Francisco Brines, el poeta de la vida
Desde Las Brasas en 1959, su primer libro, hasta La última costa (1995) la intimidad de Brines se vio reflejada en una serena constatación de que somos tiempo y de que el tiempo no es nuestra condena sino el que potencia cualquiera de nuestros actos. Era un hombre tranquilo, con el que cada conversación se transformaba en una complicidad, hablaba de Madrid o de Oliva como los mapas de su utopía, del mar como una mirada perdida en ese horizonte que era una cultura. Muchas veces en medio de la noche, de las altas horas de la noche hablaba del Mediterráneo como ese espacio de mitos personales, como ese ámbito de la serenidad y de lo misterioso.
Obra poética
Las brasas, Madrid, Colección Adonais, 1960 (Premio Adonais 1959).
El santo inocente, Madrid, Poesía para todos, 1965.
Palabras a la oscuridad, Madrid, Ínsula, 1966 (Premio de la Crítica). Reeditado por Huerga & Fierro editores (1996)
Aún no, Barcelona, Llibres de Sinera, 1971.
Insistencias en Luzbel, Madrid, Visor, 1977.
El otoño de las rosas, Sevilla, Renacimiento, 1986 (Premio Nacional de Literatura).
La última costa, Barcelona, Tusquets, 1995. Premio Fastenrath de la Real Academia Española
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