Pilar Fraile
“La narrativa surge ante la conmoción por
la acción humana que, bien mirado, es bastante incomprensible”.
Foto Pedro Campoy |
Pilar Fraile Amador (Salamanca, 1975) es profesora de
filosofía desde el año 2002 y doctora en Teoría de la literatura por la UCM., y
ha publicado el libro de relatos Los
nuevos pobladores (Ediciones Traspiés, Granada, 2014), así como los
libros de poesía Falta (Amargord,
2015), Larva seguido de Cerca
(Amargord, 2012), La pecera Subterránea
(Amargord, 2010) y El límite de la ceniza
(Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006). Sus textos han aparecido en
diversas antologías y libros colectivos como: Pájaros raíces (Abada Editores, 2010) o Por donde pasa la poesía, (Baile del Sol, Tenerife, 2009), La república de la imaginación (Legados,
Madrid 2009), Pánica tercera
(Delirio, Salamanca, 2006. Recientemente, nos ha entregado, la novela Las
ventajas de la vida en el campo, (Caballo de Troya, 2018),
¿Se empieza escribiendo poemas o relatos?
Supongo que muchos escritores empiezan
con los poemas. No fue mi caso. El primer texto que recuerdo era una especie de
microficción histórica allá por tercero de EGB. Seguí escribiendo relatos hasta
la adolescencia en la que la poesía hizo su entrada triunfal. A partir de ese
momento me dediqué a ambos géneros, aunque empecé a publicar libros de poesía
mucho antes que los de prosa por circunstancias externas mayoritariamente.
¿Existe un evidente proceso evolutivo, poesía,
relato, novela?
No creo que se pueda hablar de un proceso
evolutivo entre la poesía y la narración. Existen dos impulsos esenciales que
promueven la escritura: el lírico y el narrativo. La poesía, tal y como la
experimento, surge del choque con la existencia, ese momento brutal en el que
te preguntas qué somos y qué esto que nos rodea. Para solucionar el pasmo no
queda otro remedio que reorganizar, incluso refundar el lenguaje y su lógica,
que es la única manera que tenemos de acceder a la realidad.
La narrativa surge ante la conmoción por
la acción humana que, bien mirado, es bastante incomprensible. Para entender
por qué las personas hacen las cosas que hacen, narramos. Así narrar, para mí,
sería una suerte de investigación en las causas del comportamiento. Te
plantearías cosas como: por qué el personaje X se ha tirado por un puente, o
porque el personaje Y miente, o por qué el H es incapaz de mentir.
Tras varios poemarios, desembarca en el relato, Los nuevos pobladores (2014), ¿lo
perturbador se cuenta mejor en prosa?
Me da la impresión de que mis libros de poemas
son muy perturbadores. Lo que ocurre es que la perturbación es de otro orden.
De hecho, en los tres últimos: Larva, Cerca y Falta, que
considero una trilogía, se pone el mundo patas arriba, especialmente se
desmontan las ideas acerca de la nuestra comprensión del mundo y del tiempo.
Con Los nuevos pobladores el
territorio de la perturbación se traslada hacia la vida cotidiana. En estos
relatos lo desconcertante son las relaciones humanas, tal y como
se han establecido en nuestra sociedad.
¿Los relatos necesitan un
estilo y un tratamiento diferente al resto de géneros literarios?
El relato es narrativa concentrada, de
alto voltaje. Para que un relato funcione cada elemento tiene que estar medido
porque todo lo que sucede sirve a un solo objetivo. No es así en la novela en
la que pueden darse varios objetivos, unos primarios, otros secundarios, que
más o menos tienen que acabar confluyendo.
El relato comparte filiación narrativa
con la novela pero la lógica compositiva de ambos es muy distinta. Escribir
relatos se parece más a preparar la comida de Navidad, un festín embriagador y que te tiene que dejar con la
boca abierta, mientras que la novela requiere esa mentalidad del que tiene que
organizarse para que haya comida decente todos los días del año.
¿Qué falla en el cotidiano
vivir de los personajes de estos relatos?
La tara que comparten los personajes de Los
nuevos pobladores es la tara contemporánea. Ellos, como nosotros, están
conectados a todo lo demás y desconectados de sí mismos. Se desconocen
profundamente, por lo que también desconocen a los demás, así que son incapaces
de tomar decisiones, o las decisiones que toman son erróneas. Sufren una
alienación de manual. Esta situación desencadena acontecimientos que parecen
muy cómicos o muy locos pero que son esencialmente trágicos.
Las relaciones personales,
y/o familiares sustentan, en gran medida, los temas de estos relatos,
¿necesitamos insistir, aún más, en los entornos cercanos a nuestra propia
existencia?
Son precisamente las relaciones de
«proximidad» las que están
resultando más conflictivas últimamente. No hay más que ver la cantidad de
gente en nuestro entorno con depresión, con ansiedad, que toma pastillas para
controlar sus emociones, que se agarran a nuevas fes en un intento desesperado
de alcanzar un mínimo equilibrio.
¿Sigue persistiendo esa
“zona oscura” en su narrativa?
Haga lo que haga siempre esa zona va a
estar presente, me temo. Porque la tarea de mi escritura, he ido descubriendo,
es iluminar esa parte que tiende a permanecer en la sombra, esas cosas que
tendemos a ocultar incluso de nosotros mismos, porque no son compatibles con
los discursos publicitarios, con el pensamiento positivo, con lo que
supuestamente correcto.
La pregunta anterior, se justifica, por el tema de su
novela, Las ventajas de la vida en el
campo (2018), ¿personajes comunes frente a una suerte de incertidumbres?
Podrías interpretar la
novela como la historia de una pareja tipo, un hombre y una mujer con su niña
pequeña que están intentando hacerse una vida. Ellos desean, como es lógico,
que su vida sea buena. Y podrías interpretar que es precisamente ese deseo lo
que se vuelve en su contra.
Digo que podrías interpretar porque, al
ser una narración sin juicios explícitos
sobre lo que acontece, mi visión es solo una de las posibles.
Para mí no es tanto la incertidumbre a la
que se ven sujetas sus vidas lo que los determina sino la baja capacidad de
reacción que tienen ante el desmoronamiento de lo que daban por hecho.
¿Trata de reconstruir esa clásica alabanza de aldea
frente a menosprecio de corte?
La idea de que la vida
en un entorno rural es mejor es una de las ideas que tienen los protagonistas.
A lo largo de la historia se verá que esta idea ni siquiera es suya, sino que
es, como casi todo lo que les ocurre, un reflejo, un signo de los tiempos.
La vida de Alicia y Andrés
se complica una vez en el campo, ¿por qué?
Lo que les pasa a los
protagonistas es similar a lo que le sucede a los muebles cuando los cambiamos
de casa, que enseguida muestran las marcas de la ubicación en la que han
permanecido, el polvo adherido a lugares invisibles, los cercos dejados por un
vaso de vino, los desconchones, todo se hace visible de pronto.
Cuando Alicia y Andrés llegan al campo
les sucede lo mismo, creen poder partir de cero, iniciar una vida totalmente
nueva, pero eso no es posible porque llevan las marcas de su vida anterior.
Una de las marcas que los protagonistas
llevan consigo es una idea muy precisa acerca de qué va a ocurrir una vez en el
campo. Cuando las cosas empiezan a no adecuarse a la idea que se habían hecho
de ellas empiezan los problemas.
¿La sombra de ese viejo vecino es la justificación
del miedo de los protagonistas de la historia?
El
viejo representa al otro, el que es de otra generación, el que no pertenece a
tu misma clase social, el que habla tu idioma pero no lo usa como tú porque su
universo de compresión es otro. La reacción de Alicia y Andrés ante esa otredad
es de aversión, de rechazo, de miedo si quieres, porque no saben cómo manejarse.
Ahí empieza la verdadera materia narrativa de la novela, en ese enfrentamiento.
Pese a construir una
narración costumbrista, ¿sobresale el aspecto psicológico?
La novela, tal y como
yo la veo, no tiene ni la intención de ser un retrato de costumbres ni la de
soportar el análisis psicológico de los personajes. Ambos aspectos, tanto la
descripción de una época, como el del desmenuzamiento de la psique de los
protagonistas, sirven a otro propósito, el de construir un relato acerca de la
muy frágil estructura moral de los personajes.
La trama de la
novela surgió cuando al hilo de la pregunta: ¿Qué va a suceder cuando nuestras
vidas que supuestamente iban a ser felices y exitosas resulten no ser ni lo uno
ni lo otro?
¿La sombra de una profunda
crisis económica arrastra la vida, sobre todo, de Alicia, incluso en un lugar
elegido, como el rural?
Sí, claro, el cambio
de residencia no asegura nada. Vivimos en un mundo globalizado en el que las
condiciones socioeconómicas nos azotan por igual vayamos donde vayamos. La idea
de que existe una arcadia que uno puede construir con su esfuerzo personal es
otra de las falacias que soportan nuestra existencia, con pésimas
consecuencias, como se ve en el caso de la Alicia y Andrés.
Para redondear su historia,
¿Había que apostar, sin desvelarlo, por un final tan determinante?
Hubo un momento en la
revisión de la novela en el que me planteé dejar la historia en un punto
anterior a la evolución de los personajes. Me acabé convenciendo, espero haber
acertado, de que era necesario mostrar las consecuencias de las decisiones que
toman los protagonistas, y de las que son incapaces de tomar.
Creo, sin embargo, que el final aún deja
muchas incógnitas abiertas que permiten al lector tener un papel activo incluso
después de cerrar el libro.
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