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martes, 12 de enero de 2016

CENTENARIO CELA



El 11 de mayo de 2016 se conmemorará el primer centenario del nacimiento de Camilo José Cela (1916-2002), premio Nóbel de Literatura en 1989, autor de las celebradas, La familia de Pascual Duarte (1942) y La Colmena (1951).



     A lo largo del año se sucederán, sin duda, homenajes, exposiciones, reediciones y todo tipo de actos en torno al gallego más universal. La madrileña, Fórcola Ediciones, ha sido una de las primeras en adelantarse para conmemorar dicho acontecimiento, y publica, en edición de Francisco Fuster, Recuerdo de Don Pío Baroja (2015), una colección de textos olvidados y dispersos de Camilo José Cela dedicados a Pío Baroja, a quien consideraba su maestro. Diez textos que recupera y anota Fuster, donde se hace un retrato muy cercano, nada tópico, del carácter de Pío Baroja y donde el propio Cela ensaya sobre las propiedades literarias, que tanto influyeron en su propia obra.

Recuerdo de don Pío
Cela era uno de esos jóvenes escritores que acudían a las tertulias de Baroja en busca de consejos. Incluso le pidió a don Pío que escribiese un prólogo para su primera novela, La familia de Pascual Duarte, obra que llevaría a Cela a ser reconocido como un prometedor escritor. Baroja rechazó la proposición de inmediato porque consideraba que, por su contenido, la obra nunca iba a recibir la autorización de la censura. Lo curioso de esta colección de textos, Cela ofrece una imagen distinta a la que se ha extendido en los manuales y en textos de crítica literaria; quizá porque Baroja no es, según lo conoció y describe Cela, una persona huraña y distante, tal vez engreída, egoísta o amargada como siempre ha sido calificado. Cela escribe que “Baroja tampoco fue un hombre turbulento sino, bien al contrario, un hombre apacible. Su turbulencia, como su osadía, no pasó del pensamiento de la dialéctica y de la literatura. Baroja fue un hombre que amó la casa, y el fuego de la chimenea, y la manta sobre las piernas, y la boina en la cabeza”. Y el gallego, siempre subraya esa imagen sedentaria y calmada de un Baroja ya en la última vuelta del camino.
        También Cela supo definir los rasgos más característicos del escritor del 98 que tanto influirían en su literatura: “Baroja es, probablemente, el hombre más fiel a sí mismo que a todos nos haya sido dado a conocer, y sus detractores podrán culparlo de lo que quieran, pero no, de cierto, de arribista, de confusionista, de pescador en las turbias aguas de los ríos revueltos, de arrimador de su sardina literaria y humana al ascua tentadora del favor y los honores”. Con este breve volumen se recuperan algunos textos personales y periodísticos dispersos y menos conocidos de un incipiente Camilo José Cela, y nos sirven para situar a quien junto al vasco sería uno de los grandes nombres de la narrativa del siglo XX, y por añadidura mostrar esa irrefrenable devoción de quien salpicó sus páginas del estilo de un maestro que sigue siendo referencia inexcusable en las letras del pasado siglo.









Recuerdo de don Pío Baroja
Camilo José Cela
Edición de Francisco Fuster
Madrid, Fórcola, 2015
112 págs.


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