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martes, 30 de enero de 2018

Manuel Siles Artés



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MANUEL SILES ARTÉS, UN NOVELISTA ALMERIENSE RECUPERADO


       Hacia el año 1950 España sale de esa postración en que había quedado tras la guerra civil. Resurge lentamente del boicot internacional y se encamina a restablecer una economía propiciada por una sana voluntad de resurgimiento de sus cenizas. Evidentemente, los últimos cincuenta años, han supuesto una nueva etapa en la vida española y literariamente podemos recordar aquellas nuevas generaciones que se iban incorporando al panorama narrativo, tanto a nivel nacional, como regional y provincial. Con semejantes palabras, con esta pequeña introducción, trataba de justificar el descubrimiento de un autor almeriense desconocido para mí a lo largo de la década de los 80, cuando me disponía a hacer un breve catálogo de obras y autores nacidos en Almería. Los nombres que yo apuntaba entonces dentro del panorama almeriense eran los de Octavio Aparicio, Antonio Prieto, Antonio Fernández Gil «Kayros», Agustín Gómez Arcos, María José Clemente y esencialmente, Manuel Siles Artés, (nacido en 1921 y  fallecido en mayo de 1984), que había legado una impresionante obra literaria y que hasta ese momento había publicado las novelas, Amor prohibido (1955), Tentación (1956), La bestia (1960), Clase piloto «A» (1986) y El gran triunfo de Marcos Calderón (1988). Posteriormente se dio a conocer, Alitur (1990) y la última, El desierto (2002), una alegoría al milagro agrícola de Palomares.
       La primera entrega de Manuel Siles, Amor prohibido (fechada en octubre de 1951) responde a un texto de marcado acento tremendismo celiano, además de visos del realismo social de la época. Ambientada en la Garrucha de esa misma década ofrece un aguafuerte de la pequeña población pesquera, retrata a unos hombres que permanecen fieles a su propia tradición y el relato se convierte en la pequeña historia de unos pescadores y de una singular familia, la de los Peludo, y los avatares que acontecen a la misma. Su siguiente obra, Tentación, está fechada en Abril de 1956 y en este caso se trata del estudio psicológico de unos personajes que viven unas situaciones en una sociedad difícil, marcada por la postguerra. La estructura narrativa se concreta en cuatro cartas cuya receptora, la misma siempre, es Jacobina Terriza. El escenario geográfico se enmarca entre Calella, septiembre de 1950 y Madrid, mayo de 1955. En La bestia, terminada en 1960, el autor vuelve a recrear su tierra natal y sitúa la acción en Almería y sus principales barrios: Los Molinos, El Alquián, el Barrio Alto, sus playas, y todo envuelto en los diálogos y monólogos que sostienen algunos de sus principales personajes: Josefina, Julia, Ricardo, Conchita, Rogelio, Juan... La Almería que se describe es la de una ciudad pueblerina de mitad de los años 50, una urbe encerrada en sí misma, de corte franquista, encorsetada en los muchos prejuicios y algunos valores que convierten, en monótonos, los diálogos que desarrollan sus personajes más jóvenes: una juventud sin ilusión que relata una sucesión de anécdotas sin trasfondo alguno.  Finalista del Premio Sésamo en 1963, El gran triunfo de Marcos Calderón, es la historia de un hombre que, pese a haber llegado al final de su vida, se ríe de todo lo que le ha ocurrido y de lo que le rodea porque sólo al final ha llegado a comprender su propio fracaso y asiente ante todo, mientras se toma un café con un grupo de amigos y repasa todo el tiempo transcurrido. Seleccionada para el Premio Cáceres de Novela en 1979, Clase Piloto «A» es una novela de marcado carácter pedagógico puesto que se trata de un experimento para anular el concepto de la libertad humana que, como suele ocurrir, fracasa porque prevalece, como es normal, el sentido común y así lo entienden los jóvenes que son sometidos a dicho experimento, frente al tamiz pedagógico que esgrime su preceptor don Marcos. Finalmente, Alitur (Batarro, 1990) es la novela del triángulo costero de Vera, Garrucha Mojácar y su ambiente y costumbres que tan bien conocía el autor. La novela está construida como una laberíntica sucesión de escenas entre estos tres pueblos costeros de la Almería más conocida y subraya el gran acierto del autor al tratar de elaborar un mapa de toda una época histórica de nuestra provincia a través de una larga y oscura postguerra, intentando ofrecer esa clara voluntad de comunicación que contienen todas sus novelas y sobre todo, la amplitud de posibilidades narrativas que ensaya el autor en su escritura.
       Con El Desierto (2002), la novela sobre el milagro agrícola de Palomares que Arráez Editores incorpora a su colección «Narrativa Almeriense», se cumple el deseo de su viuda por dar a conocer más ampliamente la obra de Manuel Siles. La novela supone, una vez más, poner de manifiesto la visión realista del autor cincuenta años después de los acontecimientos, algo que más tarde convertirá a la comarca de Palomares y sus alrededores en un fructífera tierra hortícola, tierra próspera de expansión internacional, pese a la adustez de la misma. En realidad, es un relato breve de planteamiento sencillo, extremadamente de corte realista, planteado estructuralmente de una forma lineal que cuenta la historia de Felipe, un joven emprendedor, que una vez despechado ha heredado el paraje «El Desierto» y decide aventurarse y plantar tomates en esa difícil tierra frente a la opinión de una enérgica madre y el resto de su familia, incluidos algunos de sus amigos y vecinos más cercanos. Incluso, la mujer de la que está enamorado deja de sentir interés por él cuando se entera de sus propósitos porque lo cree un fracasado por intentar algo imposible. En realidad, Siles vislumbra desde mucho antes una idea futurible, la de realizar plantaciones extratempranas en una tierra como la almeriense, con sus características, tan falta de precipitaciones que hagan su tierra fértil, aunque, en su relato, insiste en el tesón de los hombres del campo, en su firmeza de convicciones, en la idea preclara de transformar tierras vírgenes en tierras productivas, que han llegado a convertir el suelo en un vergel del que fue exponente en la prensa nacional el milagro agrícola de Palomares y su producción de tomates durante buena parte del año.
       El Desierto es la sombra de un coraje y recoge en forma de relato el sentir de una tierra repleta de matices. El sol, el paisaje, la adustez de sus tierras, pero también la belleza de los atardeceres o de los amaneceres, los colores de la tierra se tornan en melodía unísona a la par que las palabras en la pluma de Siles Artés quien, como tantas ocasiones, anteriores sabe adaptar el lenguaje al medio sobre el que escribe, con esa sutileza que se caracteriza a su prosa y abre camino en un estilo que, transcurrido mucho tiempo conserva, aún, la maravilla del arte con que proyecto sus obras. Ese individualismo le valió, al autor, el olvido de sus contemporáneos pero le ha otorgado la inmortalidad que proporciona la literatura. El libro está ilustrado por su hijo Juan José Siles Lucas y en la edición colabora el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora y Arráez Editores, una editorial de la tierra que está consiguiendo contribuir al panorama literario de la provincia de Almería con acertadas publicaciones, tanto de Historia y Antropología como de Literatura, y en este caso en una apuesta firme.






EL DESIERTO   
Manuel Siles Artés
Arráez Editores, Mojácar, 2002

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