Páginas de Espuma me ha facilitado durante estos 20 años apasionantes lecturas... Gracias.
“Los buenos libros se escriben para que gusten a sus autores; luego a Dios o al Diablo, o quizá a ambos; y en tercer lugar, para nadie”. Juan Carlos Onetti
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martes, 31 de diciembre de 2019
lunes, 30 de diciembre de 2019
UN AÑO DE CUADERNOS DEL SUR
Ayer, sábado, se publicaba el último número del año 2019.
Nuestros colaboradores-amigos hacen posible
Cuadernos del Sur. Sin ellos sería imposible nuestra andadura. En 2019, Diario
CÓRDOBA publicó 18 números en los que volvimos a remarcar la importancia de las
letras andaluzas en el contexto de la literatura española. 216 páginas
dedicadas a los libros.
Sumamos un año más, y ya es el trigésimo tercero, en el camino iniciado por Antonio Rodríguez Jiménez y Francisco A. Carrasco.
Confiamos
en seguir contando con vuestra colaboración y amistad.
Paco Expósito.
domingo, 29 de diciembre de 2019
Artes & Letras, 2019
Hoy es 28 de diciembre, Día de los Inocentes, pero esta lista y estos
comentarios no son una inocentada, nada más lejos, son...
comentarios no son una inocentada, nada más lejos, son...
Mis
recomendaciones literarias 2019, que se han publicado en:
Artes & Letras, Heraldo de Aragón
En la cuneta, Francisco López Serrano
Tenerife,
Baile del Sol, 2019
Jóvenes que creyeron en una vida distinta, o remake de un Kerouac español que se
lanza a una carretera donde vivir el viejo sueño de la libertad.
El hijo zurdo, Rosario Izquierdo
Barcelona, Comba, 2019
Una madre asiste a la deriva de su hijo menor, Lorenzo,
hacia las oscuridades de un grupo neonazi.
La habitación enorme, E.E. Cummings
Madrid, Nocturna, 2019
Un texto con un aire antibelicista, el clásico
norteamericano, sobre el cautiverio del gran poeta durante la I Guerra Mundial.
Mr Smile. La
aventura, Daniel
Múgica
Córdoba, Toromítico, 2019
Un joven esquimal descubre unas extrañas huellas siguiendo
el rastro de sus padres que han desaparecido de su casa.
Ese verano oscuro, Mariana Enriquez
Ilustrado por Helia Toledo
Madrid, Páginas de Espuma, 2019
La narradora argentina y la ilustradora Toledo
distorsionan la realidad con una curiosa propuesta: un mundo oscuro y triste,
tan cerrado como asfixiante, lleno de sombras o de prejuicios; páginas
salpicadas de una absoluta y preconcebida violencia.
sábado, 28 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
La iluminada celebración del ‘Día de las velitas’ en Colombia
La noche del 7
de diciembre, víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción,
en Colombia se da inicio al periodo navideño con una curiosa celebración que es
conocida como el «Día de las velitas» (hay quien la llama «Noche de las
velitas», al ser vespertina).
Consiste en
iluminar todas las poblaciones del país utilizando velas y pequeños faroles
hechos de papel (en la mayoría de las ocasiones artesanalmente). Pero no solo
son encendidos en las calles, también en los propios hogares e incluso en los
comercios.
Esta
celebración sirve para rendir un homenaje a la Virgen María en el
día que está marcado en el calendario como el del «Milagro de la Anunciación».
Las velas y
faroles se encienden al anochecer del 7 de diciembre y tras la salida del sol
se cuelga en las ventanas y los balcones o se izan banderas con la imagen de la
virgen.
También se
realizan numerosas actividades (dependiendo de cada región colombiana son
diferentes) que pueden ir desde tradicionales ceremonias religiosas a
festivales de música y danza, fuegos artificiales o procesiones.
En los últimos
años se aprovecha esta fecha para realizar actos de carácter solidario, como
recaudar fondos para los más necesitados y desprotegidos.
viernes, 27 de diciembre de 2019
Cuaderno en blanco, diciembre
Cuaderno en blanco
Para mi amigo Félix
Los primeros
días de este mes, con que finalizamos el año, nos anuncian el invierno, con
mañanas y tardes frías, algún chubasco y el proyecto de algunas últimas
entregas que se perfilan, de alguna manera, interesantes, como por ejemplo, la
única y exclusiva novela de E. E. Cummings, La habitación enorme, una meditada
propuesta sobre la I Guerra Mundial
en la que un joven poeta sirvió en el servicio de ambulancias. Los días previos
a la navidad nos acercan a un pasado familiar de otros tiempos, y otras
inquietudes; experimentamos cómo estos días se han ido convirtiendo en muestras
inexcusables de consumismo.
Estos días de
grises colores me traen la extraña noticia de una pérdida: acaba de morir mi
amigo Félix, con quien viví mis años de infancia y de juventud, allá por los
lejanos 1966, 1967, 1968 y los siguientes, en la Alemania de la emigración, hasta
principios de la década de los 70, en nuestra ciudad de acogida, Langenfeld,
donde se quedó, fundó una familia y siguió sus días hasta hace unas semanas.
Félix fue la prolongación de una amistad de juventud en tierra extranjera que
vivimos con solidaria hermandad, algo que nos ha seguido uniendo a lo largo de
estos cuarenta y cinco años después. Te recordaré, amigo. Nos vemos allá, en ese
otro mundo.
Acabaré el año
con otros proyectos de lecturas, un clásico más, Trampa 22, de Joseph Heller,
que en esta ocasión centra su acción en la II Guerra Mundial,
y debo añadir las recientes, El manuscrito de aire, de Luis García Jambrina, la
nueva aventura de un Fernando de Rojas detective, y la historia de amor de
Marian Izaguirre, Después de muchos inviernos, que, de alguna manera, cerrarán
este espacio lector por este 2019.
Luego vendrán
los días familiares, los villancicos, el árbol de navidad y el pequeño belén. Y
ese salto, siempre, vertiginoso a un 2020, repleto, por qué no, de retos y
posibilidades.
jueves, 26 de diciembre de 2019
miércoles, 25 de diciembre de 2019
martes, 24 de diciembre de 2019
Hoy invito a…
María Ángeles Pérez
Amaneceres
Belén
Y seguimos recordando el famoso
villancico: «En el portal de Belén hay estrellas sol y luna». Un año más se
acerca la Navidad.
Acudiremos hacia aeropuertos y estaciones en busca de ese
abrazo que no pudimos dar durante el resto del año. Las luces de nuestros
pueblos y ciudades vuelven a encenderse incitándonos a la compra anticipada de
esos regalos que dejamos aparcados para la llegada de estas fechas. Asistiremos
a continuadas convocatorias de apetitosas comidas y grandes cenas como si el
fin del mundo se aproximara irremediablemente prometiéndonos, sin falta, que el
primer día del año venidero iniciaremos una estricta dieta que nos hará
adelgazar hasta lo invisible.
Otra vez llega la Navidad. Quizá este
año viaje hacia Belén y, una vez allí, en el portal, dé vida al final de este
entrañable villancico. Visitaré a la Virgen, conversaré con San José y me
acurrucaré junto al Niño que dormirá plácidamente en su cuna.
lunes, 23 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
¿Conoces las tradiciones de la Novena de Aguinaldos y Las Posadas que se celebran en Latinoamérica?
Muchas son las tradiciones y rituales
que, al llegar los días previos a la Navidad, son
realizadas y celebradas en muchos rincones del planeta. Cada país tiene sus
propias costumbres y aunque en muchas de ellas existen ciertas similitudes, en
cada lugar tienen su propia manera de realizarlo.
Entre
el 16 y el 24 de diciembre se
celebra en un gran número de países latinoamericanos un par de tradiciones que,
a pesar de llamarse de diferente manera según el lugar, tienen muchas
similitudes entre ambas. Me refiero a las conocidas como «Novena
de Aguinaldos» y «Las Posadas».
En ambas, el denominador común es el de
realizar una serie de oraciones a lo largo de nueve días (de ahí que una de
estas celebraciones se llame ‘novena’). Cada
día, empezando por el 16 de diciembre, se reza una oración diferente, dedicadas
a la Virgen
María, San José y el Niño Jesús. También se realizan algunos canticos,
se comen dulces y platos típicos del país.
Pero se trata de una celebración
rutilante, debido a que cada jornada tiene lugar en un sitio diferente de la población. De ahí
que también se denomine Las Posadas en algunos países, ya que trata de emular
las nueve etapas del viaje realizado, entre Nazareth y Belén, de la Virgen María y San
José.
Quienes celebran este tipo de festividad
suelen ser agrupaciones vecinales, religiosas o de otro tipo, que se organizan
entre ellas para escoger nueve calles, casas, templos religiosos (y un largo
etcétera de lugares) donde se decora y cada día, a lo largo de nueve jornadas y
hasta llegar la Nochebuena, llevan a cabo una de las
novenas.
Entre las diferencias que existen
respecto a la Novena
de Aguinaldos y Las Posadas es que la primera suele tener un
carácter más religioso y enfocado a la oración de los participantes, mientras
que la segunda es algo más festiva (sin dejar de lado la religiosidad).
Los países en los que suele celebrarse
cada una de ella son: México, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Nicaragua y Panamá (Las Posadas); Colombia, Ecuador y Venezuela (Novena de
Aguinaldos).
Cabe destacar
que en Filipinas, a pesar de estar muy lejos del continente americano, también
se realiza una celebración similar, entre el 16 y el 24 de diciembre, que es
conocida como el «novenario», aunque la peculiaridad de la celebración en el país del sudeste
asiático es que es de carácter estrictamente religioso (se realizan nueve
misas) y es en horario nocturno.
El origen de este tipo de celebraciones
proviene de los tiempos en los que se llevó la evangelización por todos estos
lugares por parte de misioneros españoles, a partir del siglo XVI.
domingo, 22 de diciembre de 2019
sábado, 21 de diciembre de 2019
viernes, 20 de diciembre de 2019
jueves, 19 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
El origen de la Lotería
de Navidad
El primer
sorteo se celebró el 18 de diciembre de 1812 y en su origen recibió el nombre
de ‘Lotería Moderna’ para diferenciarla de la lotería Primitiva
(creada el 1763).
Este sorteo fue pensado como un eficaz medio de aumentar
los ingresos del erario público sin ser un quebranto para los contribuyentes,
tal y como ideó su creador, el ministro de la Cámara de Indias, Ciriaco
González Carvajal.
Empezó a
llamársele, de manera no oficial, Sorteo de Navidad a partir de 1892 y cinco
años más tarde esa denominación ya aparecía en los billetes de lotería.
Durante el
primer siglo en vigencia de la Lotería de Navidad, los números (que estaban
impresos en papeles) eran cantados uno por uno tal y como se hace en un sorteo
ordinario (unidades, decenas, centenas, unidades de millar…). No fue hasta 1913
en el que se comenzaron a utilizar los bombos y las bolas de madera con la
numeración completa en cada una, tal y como sigue realizándose hoy en día.
miércoles, 18 de diciembre de 2019
Efemérides literarias, diciembre
EFEMÉRIDES LITERARIAS/ CENTENARIOS DE 2019
17 de
diciembre de 1919, nace Es’kia Mphahlele, escritor surafricano.
24 de diciembre de 1819, nace Antonio de Trueba, literato español.
26 de diciembre de 1819, nace E. D. E. N. Southworth, novelista estadounidense.
30 de diciembre de 1819, nace Theodor Fontane, literato alemán.
24 de diciembre de 1819, nace Antonio de Trueba, literato español.
26 de diciembre de 1819, nace E. D. E. N. Southworth, novelista estadounidense.
30 de diciembre de 1819, nace Theodor Fontane, literato alemán.
martes, 17 de diciembre de 2019
Yanina Rosenberg
…me gusta
Territorio quebradizo
Un cuidado
acercamiento a lo fantástico en La piel
intrusa (Páginas de Espuma, 2019) de Yanina Rosenberg
Una de las
paradojas más insospechadas que nadie pudiera imaginar sería conceptuar lo
fantástico como algo expresamente real; y si fuera así cabría preguntarnos, ¿es
lo fantástico lo contrario de lo real?, o ¿tendríamos que excluir lo uno de lo
otro?, incluso ¿donde impera lo fantástico, descartamos lo real? En términos
narrativos y literarios habría que sopesar que no podría existir lo fantástico
sin la existencia de lo real, entendiendo este último concepto como una de esas
formas convencionales con las que nuestra sociedad piensa, entiende y comprende
aquello que solemos llamar realidad. El cuento fantástico requiere de la confusión
de elementos que llamamos “realistas”, es decir, que imitan “lo real”, y
elementos o hechos “sobrenaturales”, tan asombrosos como insólitos que
comparten ese mundo análogo a la realidad cotidiana. Esta coexistencia ambigua
de mundos dispares convierte a lo fantástico en una especie de contradicción,
porque el mundo creado por un relato fantástico sostiene la intrusión de lo
inadmisible, de lo imposible, dentro del orden establecido de lo cotidiano; y
es en esa conexión donde se asientan los efectos literarios e incluso
filosóficos del relato fantástico.
La realidad puede resultar frágil siempre y cuando lo
fantástico convierta en siniestro conceptos cotidianos como la maternidad, el
sexo, el amor, la pareja, la locura, la ternura, a ese abismo que nos lleva a
la evasión y traza un puente fronterizo en nuestras pesadillas, al tiempo que
se convierte en ese instante propicio donde el germen visceral queda expuesto
como aquello que pretendía quedar oculto o callado, y queda así mostrado como
un nuevo estado hasta que otra sorpresa ocupe su lugar, o cada uno decida lo
contrario. Yanina Rosenberg (Buenos Aires, 1980) ofrece con su libro, La piel intrusa (2019), una mirada poética
a nuestra cotidianeidad, y nos invita a un inquietante viaje a través de unas
historias poderosas que golpean la rutina de nuestras emociones, conforman nuestra
vida y la narradora desarrolla con una fría seducción que entronca con el
surrealismo más absoluto. Rosenberg escribe catorce relatos en un libro cuyo
título, en principio, es una declaración de intenciones porque esa intrusión es
la que un día se nos cuela en el cuerpo mientras dormimos, o aquella que a otra
mañana, sin ser conscientes de lo que sucede y de los vacíos que provoca, nos
transforma en esas mariposas pintadas como ocurre en “Mariposas en la pared”, la
historia de una mujer desesperada, un ex marido y una hija que ha de ser
clonada, un tema que se repite con niños problemáticos como en “El peor castigo”, donde una madre va al
colegio para que le cuenten por qué han expulsado a su hijo, en “Guazuvirá”, se cuenta una historia
siniestra en la que tres muchachas se enfrentan a un destino macabro en un lugar
que debería resultar paradisíaco; en “Evelina”
otra madre que pierde a su hija en su propia casa y la recupera convertida en
varios clones; en “Una tibieza elástica”
muestra el caso de los padres separados que se pelean por el hijo, aunque en
este caso nos encontramos con un final tan inesperado como impactante; en
realidad, historias en la que soñamos con una hija más cariñosa, reconsideramos
un crimen sin culpa, y tampoco no pasa nada por ambicionar la perfección del
vínculo entre madre e hija.
Desde el punto
de vista temático los cuentos de Yanina Rosenberg se articulan en torno a la maternidad y a las
relaciones humanas y/o amorosas. En el primer caso se observan lazos
desconectados, silenciosos, conflictivos, inconstantes o desconocidos, donde la
idea del doble y la pérdida de control se convierte en una amenaza permanente; impera
el punto de vista de las madres frente a los hijos, aunque aparecen algunas
salvedades como la mujer que busca con quien habla su madre o la joven que
cuida a un niño cuando el padre no está. En el segundo caso, se trata de vínculos
en constante oscilación, parejas, amigas o gente que se conoce por casualidad
que deambula entre un pasado compartido o breves momentos intensos con enajenaciones
y alejamientos repentinos, curioso el caso de las tres amigas que se pelean por
un hombre durante un viaje o el marido inmutable frente a la computadora.
Cada
protagonista se desgasta emocional y físicamente, e incluso algunos en esa
búsqueda de encontrar nuevas alternativas para su vida. Los personajes
secundarios interactúan en menor medida, y la mayoría se sienten alienados como
esas otras formas de lo siniestro ligadas a lo que no resulta perceptible.
Ninguno termina de conectarse totalmente con los demás porque aparecen
fragmentados y absortos en sus propias especulaciones. Ante esta perspectiva el
lector debe concluir, a su manera y en cierta medida, cada historia. La permanente
presencia de la naturaleza es otra de la singulares características en tanto
símbolo de libertad o esa fugacidad de nuestra existencia, y la amenaza de tormentas
en muchos de estos relatos se convierte en esa metáfora de los estados
anímicos, y esencialmente como ese atributo de la transformación que atraviesan
los personajes, los objetos, los espacios y, en definitiva, los lectores una
vez terminado el libro.
LA PIEL INTRUSA
Yanina
Rosenberg
Madrid,
Páginas de Espuma, 2019
lunes, 16 de diciembre de 2019
Hoy singularidades de visión...
domingo, 15 de diciembre de 2019
Sabías que...
“Vivir no es solo existir, sino existir y crear, saber
gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir”.
Gregorio
Marañón
sábado, 14 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
El origen de los villancicos navideños
Otro de los
elementos más característicos de las fiestas navideñas son los tradicionales
villancicos, unas melodiosas y pegadizas canciones que suenan por los altavoces
decentros
comerciales, comercios,
calles o que son cantados en casi todos los hogares en cuanto se reúne la
familia y amigos.
Pero su origen tampoco tiene nada que ver con la Navidad
sino que eran alegres cancioncillas que se cantaban en la Edad Media en las
villas y cuyas letras explicaban los acontecimientos que habían tenido lugar en
dichas poblaciones a lo largo del año: amores y desamores, fallecimientos y
todo aquello que era de interés del pueblo (por llamarlo de algún modo, eran
los noticieros rurales de la época). Y fue precisamente al ser cantados por los
habitantes de las villas de donde recibe su nombre de villancicos.
El hecho de
que los lugareños memorizasen mucho mejor las letras de esas canciones que los
mensajes evangélicos hizo pensar a los religiosos que un modo sencillo de
hacerles aprender las historias de las Sagradas Escrituras era utilizando esas
cancioncillas y modificándoles la letra, por lo que en las iglesias los
sacerdotes empezaron a emplearlas en los Santos Oficios hablando del nacimiento
de Jesús, la Virgen María
y todo lo que tenía relación con la Navidad.
Con el tiempo
los villancicos de corte religioso perduraron y los originales fueron
desapareciendo.
viernes, 13 de diciembre de 2019
jueves, 12 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
El origen de la Flor de
Pascua
Este es otro de los elementos navideños
que en su origen nada tenía que ver con tal celebración y que se convirtió en
todo un símbolo al llegar estas fechas.
Conocida comúnmente como Flor de Pascua, Flor de Navidad o Poinsettia, esta planta, originaria
de México, tenía un importante simbolismo para la cultura azteca, siendo
utilizada como remedio medicinal y ofrenda para a sus Dioses. Fue en el siglo
XVI cuando los frailes Franciscanos que se encontraban evangelizando a la
población de Taxco de Alarcón (México) decidieron utilizarla como adorno floral
durante las fiestas navideñas.
Pero a quien debemos su popularización y
que llegase a adornar la práctica totalidad de los hogares durante la Navidad
(además de convertirse en una costumbre obsequiarla en los días previos), fue
el estadounidense Joel Roberts
Poinsett, quien fue enviado por su amigo, el presidente John Quincy Adams, como embajador
de los Estados Unidos en México (entre 1825 y 1829) y fue en uno de sus
múltiples viajes que realizó por el país cuando se encontró con esta vistosa
planta de hojas rojas que llamó su atención.
El señor Poinsett, además de diplomático
tenía la carrera de medicina y era un ferviente apasionado a la botánica, por
lo que recogió unos esquejes de la planta y se los llevó consigo al invernadero
que poseía en Greenville (Carolina del Sur) donde se dedicó a su cultivo y
desarrollo. Se le ocurrió regalar esa planta a sus amistades por navidad (entre
ellas a la ya entonces ex Primera Dama Louisa
Adams) y así nació una entrañable tradición que cada vez fue
cogiendo más fuerza.
Cabe destacar que en Estados Unidos el 12
de diciembre se celebra el Día
Nacional de la Poinsettia, una festividad en conmemoración y
recuerdo a la fecha en que falleció Joel Roberts Poinsett.
miércoles, 11 de diciembre de 2019
Juan Manuel Gil
… me
gusta
Un supuesto pasado
Una
literatura que es capaz de cuestionar esos cimientos sobre los que se sostiene
nuestra noción de realidad y de fantasía, y lo hace con la sutiliza de una
estética dilatada a lo largo de una historia cuya tensión nunca decae, y mantiene
el interés durante el tiempo que sostenemos el libro, merece la pena que sea
tenida en cuenta. Incluso el hecho de aprender a desdoblarse, a mirarse desde
fuera y a construir ficción con el material de la vida cotidiana resulta, sin
lugar a dudas, uno de los mayores desafíos de la escritura a que un narrador
pueda someter su obra. Juan Manuel Gil (Almería, 1979) ha supeditado su
narrativa a un exigente proceso creativo que iniciaba con Inopia (2009) una
primera novela que proponía una experimentación transparente, un
arriesgado texto de perspectivas narrativas variadas que debe leerse con una
mirada múltiple; un ejemplo de relato fragmentario, con esa híbrida imbricación
que propone una nueva técnica en el terreno arquitectónico textual lírico de la
narración o de aquellos otros géneros literarios cuya frontera aún estamos
lejos de delimitar; textos construidos con una variedad formal y con una
técnica, una estilística y una temática que desde el punto de vista narrativo
se mueven entre el relato, más o menos extenso, y la novela, e incluyen temas tan
característicos como las relaciones humanas y la sumisión que delimitan el
conflicto de identidad, rozan esa locura incluso que lleva a los personajes a
la soledad, la incomunicación y el miedo, un terror físico que condiciona al
ser humano; buscó el
encuentro de los tiempos y de las voces en Mi
padre y yo (2012), un delicioso e irónico western, e insistió en un nuevo
espacio narrativo en la
turbadora Las islas vertebradas (2017), una novela
repleta de preguntas, y sin las respuestas que más convienen, pero construida
con mucho acierto, y se entiende como una inteligente narración en torno a la
fragilidad y las muchas contradicciones humanas que, temáticamente, y sin un
atisbo de buen quehacer, hubiera desembocado en un realismo sociológico al uso
por cuanto le ocurre a Martín de Juan, un personaje que en su huida se esconde
entre las sombras y las luces que proyectan las imágenes de la isla que con
algo de suerte pueda convertirse para él en su única salvación.
Un hombre bajo el agua (2019), su última
entrega, es una novela que busca descubrir, en la reminiscencia prestada del pasado
y de los amigos, la recuperación de la memoria real, un episodio que
verdaderamente sucedió durante su adolescencia. El protagonista, de nombre Juan
Manuel, encuentra en una balsa de riego el cadáver de Eduardo, un hecho que se
convierte en un acontecimiento a nivel personal y vecinal que, sin saberlo,
marcará el resto de su vida, una obsesión constante que dibujará en el niño el
perfil del adulto del mañana, pero que sobre todo dejará atrás definitivamente la infancia. La balsa se
convierte ese componente simbólico que le devuelve, una y otra vez, a ese
sentimiento de dolor y de angustia, a una turbulenta relación con quienes
convive el ya adulto Juan Manuel y cuyo recuerdo amplifica la sensación de
desasosiego, de irrealidad y de oscuridad que, a modo de relato escrito,
transmite cuando intenta reconstruir la historia.
En esta novela
nada es verdad, y por consiguiente nada es mentira y todo pudo haber pasado
como lo cuenta el narrador, y esa es la sensación que el lector va percibiendo
a medida que se reconstruye ese complicado y extraño puzzle en
que se traducen los recuerdos de una adolescencia esquiva y atormentada por
miles de piezas salpicadas de unos minutos, de unas horas, de unas semanas, de unos
meses, e incluso el angustiado peso de los recuerdos con el paso de los años.
En este sentido, la memoria, tanto la propia como la de los demás, se convierte
en ese evidente material de reciclaje que el escritor intenta hilvanar para
transformar en un relato un suceso marcado por la incertidumbre y el desarraigo
que, acertadamente, ofrece múltiples lecturas y una no menos inquietante interpretación. Efectivo e interesante el
permanente diálogo al que somete a la infancia frente a la edad adulta el
narrador-escritor Juan Manuel Gil ofrece, de alguna manera, a lo largo de todo
el texto una revisión o examen de la infancia desde la perspectiva de la vida
adulta, una mirada nada complaciente, lejos de otras muchas recreaciones de una
infancia inocente y feliz, o espacio de alegría y de amor que desde siempre hemos
añorado y que, como es obvio, ya nunca volveremos a disfrutar a lo largo del
resto de nuestra vida. El paisaje social y geográfico descrito de la
adolescencia del protagonista muestra esa sociedad de barrios, en
otro tiempo callejera, humilde y en ocasiones festiva porque los niños aún jugaban en la
calle, los vecinos tomaban el fresco en las puertas de sus casas y en las
comunidades, las de toda la vida, se establecían inclasificables relaciones,
que iban más allá de las familiares en muchos casos. Quizá este aspecto se
convierta en una añoranza porque, además, no existe una premeditación
interesada, se retrata un espacio sencillo porque el autor ha querido rescatar
aquella sociedad a través de la mirada vertida por todos aquellos que le ayudan
en sus pesquisas y se puntualiza definitivamente en la línea que servirá de
argumento de sus recuerdos.
El narrador almeriense
ha conseguido que la denominada autoficción,
género en auge, se convierta en una excelente novela que se sustenta en la
memoria y en los recuerdos, aunque nos cabe imaginar, como buenos lectores, que
en demasiadas ocasiones la historia a contar no coincide con lo realmente
vivido/sucedido. Quizá porque en este caso, Juan Manuel Gil ha planteado en su
texto si a lo largo de nuestra existencia no hacemos otra cosa que recuperar
una memoria y contar aquello con lo que sentirnos bien, agradecidos, a salvo, y
al menos no despreciados. La escritura actúa entonces como un espacio de
búsqueda sobre el pasado porque quien recuerda y narra desea encontrar el
momento en que todo empezó a cambiar, es decir, el punto en el que algo se
quebró o se fastidió para siempre; solo así avanzará sobre la realidad, su
propósito queda abducido por la ambición de un realismo a ultranza, y ese haz
de pecados acumulados con el paso de los años solo podrán salvarlo con su
capacidad para responder a las muchas preguntas que son ciertas e importan en
el mundo de la literatura.
UN HOMBRE
BAJO EL AGUA
Juan
Manuel Gil
Donostia,
Expediciones Polares, 2019
martes, 10 de diciembre de 2019
Curiosidades navideñas
Las primeras luces de Navidad
Las primeras luces de Navidad aparecieron
tan solo tres años después de que Thomas
Edison patentase la lámpara
incandescente de filamento de carbono que con éxito
comercializaría y que nosotros conocemos como bombilla (a pesar de
que es de sobras conocido de que el invento de la bombilla se lo debemos a Joseph Wilson Swan, aunque por
largo tiempo se le atribuyó a Edison).
El hecho de que mencione a Thomas Edison
es porque fue su socio, Edward
Johnson, quien en 1882 decidió iluminar con unas cuantas
lámparas incandescentes el árbol de Navidad que había colocado en el jardín de
su casa de Nueva York, iniciándose así otra de las tradiciones navideñas más
populares.
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