Un romance en París
En enero de
1939 Frida Kahlo llega a París para exponer en una galería, allí conocerá a un
joven Michel Petitjean.
La historia de
amor entre Frida Kahlo y Michel Petitjean comenzaba cuando ella fue a París,
con motivo de la
exposición México que
había montado el grupo surrealista encabezado por André Bretón.
Frida Kahlo
pasó buena parte del invierno de 1939 en París, alejada de su casa y de Diego
Rivera. Viajó desde Nueva York a la capital francesa y llevó diecisiete de sus
cuadros, una desconocida por entonces en ambientes parisinos, dejó al público
europeo boquiabierto con su tremenda historia, su fuerza expresiva y su
arrolladora personalidad. La muestra incluía obras tan inquietantes como Mi nacimiento, Mi nana y yo, Hospital Henry
Ford, Ella juega sola o El Marco,
adquirida por el estado francés, la única obra que se vendió. Breton que había
conocido a Frida Kahlo en su casa de Coyoacán, durante una visita en México,
creyó que la obra de Kahlo era genuinamente surrealista, y ella se desmarcaba
de la consideración, que tanto respetaba, alegando “yo no pinto mis sueños,
pinto mi propia realidad”.
Kahlo en París
Durante los
dos meses que Frida Kahlo pasó en la capital francesa recorrió parte de la ciudad
de la mano de un joven, Michel Petitjean, aunque aquejada de una infección
renal pasaría más de veinte días ingresada en el Hospital Americano. Durante su
estancia había estado alojada en casa de los Breton, en el hotel Regina,
después, en la casa de los Duchamp. El joven Petitjean, amigo y amante, le
ayudó, la cuidó y la acompañó para que se sintiera cómoda durante su etapa
parisina, y ella como muestra de agradecimiento, de amor o de cariño, tras la
exposición cuando preparaban los cuadros para su vuelta, el último día, Frida,
le dijo al joven que eligiese una de aquellas obras como regalo. Michel se
decantó por El corazón, un
autorretrato, donde se puede ver cómo una barra metálica atraviesa el cuerpo de
la pintora Kahlo
y deja un vacío en el lugar que debería ocupar este órgano. Un corazón enorme y
sangrante yace en el suelo y se derrama en ríos de rojo sobre el campo. Un
uniforme de colegiala y un traje folclórico mexicano cuelgan del cielo y
señalan a Frida que, con el pelo corto, bañada en lágrimas, vestida con falda
blanca y lisiada de un pie, interroga con su dura mirada al espectador. El
cuadro fue pintado en 1937 y se lo regaló el 23 de marzo del 39, en París, la
víspera de su regreso a joven de veintiocho años, el padre del autor de este
libro.
El niño Marc
nunca supo el verdadero significado del cuadro, pese a verlo siempre colgado en
el salón de su casa familiar, hasta que un desconocido Óscar, periodista
mejicano, contactó con él para contarle el secreto de esa curiosa relación.
Todo ocurrió veinte años después del fallecimiento del padre. “Tenga. Aquí está
lo que he descubierto basándome en los archivos de la pintora Frida Kahlo“,
fueron las palabras que escuchó Marc. Se trataba de un artículo que salió a la
luz en 2004. Nunca antes se había sabido nada de este testimonio porque antes
de que murieran Frida y su marido, Diego Rivera, la Casa Azul, lugar donde
vivieron, fue sellada por orden de ambos.
Marc Petitjean,
hijo de aquel inquieto acompañante de la mejicana, ha recogido la anécdota, o
la breve historia de amor, en un libro, El
Corazón. Frida Kahlo en París (2019) y el fotógrafo y cineasta, ha recreado
la época, ha aportado una encomiable tarea de documentación para reconstruir de
forma amena los días de Frida en Francia y rastrear los datos sobre la relación
que tuvo con su padre, incluye testimonios y cartas de aquellos momentos
vividos, con un París de fondo prebélico, y las noticias inquietantes de la Guerra Civil española
y sus últimas batallas antes del triunfo de Franco. Lo más curioso del libro es
que Petitjean logra que el lector se sienta por momentos parte de ese ambiente
poblado por figuras que la historia ha convertido en iconos del siglo XX, como
Man Ray, Dalí, Breton, Picasso, Dora Maar, Kandinsky o Duchamp, y que, a escasos
meses del inicio de la Segunda Guerra Mundial, hacían que París viviese
esa efervescencia de arte e inquietud cultural que nunca volvería a repetirse.
¿Quién era Michel Petitjean?
Michel
Petitjean era etnólogo, ingeniero agrónomo, militante de izquierdas y
periodista, y frecuentaba el ambiente artístico parisino y los círculos
mundanos. Claude Mauriac lo describe como un “campesino risueño de rostro
mofletudo, divertido y encantador”. Parece que Frida Kahlo tenía gustos muy
particulares, no solo por Diego Rivera, sino por el romance que se le atribuye
con León Trotsky. Anne Marie Mergier da cuenta de una grabación en la que la periodista Ruth Thorne
entrevista a Michel Petitjean sobre la exposición que llevó a Frida Kahlo a
París aquel 1939 y señala que el francés coordinó la muestra Mexique, concebida por André Bretón para la galería Renou et
Colle, que se inauguró el 8 de marzo, que incluía diecisiete cuadros de Kahlo,
fotos de Manuel Álvarez Bravo, piezas prehispánicas y artesanía popular. En la
grabación, el mismo Michel, considera el romance como “una gran pasión, una
pasión que nació el día en que cayó Barcelona (26 de enero de 1939, noventa mil
soldados franquistas ocupan la capital catalana). Estábamos cenando en casa de
Marie Laure y al final de la velada me enteré por radio de la caída de
Barcelona… Lloramos tanto… Lloramos tanto… que finalmente pasamos la noche
juntos… llorando… Así fue… En el Hotel Regina… Fue bello… Muy bello… Algo muy
en la línea de Breton… en la línea de L’Amour
Fou de Breton…”, aseguraba el etnólogo francés, según el artículo de
Mergier escrito a propósito de la publicación de Le Cœur en Francia, el volumen
que Océano publica bajo el sello Circe sobre el idilio entre el etnólogo y la
pintora, un suceso que ocurrió durante la estancia de la artista en París, del
21 de enero al 23 de marzo de 1939.
Marc Petitjean
reitera en su libro la discreción de su padre, y de aquel idilio solo quedó un
testigo: el cuadro El Corazón, realmente un autorretrato de la pintora, famosa
en todo el mundo por sus dolorosos autorretratos.
El
corazón. Frida Kahlo en París
Marc
Petitjean
Barcelona, Circe, 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario