M. Ángeles Pérez
amaneceres
Disfraces
Nos
aproximamos a días de carnaval, jaranas y jolgorios y, aunque el origen de esta
fiesta pagana se remonte a los antiguos ritos celebrados en honor al invierno
hoy, sus diversas connotaciones nos llevan al colorido, al espectáculo y allí
donde la gente se echa a la calle para exhibir el más original de sus disfraces
y la más extravagante crítica en sus comparsas preparadas con fantasía e
ilusión. He admirado con atención la trayectoria de esta pintoresca fiesta, y
la imaginación constante que tienen que dedicarle sus seguidores cada año, pero
sigo siendo una entusiasta persistente de la típica máscara, solitaria,
ataviada con cuatro trapos de última hora que pasea por medio del organizado
desfile sin sometimiento artístico ninguno, y al libre albedrío de su
imaginación. Es posible que todos llevemos una máscara dentro y que guardemos
uno, o varios disfraces en el rincón más oscuro de nuestro corazón.
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