelta pronto en el espejismo de la fama, del glamour y del fracaso, una historia de ambiente reconocible, entre los focos y el éxito de los estudios cinematográficos. A simple vista, sin necesidad de establecer paralelismo alguno, enseguida identificamos el personaje con el mito cinematográfico de todos los tiempos: la sensual Marilyn Monroe.
       Mary X. inicia la víspera de la Noche Vieja un pequeño y tormentoso viaje a Mazatlán, estará acompañada de su amante Mardom, y buscan frenéticamente a la madre de la joven. Pronto a lo largo de trayecto se establece entre ambos una sucesión de reveladoras conversaciones sobre la desolación en que se desenvuelve la vida actual de la actriz, lejos ya del estrellato que años antes le proporcionara Goran, el productor antagonista de ambos personajes. La novela avanza como si de una auténtica filmación se tratara, escena tras escena, rodadas en tiempo real, y como si de una auténtica técnica cinematográfica se tratara, la madrileña somete su relato a un travelling para ir contando episodios sueltos de una Cenicienta perdida tras el brillo de las grandes estrellas cinematográficas, una irreconocible identidad múltiple que le otorgará la fama en el mundo, «la rubia más deseada de la Tierra», como recuerda. Solo el amor mostrará ese tópico lado redentor que salvará de las garras del infortunio a la joven, envuelta en una atmósfera donde la soledad convierte su vida en el peor de los infiernos, una vez que ella ha descendido hasta el fondo mismo. Cristina Cerrada explota magistralmente las relaciones, incorpora unos diálogos con la más absoluta naturalidad porque, tanto el personaje femenino como el masculino, pertenecen a una clase social que se ha perdido en el ocaso del glamour y ambos solo se identifican lejos de él. Y, sobre todo, maneja la técnica, elimina lo superfluo, deja que el lector imagine y llegue a la convicción de que con su lectura puede desvelar algunos episodios secretos de la mujer más deseada de todos los tiempos. 
                         





CENICIENTA EN PENSILVANIA
Cristina Cerrada
Barcelona, DVD Ediciones, 2010

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