Noviembre
Las tardes no
terminan de ofrecernos los tonos de colores grises otoñales, aunque un viento
de Poniente que se aloja durante días desvanece esas nubes que deberían
provocar algunas lluvias de otoño con que paliar la sequía que asola estas
tierras del Sur. El otoño se abre paso tímidamente, y con el mismo fervor nos
sumergimos en lecturas que nos llevan a reflexiones y se concretan en reseñas y
estudios sobre nuestra narrativa más cercana. Al hilo de todo esto, Mientras dure de la guerra, de Amenazar
me sorprende por la sutileza con que trata esas semanas, esos meses de una
Salamanca ocupada por el bando nacional, y las caracterizaciones de Unamuno,
Franco, Millán Astray, o los secundarios Atilano Coco y Salvador Vila,
contertulios y amigo del rector de la Universidad de Salamanca.
Las lecturas
avanzan, como el otoño mismo, más frío, menos gris, más espectacular en su
variedad de colores, menos amable por las mañanas y las tardes; avanza el día,
y se suceden las lecturas, y esa reseña “encargo” Anatomía sensible, de un
admirado Andrés Neuman; y una nueva entrevista, en esta ocasión, Marian
Izaguirre, un coloquio que centramos en su última novela, Después de muchos inviernos (2019), que recorre tres décadas y
Madrid se convierte en el eje principal de las idas y venidas de los protagonistas;
un Madrid deslumbrado por el ambiente nocturno y las estrellas del
celuloide, pero también por los círculos literarios, la expansión de la ciudad
y la emancipación femenina.
El otoño nos
devuelve sus colores, aprieta el viento y el frío, las primeras nevadas
alejadas de nuestro Sur desértico y seco, alguna tímida lluvia que no despejan
el asfixiante ambiente de unos meses calurosos. Avanzamos hacia el invierno que
nos trae luces y aires navideños.
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