amaneceres
María Ángeles Pérez
Bastidores
Nuestra vida pendía de pequeños bastidores donde colocábamos cuidadosamente la tela para bordar, con paciencia y esmero, el ajuar que debíamos preparar para el destino familiar que nos venía marcado. En la escuela, guiadas cariñosamente por la maestra y separadas de los niños, cosíamos y preparábamos todas las prendas que, se suponía, deberíamos aportar a nuestro cálido y futuro hogar. Sobre las sábanas puras y blancas dejábamos plasmados pequeños y redondos bodoques, deslizándose en forma de ondas o de flores, con distintos matices para darle algo de colorido y frescura al momento que nos había tocado vivir. Hoy nos seguimos moviendo entre bastidores de políticos chabacanos y maleducados que han perdido el rumbo y que intentan, en lugar de fijar sólida y democráticamente la cuerda de nuestro bastidor, hacerla más débil y resquebrajarla para que el golpe que nos demos sea más duro, repentino e irreparable.
Sí, nuestra vida siempre se balancea y transcurre entre claroscuros de bastidores y, pendiendo de ellos, bailan pequeños hilos que, en algunos momentos, están a punto de quebrantar.
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