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ÚLTIMOS
PARAISOS
La Edad de
Plata transcurre durante el primer tercio del siglo XX y se caracterizará por
la calidad y el protagonismo de los intelectuales, los literatos y los artistas
del período. Un brillante grupo de gente de la cultura y de las artes fueron
tradicionalmente clasificados en generaciones, la primera la del 1898, le
seguirá la de 1914 y, finalmente, la conocida como Generación del 27. La Institución Libre
de Enseñanza y otras instituciones ligadas a ella como la Residencia de
Estudiantes y el Instituto-Escuela, fueron protagonistas indiscutibles en esta
eclosión cultural que convocó a intelectuales y a políticos: Antonio Machado,
Juan Ramón Jiménez, Julián Besteiro o Fernando de los Ríos que, como tantos
otros, proceden de estas instituciones. La generación del 98 se mantuvo activa
durante todo el periodo, y con Baroja, Azorín, Unamuno, Machado, Valle-Inclán o
Maeztu daría paso a la generación de 1914, con Juan Ramón Jiménez, Ortega y
Gasset, Pérez de Ayala, Marañón o Gómez de la Serna. Y en la segunda
mitad de los años veinte, empezará a destacar una tercera generación, la de
1927, que alcanzará su plenitud intelectual durante la Segunda República.
Retablo para una Edad de Plata (2017)
invita, desde las primeras páginas, a vivir la literatura y a sentir su presencia
en nuestro cotidiano existir, como conviene advertir y, parafraseando al
prologuista y profesor Díez de Revenga de esta singular muestra, ofrece la
mejor visión de lírica clásica, forma parte de la magia vivida por el poeta,
que siente de cerca la herencia recibida. Hablamos de Carlos Clementson
(Córdoba, 1944) uno de esos autores de raza, un agudo crítico, profesor y
lector, que a lo largo de su trayectoria ha configurado su obra con la más exquisita
de las sensibilidades poéticas, asumiendo la lección de los clásicos que ahora
traduce en un espléndido muestrario donde deja sentir la huella de lo más
granado de nuestra poesía del siglo XX. Carlos Clementson ofrece esta singular
colección de poemas donde se percibe la huella de los clásicos y los
contemporáneos; la vanguardia y las reminiscencias de la poesía actual. Buena
parte de estas características convierten a la poesía de Clementson en
singular, no se trata de una equívoca mimesis para salvar una pretendida obra
lírica sino una firme y fehaciente necesidad de volcar sobre sus versos la
sabiduría ejercitada durante años de docencia y apasionada lectura, porque este
es un libro dedicado a los que le precedieron y forjaron su raza de poeta, el
valor de una palabra digna y noble, virtuosa en la forma. A Clementson
le ha llegado la hora de manifestar públicamente su homenaje a los escritores
que más huella le han dejado, y los agrupa en esa terminología profesoral que
la historia de la literatura ha clasificado como Edad de Plata, que arranca con
Miguel de Unamuno y recuerda a Santayana o Maragall; el eco unamuniano sustenta
los poemas “Paz en la tierra”, “Desaliento” o sobre todo, “El rostro de Dios”; y
a medida que avanzamos en esta selva varia de la mejor lección lírica versos
como los sonidos de un mirlo en Gerardo Diego o palabras reivindicativas y
comprometidas como las de Antonio Machado a final de su vida, en momentos de
lucha y de tristeza, subrayan la belleza inigualable de sus poemas; y las
palabras de fiesta en los versos de Gerardo Diego y Fernando Villalón,
invocación y memoria para esa edad que sustenta lo mejor de la lírica española
en el primer tercio del siglo XX; poesía y verdad que nos trasmite ese lector
singular, Carlos Clementson, que nos devuelve a la memoria tantos versos leídos
y sentidos de Cernuda, Aleixandre, Alberti, Dámaso Alonso.
Libro para
recordar, para revivir momentos de incuestionable talento, poemas escritos por
el cordobés al margen de una simple lectura, la de una pasión que vuelve ante
nosotros y reproduce en este Retablo para
una Edad de Plata, nos hace sentir el latido indeleble de su fuerza, se
sirve del concepto y de la música como la mejor virtud textual, ofrece un
curioso y ameno viaje lírico que profundiza en nuestro corazón, mejora nuestros
sentimientos, o se concreta como esa revelación de la gracia, como apunta el
propio Clementson. Son palabras y son hechos, evocaciones de tiempos y de paisajes,
versos que imitan sonidos, imaginan espacios que inevitablemente han
desaparecido, que el poeta recupera y nosotros leemos a través de poemas llenos
de toda una lección vida, enmarcados en la mejor tradición literaria.
RETABLO
PATA UNA EDAD DE PLATA
Carlos
Clementson
Córdoba,
Diputación, 2017
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