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domingo, 25 de noviembre de 2018

Domingo de poesía.


       El poeta almeriense, José Antonio Sáez, nos invita con una voz lírica personal, a sumergirnos en la profundidad de unos pensamientos cuya prosa poética insta a una búsqueda personal.
       En la otra ladera (CatorceBis, 2018) es su último poemario, un libro sobre la indagación espiritual del ser humano, o la indagación en la propicia conciencia.



II
       Si naufraga el corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas de un sudario. Revestidlo con la cal del lienzo que hace holgadas las formas de quien late al unísono de un vals acompasado. Si languidece el corazón, abandonadlo en una playa donde vengan a beber, voraces, los pájaros oscuros del abismo. Haced con él una ofrenda a los dioses de la melancolía, regaladlo a las meretrices y a los huérfanos de ojos extraviados que pasan arrastrando su tristeza por las calles del mundo. Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los amantes.


III   

Recogía las cenizas esparcidas donde hubo latido el amor. Las acunaba en las cuencas de sus manos ajadas y las apretó contra su corazón herido por el devenir de los días. Amasaba con sus lágrimas el barro gris que ahora tizna su rostro. No encontró con quién compartir su dolor. Se hizo al silencio y penetró en el umbral oscuro donde sólo la noche acoge a sus sicarios. Dormía con los puños apretados para que no se disiparan en la niebla los últimos restos del amor cumplido.




V

       Llevaba en sus ojos la tristeza del visionario y en sus manos la impotencia de quien no podía hacer nada para impedir el cataclismo, que advertía seguro. En su Oración del Huerto, sólo le confortaba la inconsciencia de la mayoría en su destino. Y en el ocaso de la civilización, se dispuso sin éxito a atesorar en su alma toda la belleza del mundo para intentar salvarla.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, Pedro. Es otra forma de concebir la poesía en tiempos difíciles. Ahí queda por si alguien se atreve a recoger esa voz verdadera que la alienta. Un abrazo.

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