El juego y la razón
Emilia Pardo Bazán en su centenario (1851-1921)
La situación social de la mujer en el siglo XIX, tanto para casadas como para solteras, no era nada halagüeña, y un excesivo control de la sociedad, de la familia y del marido reprimía cualquier atisbo fuera de la norma; no todas las mujeres eran desgraciadas, las conformistas y acomodaticias se adaptaban a esa manera de vivir sin pensar que cierta libertad mejoraría su vida; otras guardaban apariencias, no escandalizaban aunque esos deslices que infringieran las normas sociales no fueran una tragedia, sino una válvula de escape de su naturaleza; un último grupo, minoritario, se rebela en contra una sociedad injusta. Mujeres anticonvencionales pretenden esa libertad que manejaba el hombre siempre, dispuestas a ser libres sexualmente, a recibir educación, ejercer una profesión, o a mantenerse por sí mismas. En este último grupo estaría Francisca Asís Taboada, la protagonista de Insolación, puesto que la marquesa se comporta con independencia casi masculina; las normas sociales, los prejuicios tradicionales no son un obstáculo para ser libre, aunque, al final, se evite el escándalo de la trasgresión con el anuncio de su boda con Diego Pacheco.
La novela Insolación (1889) está llena de vida, pese a su aparente sencillez, bien construida, Emilia Pardo Bazán maneja diferentes estrategias narrativas que sustentan diversas tradiciones literarias; si el costumbrismo romántico deja su impronta en descripciones y escenas coloristas, la configuración de los personajes y su discurso, el naturalismo lo hace en otros rasgos respecto al dato físico, objetos, tecnicismos, y en la sencillez de la trama que se desarrolla en Insolación. En esta novela el realismo, que admira la coruñesa, alienta el sentido profundo del relato como una recreación de la realidad madrileña del último tercio del XIX. El propio título, ambiguo, y polisémico, tiende al lector una doble trampa: ni Francisca Asís sufre una insolación, ni su entrega a Pacheco es su consecuencia, sino que en la lucha interior de la viuda, el amor, el deseo, o el afecto se imponen con inesperada fuerza. Una lectura atenta de la novela ofrece el análisis psicológico de su protagonista, una transformación o evolución interior que atiende a un doble aspecto: interno y social; surge el deseo amoroso y su aceptación conlleva, en el desarrollo narrativo, un enfrentamiento con los códigos morales establecidos, y ese doble debate íntimo de Asís Taboada contribuye a que el relato tenga mucho de psicológico, y aleja a Insolación de la poética naturalista que proscribía la atención a la intimidad como un mundo vedado para el novelista experimental; Pardo Bazán defenderá su realismo como “una teoría más ancha, completa y perfecta (...). Comprende y abarca lo natural y lo espiritual, el cuerpo y el alma”, afirma en La cuestión palpitante (1883).
El proceso psicológico de la protagonista resulta de una fase amorosa, de ahí el subtítulo, Historia de amor, aunque el narrador muestra sus reservas sobre este aspecto, la relación se considera un enredo, sin finalidad o excusa, y las expresiones amorosas calificadas de vulgares; Insolación no es un relato subjetivo, el personaje vive en un mundo de ficción que la coruñesa, bajo un visión realista, recrea en la España de su momento histórico con la idea de mostrar esa dependencia entre novela y sociedad. Dos ambientes opuestos bipolarizan el Madrid social de la Restauración: la nobleza y alta burguesía, frente al pueblo, y una voz narradora describe esos dos mundos, del centro y el extrarradio. Descripciones minuciosas, llenas de datos, muy naturalistas: un atasco de carruajes en la Castellana, los arrabales, el bullicio del puente de Toledo, las orillas del Manzanares, o el campo de San Isidro; no son naturalistas otros aspectos que se dedican a la romería del santo y al encuentro de la viuda y Pacheco en las Ventas; la protagonista rememora y describe la fiesta popular: la pradera que rebosa de gente, el colorido de los puestos, los tiovivos y los mantones de las chulas, o el mal gusto de los objetos a la venta, el olor a aceite frito, y el ruido de la música.
Una historia amorosa
Insolación es una novela de amor que muestra la evolución íntima de Asís Taboada, el nacimiento de una pasión amorosa que origina una atracción física y acaba transformando la vida del personaje; la marquesa, a pesar de las admoniciones de la voz narradora, tiene derecho a ser feliz con el hombre que le gusta, a enamorarse de un calavera, de un pillo guapo, o de un ignorante. La decisión de casarse, consecuencia del enamoramiento, será de los amantes en el transcurso de la noche, de forma imprevista, sin pensárselo, pero que la novela acabe en boda es una concesión a la moral de la época para evitar la censura, y se acepta. Los protagonistas se conocen apenas cinco días, pero la impresión del lector es de un periodo mayor. La idea del matrimonio servirá a la autora para cubrirse las espaldas y ofrecer la escena más atrevida de la novela: Asís abre la ventana de su dormitorio de par en par, despeinada y alegre, con cierto orgullo, se asoma con su amante quitando todo el sabor clandestino a la situación, ofrecen a su amor un baño de claridad solar, y la noticia de la boda en ciernes ante la vecindad. Así se comporta la marquesa de Andrade ante el amor y el placer, en un evidente deseo sexual, con la soltura impropia de una mujer de su época, aunque las circunstancias ayudan a esa toma de posición; no es una jovencita inexperta, sino una viuda de treinta y dos años con independencia económica, con libertad de no verse obligada a rendir cuentas a un marido, y pertenece a la clase alta de mayor tolerancia que la media. Asís Taboada no se propone subvertir el orden social, no es una revolucionaria, sino una conformista, aunque tampoco está convencida de estar obligada a cumplir las normas sociales al pie de la letra.
Un feminismo incipiente
Insolación es la muestra de un feminismo incipiente, la historia de la viuda Andrade recuerda que a finales de mayo de 1888 doña Emilia visitó la Exposición Universal en Barcelona, tras Pérez Galdós, su compañero sentimental. Acompañada por Narcís Oller, este le presenta a José Lázaro Galdiano, un refinado y culto joven, que seduce a la novelista gallega. Abandona a sus amigos catalanes Oller, Ixart y Sardá, y los amantes viajan a Arenys de Mar y comienzan una relación íntima. La amistad entre doña Emilia y Oller se enfría, dejan de escribirse con asiduidad. La relación de la gallega y el navarro fue del dominio público, frente al secreto mantenido con Galdós que supo pronto del affaire, doña Emilia confesaría su desliz, y le pedió perdón por carta. Insolación reproduce aquel lance: una viuda aristocrática conoce a un joven, se van a la romería de San Isidro, y el sol y el jerez trastornan su comportamiento e incurre en una serie de ligerezas que comprometen su honor ante esa hipócrita sociedad de la Restauración. La novela está dedicada “A José Lázaro Galdiano, en prueba de amistad”.
Insolación
Una historia amorosa
Emilia Pardo Bazán
Ilustraciones de Irlanda Tambascio (Eire)
Madrid, Alianza Editorial, 2021
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