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jueves, 30 de diciembre de 2021

Washington Irving

Esa Vieja Navidad

 


               Las obras de Washington Irving (1783-1859) reflejan el paso del Neoclasicismo al Romanticismo de la literatura norteamericana, aunque prevalece el romanticismo sobre el racionalismo. Sus frecuentes viajes por Europa (era diplomático de carrera), marcarían sus temáticas y, en gran medida, su estilo. Su tesis era que los viejos tiempos siempre fueron mejores, circunstancia que marcaron la obra Vieja Navidad, una perspectiva de las viejas tradiciones de la Navidad en una casa de campo inglesa, con personajes típicos, los niños, el párroco, el amigo aprovechado, el solterón, las jóvenes alocadas o el incipiente amor juvenil, y sobre todo abundantes escenas típicas de las viejas tradiciones que el autor se esfuerza en recalcar constantemente de forma directa en la narración (destaca su interés por las tradiciones de tiempos antiguos). a narración nos lleva por las celebraciones de Nochebuena y Navidad, presenta a los personajes y les otorga su tiempo y espacio en el relato para poder hacernos una imagen clara de cada uno de ellos; esto, junto con la descripción detallada de las escenas, salones, jardines y ambientes rurales de la campiña inglesa que permite al lector formarse un cuadro bastante real de esta aventura.

       Vieja Navidad es un libro estructurado en cuatro capítulos, con titulo propio, más el prólogo. El narrador, de quien el lector no conocerá su nombre, realiza una gira por Yorkshire durante el mes de diciembre, la misma víspera del día de Navidad. En la fonda en la que decide pernoctar se encuentra con una cara que le resulta muy familiar: un joven al que define como gallardo y vivaracho, con el que viajó por el continente, Frank Bracebrigde. Ese reencuentro dará un nuevo giro al relato, pues el narrador es invitado por su joven compañero de viaje a pasar las fiestas navideñas en la hacienda de su padre, punto de destino del joven. Es desde ese momento cuando el relato cobra mayor interés tanto para el narrador como para el lector, por la serie de episodios que presencia durante su estancia en la mansión de la familia Bracebrigde, en donde se contagia del ambiente festivo y jocoso que impera entre quienes allí celebran a la vieja usanza estas fiestas entrañables. Sin embargo, este libro no es solo un relato navideño como el propio Irving nos explica al cerrar su relato. Su objetivo no es describir toda esa tradición navideña en Inglaterra, sino una marcada intención en su estilo romántico más que racional: reconciliar al lector con el ser humano y destacar la naturaleza bondadosa del mismo a través del sentimiento y de un fino humor, o quizá del humor más sentimental. El objetivo parece haberse cumplido, tanto en su época, se dice que dio un nuevo auge a la tradición Navideña norteamericana, como en el presente, si el lector se deja llevar por la espléndida precisión de la prosa del narrador. La lectura nos lleva a permanecer con una sonrisa, a veces incluso a despertar en nosotros un tenue sentimiento triste por el nivel de sentimentalismo y melancolía que nos ofrece la descripción de los personajes y las escenas; e incluso a añorar el espíritu navideño que, seguramente, todos teníamos cuando éramos pequeños y poco a poco hemos ido perdiendo por el abuso de la racionalidad y el mercantilismo sobre el romanticismo de nuestras vidas.

 


 

 

 

Washington Irving, Vieja Navidad; ilustrado por Randolph Caldecott; trad., de Óscar Mariscal; Madrid, El Paseo Editorial, 2021.

 

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