Agosto
Agosto es el mes de la incomunicación, de los vacíos, del silencio más absoluto, del propósito siempre de dejar las cosas para después de las vacaciones, y este año según los expertos, además, esos días marcarán un tiempo atmosférico atípico y disfrutaremos de tormentas y bajas temperaturas a lo largo de las semanas próximas. Como suele ser habitual, lecturas pendientes, miradas hacia esas cosas que van surgiendo, los relatos almerienses de cada verano, con la misma nómina de siempre, pocas sorpresas, la nueva novela de Lorenzo Silva, Castellano, una reivindicación personal e histórica del germen de toda una nación.
También los expertos se equivocan y las playas de llenan de gentes en busca de sol, y de este hay lo suficiente en los días transcurridos de agosto, incluso disfrutamos de una o varias olas de calor, ¿estamos ante la perspectiva más evidente del cambio climático? Sin duda alguna, y mientras no pensemos en un remedio a medio plazo, vaticino que las olas de calor, las tormentas y las catástrofes naturales se sucederán, ¿qué hacen, entonces, nuestros políticos? Evidentemente, nada.
Historia de dos ciudades se confirma como ese gran clásico que es: Dickens en estado puro para una vuelta al Club de Lectura. El otoño nos traerá nuevas propuestas, personales y colectivas. Y mientras, nuevos días de calor, tregua por las noches, y nos encaminamos hacia un final de los días de agosto. Septiembre, espero, será otra cosa.
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