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jueves, 25 de febrero de 2021

Pilar Fraile

 

                                                Una distopía

                           

          


                  

       Pilar Fraile (Salamanca, 1975) sostiene que la narrativa surge ante esa constante conmoción que conlleva toda acción humana, algo que, bien mirado, es bastante incomprensible, así que narrar, para la salmantina, es toda una suerte de investigación en las causas del comportamiento del individuo, esgrimiendo planteamientos como, por qué un personaje es capaz de abalanzarse por un puente, y tal vez qué motiva a aquel otro a actuar de una determinada manera, o quizá por qué alguien es capaz de faltar a la verdad. La autora ha ido desdoblándose de una forma cautelosa en su proyecto literario hasta el momento, quizá porque tiene una curiosa habilidad en el tratamiento de la expresión lingüística y ha publicado varios poemarios donde el lenguaje alcanza momentos fascinantes, subráyese La pecera subterránea (2010), y parecido tratamiento expresivo reivindicaba en su colección de relatos, Los nuevos pobladores (2014), textos en su mayoría de estructura abierta, y con un asombroso poder de sugestión que muestra lo más evidente, y disimula lo realmente importante: la esencia de los comportamientos humanos, las zozobras de los personajes que, en ocasiones, construyen y otras destruyen su identidad, y como era de esperar, se exponía a un paso más construyendo la estructura narrativa de su primera novela, Las ventajas de la vida en el campo (2018), una historia que comienza con un macabro suceso, Alicia, la protagonista, acaba de atropellar al perro de su vecino y decide ocultar este hecho antes de tener que enfrentarse a esos ojos que siempre la observan; para desarrollar su relato, la salmantina intercalará saltos temporales en los que enfrenta un entorno rural bucólico e idílico, con la realidad de un presente, el abandono y el silencio oscuro de los pueblos, y será entonces cuando descubriremos a través del discurso de Alicia la evolución de los personajes, el escenario y de la propia protagonista que nos quiere mostrar cuáles puedan ser las ventajas de la vida en el campo.

       Una vuelta de tuerca a esa motivaciones que rigen el comportamiento de los individuos, lleva a Pilar Fraile a retratar la realidad tecnológica y el papel de un Big Data en nuestra vida cotidiana, así que, su nueva novela, Días de euforia (2020) se traduce en el retrato inquietante de un extraño futuro no tan alejado que traerá cambios radicales en las relaciones humanas. María, Roger y Manuela inician ese recorrido vital y no menos angustioso desde un espacio/ comienzo que se denomina de “Crecimiento”, comporta un tránsito hacia las causas, y se convierte en una vacua huida hacia adelante que sólo les coloca desnudos frente al modelo de una realidad fingida; pero, también, en Días de euforia, Carlos y Angélica planean un futuro en común, y sorprendidos con su amor inesperado y honesto, serán una balsa a la deriva en su entorno laboral, La Planta, en realidad, un laboratorio dedicado a la reproducción asistida; Blasco se obsesiona con Laila, una joven que se desnuda a través de la webcam en una página pornográfica, se siente aburrido de su vida conyugal con Diana, así que busca en esta obsesión una salida a la monotonía. La narradora retrata personajes que huyen hacia adelante buscando las respuestas que, la edad adulta, debería proporcionarles, y en esa carrera sin una meta conocida, sus destinos se cruzarán, revelándoles la posibilidad de una vida mucho más consciente.

       Pilar Fraile se enfrenta a una trama narrativa compleja, ha sido capaz de imaginar y poner en escena a unos personajes de una asombrosa complejidad que experimentan una esperanzadora existencia con la promesa de que todo deberá cambiar, su pasada vida cotidiana y sus costumbres, el hábitat y su percepción de la realidad, cuando lleven a cabo ese paso adelante, y siendo conscientes de que las riendas de nuestra vida están esperando ser cogidas con una absoluta determinación. La novela, una profunda crítica al capitalismo, sorprende a un curioso lector por su audacia, por convertirse en el retrato de una sociedad que tiene miedo a mirarse en el espejo, y en esa otra crítica a la levedad de las relaciones de pareja los personajes que caminan sobre el filo, se acercan a un abismo del que no son conscientes de su peligro, solo algunos descubrirán cómo romper con esa vida manipulada, observada por ese gran ojo en que se convierten los grandes medios de poder y las multinacionales. La narradora  dibuja una sociedad que se sale del guión previsto, aunque corrobora ese retrato de un futuro dominado por muchos de los valores de siempre, y presenta al ser humano como simple dato, cuenta su historia como ese pulso firme que la literatura echa a ese sistema económico y social que basa en la propiedad privada de los medios de producción, cuya importancia capital genera riqueza y muestra su influencia y poder en la sociedad. La salmantina ensaya una literatura que sacude nuestra conciencia, y se extiende a esa alienada sociedad que sobrevive en una constante mueca de adversidad y de dolor, y nos muestra la imagen de quienes a estas alturas aún nos resultan irreconocibles.

       Días de euforia inquieta por sus cuantiosas verdades, sorprende por su irónica visión de un presente contado en futuro, y por esa aparente búsqueda de una felicidad a que hace ya algún tiempo hemos renunciado.

 

 


                                           Días de euforia

                                             Pilar Fraile

                                       Madrid, Alianza, 2020

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