LA AVENTURA
AMERICANA DE MEDARDO FRAILE
Medardo Fraile (Madrid, 1925), conocido
autor de la denominada generación de los 50 o de la rebautizada «niños de la
guerra», inició su andadura narrativa en 1949 colaborando, inicialmente, con
relatos y artículos, en revistas y publicaciones periódicas como La Hora
y Alcalá, y posteriormente en Cuadernos Hispanoamericanos y Revista
Española. Fue finalista del Premio Gijón con la novela corta El miedo (1950)
y en 1954 dio a la imprenta su primer libro, Cuentos con algún amor.
Desde entonces no ha hecho sino publicar más de un centenar de relatos y una
docena de títulos, el último Cuentos de verdad (2000), aparecido en la
prestigiosa colección «Letras Hispánicas», de la editorial Cátedra
y en edición de María del Pilar Palomo, un trabajo que recoge una amplia
muestra de su obra cuentística anterior, así como un enjundioso estudio con un
amplio apartado amplio bibliografía. Recientemente, el narrador madrileño se
embarcó en una afortunada aventura americana y a finales del año 2000 publicaba
en México, Descontar y contar, en la prestigiosa colección «Ficción» de la Universidad
Veracruzana. Se trata de una amplia selección de sus libros
de cuentos, concretamente, son 35 relatos que incluyen dos inéditos. La crítica
mejicana ha señalado que «Fraile es un autor sumamente importante y su obra
debe estar en las ediciones mexicanas» y Monterroso ha llegado a afirmar que
«el gran cuentista español ha creado un singular mundo literario sobre la base
de tres cualidades fundamentales: su impecable manejo del idioma, su inagotable
capacidad de invención, y su profundo conocimiento de los seres humanos de
todos los días, de ésos que encontramos en las narraciones como si uno fuera
uno de ellos, viejo ideal que sólo los grandes creadores alcanzan».
Un año más tarde, a finales del 2001,
aparecía en Venezuela, Años de aprendizaje, en Ediciones Pavilo, de la
ciudad de Caracas. El libro incluye una presentación del venezolano José Balza
y un análisis de José López Rueda, además de una cronología detallada del
autor. Balza se pregunta ¿Cómo puede existir en España un escritor de esta
naturaleza sin que sea conocido entre nosotros?, y añade que en la obra
cuentística de Fraile encuentra «no sólo resonancias del Arcipreste y de don
Juan Manuel, sino también la agilidad de autores absolutamente recientes como
Bernardo Atxaga y Enrique Vila-Matas», aunque José López Rueda añade en su
análisis que «el estilo de nuestro narrador es muy personal y presenta escasas
influencias. Comienza siendo bastante analítico y elaborado con frases cortas a
la manera de Azorín o de Gabriel Miró (...) Sigue la estética literaria del
momento (...) y no cae nunca en lo tremendista o extremoso (...); en los relatos de Medardo Fraile manda siempre
la mesura y el buen gusto». En realidad, en Años de aprendizaje, el
autor parece ensayar una especie de autobiografía—señala López Rueda—, a veces
transversal, montada en diferentes personajes o, lo que es lo mismo, los
personajes de estos cuentos inciden en la vida de su autor a través del tiempo.
Buen momento para Fraile, para el relato y para la literatura española en el
resto del mundo del ámbito de la lengua castellana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario