María Ángeles Pérez
amaneceres
Miedos
De pequeños, con la finalidad de recortar al máximo cualquier tipo de travesura de la época que nos había tocado vivir, nos amenazaban con que vendría el tío del saco y nos llevaría a un lugar recóndito y desconocido. Yo siempre me imaginaba a este señor cargado con un raído talego en el que podría, en cualquier momento que me pillara desprevenida, introducir mi diminuto cuerpo y que me llevaría hacia un espacio oscuro del que no podría regresar nunca jamás.
Nuestra vida está llena de miedos que nos pueden llevar a estados de ansiedad insospechados, aunque ahora, de mayores, las causas sean distintas a las de nuestra añorada infancia. Nos pueden venir anunciados por mortíferos virus amenazando invadir nuestro indefenso cuerpo, por escandalosas subidas de facturas que no podemos pagar, miedos a estar nadando, a contracorriente, en un mundo descontrolado que no acabamos de entender y de asimilar. Muy mal nos hemos tenido que portar para llegar a este extremo. Pues, seamos «niños buenos», quizá podamos vencer nuestros miedos. Y, ya se suele decir, miedo, aquel que tú te quieras tomar.
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