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viernes, 12 de agosto de 2016

Charles Perrault/ Jacob y Wilhelm Grimm



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ACTUALIDAD DE LOS CUENTOS INFANTILES

Nórdica publica, Cenicienta, Perrault/ Grimm



     No cabe la menor duda de que, cuando fueron escritos la mayoría de los hoy calificados “cuentos infantiles” cumplían una función determinada, al margen de entretener o divertir en las largas noches de invierno y junto al fuego del hogar; habría que leer mucho más allá y pensar que, de alguna manera, afianzaban el patriarcado reinante, “demonizaban” el mal y “recompensaban” el bien, o simplemente seguían esos impulsos naturales, narrar cuentos y contar leyendas para que las generaciones no perdieran su capacidad de fabular. Tampoco  deberíamos culpar, según ha escrito James Finn Garner, a los hermanos Grimm de su insensibilidad hacia las mujeres, las culturas minoritarias o el entorno natural; y de igual manera, no olvidemos que Hans Christian Andersen no tendría empatía por los derechos de las sirenas y otras fantasías de sus cuentos. Quizá por eso, Garner hablaba de “Cuentos infantiles políticamente correctos” (Circe, 1995), puesto que tanto los primeros como el segundo, escribían desde perspectivas muy diferentes a la actuales, solamente habría que fijarse en la época que vivieron.

Cenicienta
     Representa, sin duda, la idea moral de que el bien triunfa sobre el mal, o la joven que espera el amor de un príncipe; en realidad, un personaje que se remonta a la antigüedad clásica y que desde el punto de vista de “cuento infantil” ha sido recogido en dos versiones bastante diferentes, aunque con un trasfondo semejante, la pobre huérfana cuyo padre contrae segundas nupcias y su madrastra y sus dos hermanastras la maltratan y relegan a convertirse en una Cenicienta, hasta que el hijo del rey ofrece un baile para encontrar a la joven más guapa del reino; evidentemente, l pequeña Cenicienta no puede ir a la corte, y en su ayuda acude el hada madrina que la convertirá en una hermosa joven, incluida carroza, cochero y lacayos, pero deberá estar de vuelta antes de la medianoche una vez que se deshaga el hechizo. Así desarrollaba Charles Perrault (París, 1628-1703) su cuento publicado en 1697, una de las versiones más conocidas y extendidas; y algo diferente, aunque con planteamiento semejante, escribieron los hermanos Jacob y Wilhelm Grima (Hanau, 1785 y 1876- Berlín, 1863 y 1859), publicado allá por el año 1812; sin duda, un cuento más complejo y con el tema de la muerte como trasfondo, puesto que Cenicienta siempre acude a la tumba de su querida madre donde un avellano le procura cuanto necesita; “¡Muévete y sacúdete, arbolito,/ de plata y de oro échame un poquito!”, y es así como Cenicienta consigue llegar vestida lujosamente al palacio donde no deja de bailar con el príncipe hasta que entrada la noche debe desaparecer; el final de esta versión se resuelve como el anterior, Cenicienta se casará con el príncipe, pero resulta bastante más cruel porque las falsas hermanas quieren aprovecharse y unas palomas le sacan los ojos por lo que tiene que vivir el resto de sus días ciegas por su maldad y falsedad, frente a Perrault para quien el “agrado” resulta ser el don más cierto.


La edición
     Esta edición ilustrada de Nórdica contiene ambos cuentos, y sus diferencias solo se explican en el contexto histórico en que fueron escritos; la versión que Garner propuso en su libro, especula con una liberación sexual y machista del cuento, pero esta es otra historia y lo que importa es que Nórdica contrapone ambas versiones, y además las ilustra Elena Odriozola (San Sebastián, 1967) que ha publicado más cien títulos con sus magníficos dibujos.







Charles Perrault/ Jacob y Wilhelm Grimm; Cenicienta; traducción de María Teresa gallego e Isabel Hernández; ilustraciones de Elena Odriozola; Madrid, Nórdica, 2015; 56 págs.




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