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miércoles, 26 de junio de 2019

Jesús Ferrero


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Otras formas de mal

                           

       Jesús Ferrero (Zamora, 1952) ha huido, desde sus comienzos, de un convencionalismo narrativo, apelando a lo desconocido. Con el paso de los años ha ensayado una narrativa de una profundidad versátil y sorprendente, y su obra se ha movido entre una inteligente visión de amplia perspectiva y la reflexión más profunda. Su concepto novelesco nunca queda atrapado entre aparentes banalidades, muchas de sus historias nunca quedan sometidas a justificaciones previas o a conceptos morales posteriores que terminarían por instrumentar un relato calculado, porque perderían parte de esa visión paradójica que nos propone el autor. Una larga trayectoria jalona los pasos dados por Ferrero en el panorama narrativo de las últimas décadas desde su acertadísimo Belver Yin (1981) pasando por El secreto de los dioses (2003), o las series detectivescas, El beso de la sirena negra (2009) y La noche se llama Olalla (2013), hasta su entrega más reciente, Las abismales (2019), Premio de Novela Café Gijón.
       ¿Lo desconocido sigue siendo el peor de los miedos, incluso debemos desconfiar lo conocido? David, un profesor amante de la mitología, descubre que su novia, Berenice, ha desaparecido, es encontrada muerta y en unas extrañas circunstancias. Absalón, el padre de la fallecida, un hombre desequilibrado, acusa a David de ser el asesino, pero hay otros sospechosos del crimen: Volfango, un peculiar y visionario guardabosques. Mientras, en un Madrid reconocible, empiezan a ocurrir cosas que nadie se explica ni siquiera pueden ser controladas. Ferrero intenta crear un espacio de apariencia real, que podría vislumbrar mejor, y dentro de una aparente normalidad, la extrañeza, y cuanto supone de oscuridad. Lo extraño se hace familiar, ajeno y fuera de las entrañas humanas, y así convierte su historia en toda una teoría de referencias filosóficas y simbólicas para contarnos una trama apocalíptica que reflexiona sobre el mal, una espoleta inabordable que, una vez explota, convierte todo en un haz de consecuencias imprevisibles. Sucesos no menos extraordinarios tiene lugar en Madrid: varias personas afirman haber sido tocadas, o rozadas por una presencia intangible que, de forma inadvertida, recorre las calles de la ciudad causando desvanecimientos y miedo en quienes entran en contacto con ella; no existe explicación sobre su origen o la causa de esa manifestación incorpórea que provoca efectos desconcertantes en la población. La muerte de Berenice parece estar relacionada con esas manifestaciones, aunque David encontrará el apoyo de Melisa, la hermana de su novia, de enorme parecido con ella, y de Tobías, vecino de David, un ex presidario injustamente acusado de homicidio. Otros personajes, perdidos y fracturados, Samuel y Serafina, su hermana, joven con dotes de clarividencia, tendrán un papel destacado en la trama desplegada por Ferrero que nos conducirá hasta un inesperado desenlace. El ambiente creado oscila entre lo poético y el desasosiego, en un entorno social víctima del miedo y seducido por la locura y el caos, como un evidente signo lúcido que el autor esboza de los tiempos presentes.






LAS ABISMALES
Jesús Ferrero
Premio de Novela Café Gijón 2018
Madrid, Siruela, 2019; 240

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