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jueves, 11 de mayo de 2017

Cristina Cerrada



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UNA APACIBLE SOCIEDAD

       Cristina Cerrada (Madrid, 1970) ha ido construyendo su mundo literario con una particular visión del mismo, es decir, ha creado un espacio físico identificable socialmente pero con ciertos toques que singularizan las actitudes y las relaciones humanas que ella describe tan magistralmente. Aunque sus historias se contabilizan por los rechazos, los abandonos, los sentimientos de culpa y de soledad de sus personajes, el patetismo de algunas de las situaciones descritas o el fino humor con que imprime sus páginas; y, aún más, una irónica visión de la sociedad y de las relaciones humanas donde la estela del realismo sucio norteamericano campea por doquier. Es este, sin embargo, su mayor acierto, su visión «sucia» de una sociedad en permanente cambio como la nuestra y, por supuesto, con presupuestos diferentes a los postulados en décadas anteriores.
       Calor de Hogar S.A. (2005), su primera novela, nos devolvía a los lectores esa posibilidad de mezclar ilusión y realidad porque contaba la historia de un hombre incapaz de realizar el más mínimo esfuerzo para cambiar el desarrollo y el orden en su vida; y ahora, insiste en relatarnos un nuevo fracaso, el de un matrimonio que, pese a las confusiones de su propia realidad, intenta sobrevivir y sobreponerse a sus sentimientos. Alianzas duraderas (2007), su segunda novela, propone una visión distinta sobre el matrimonio y las consecuencias que se derivan de esa especie de intercambio en el que una de las dos partes siempre sale perjudicada. Bernabé Leblanc es un cuarentón, investigador de Antropología, expulsado de la universidad, que obligado por el paro termina supervisando papeleras e inventariando contenedores para el MMU (mantenimiento de mobiliario urbano); además, sus penurias económicas le llevan a mudarse a la casa de su suegro con su mujer, sus cuatro hijas, una nieta y un desvergonzado yerno colombiano. En plena crisis matrimonial con terapia propia incluida, una antigua compañera, Pola Sincler, le ofrece volver a la universidad para investigar el comportamiento homosexual de los etoro, una tribu casi extinguida de Nueva Guinea.  Pero a estas alturas de su vida, casi derrotado, no se siente con fuerzas para iniciar una nueva etapa, incluso cuando Pola se echa en sus brazos para volver a vivir una antigua pasión. Luego estaría esa infidelidad que planea sobre la existencia vacía de Bernabé que la autora aborda desde el sentimiento de culpa hacia Estela y el resto de su familia, incluida la pequeña Cuqui, protagonista del último guiño de la historia. Para rematar, una encuesta que postula cómo el ardor romántico es algo lo suficientemente extendido como para hacer pensar en un universal cultural, aunque en un estudio anterior, algunos antropólogos ignoraban la evidencia del amor. Y lo mejor de todo, una irónica visión e inteligente de la vida, una historia aderezada con una prosa ágil, amena, con diálogos meditadísimos y desenvueltos, en consonancia con estos héroes anónimos que luchan por sobrevivir.





ALIANZAS DURADERAS
Cristina Cerrada
Madrid, Lengua de Trapo, 2007

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