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LOA DE LA
MALDAD
El hallazgo de una identidad propia, la
grácil disolución de lo real, o esos ecos de una posible alineación sustentan
las claves de la narrativa de Álvaro Pombo (Santander, 1939). Añadamos una reflexión
sobre la realidad, la irrupción de fuerzas exteriores que provocan aspectos
irreales, problemas de personalidad, con la soledad o el desequilibrio como
telón de fondo, el poder sobre las personas y la verdad cuestionada: lo
subjetivo/ lo objetivo, y un posible desdoblamiento; una sexualidad vivida a
través de la ensoñación, profundas meditaciones filosóficas que, de alguna
manera, sintetizan una rica gama de quiebros irónicos en muchos de los
personajes creados por el santanderino. De los diálogos, característicos de sus
historias, surgen auténticas tragicomedias de constantes giros en torno a la
identidad y su problemática de fondo; poco importa que intentemos definirlos,
forman parte de un estado de penumbra psicológica, de sus vivencias con lo real
se traduce la realidad misma, casi todos reducen su personalidad al equívoco, a
una ambigüedad constante, como si todo estuviera compuesto al revés, hecho que
obliga al lector a una continua pregunta, o a indagar en la complejidad de sus
relaciones.
Retrato
del vizconde en invierno (2018) reúne características ensayadas anteriormente
por el narrador, y centra su mirada sobre la figura de un intelectual, Horacio
vizconde de la Granja, un octogenario
viudo que ha liderado todo ese proceso de pensamiento de la Transición española,
y que al filo de su cumpleaños se resiste a aceptar su senectud. Curioso quiebro
en la temática que añadir al acervo de Pombo: la vejez, y el evidente relevo
biológico, aunque en muchas de las páginas de esta novela se subraye el sentido
de la decrepitud, desarrollado en sus mejores momentos, una auténtica tragedia
clásica donde se ejecuta la idea de la maldad, o de quien necesita el mal para sentirse
vivo. El protagonista, aún guapo y elegante, convive con sus hijos Miriam y
Aarón, en un espléndido ático. El hijo, también escritor, acaba de ganar el
Premio Nadal con Espalter, una emotiva
elegía descriptiva sobre la muerte de su madre Elena, en la que el vizconde
carece de papel alguno. A ese núcleo de personajes se añaden los amantes del
padre e hijo, Lola Rivas, veinte años menor y el joven Lucas Muñoz, que
funcionarán a lo largo del relato como reflejos de las insuficiencias y las tensiones
familiares. Un pequeño círculo externo de personajes completa esa función, el
cura Ildefonso y su hermana Isa, tan irritantes como cómicos caracterizados en
un grotesco catolicismo franquista. Todos en una caja de resonancia de ese
siniestro concepto del alma de Horacio en que se ha convertido su vida actual, y
que Lola y Aarón intentarán salvar en el retrato al óleo que le regalarán para
su cumpleaños, pintado durante el invierno, una celebración coral que se convierte
en la imagen de una decadente e icónica aristocracia.
Retrato
del vizconde en invierno se sintetiza como una ostentosa afirmación de
poder: la del vizconde, que sustenta con su inteligencia, pero no oculta la
debilidad de un cuerpo que quiere sobrevivir a toda costa, incluso matando,
como muestra del ejercicio último de vindicación frente a su muerte lenta, en una
vejez nunca aceptada que Pombo resuelve en soberbias imágenes no exentas de
algunas crueldades, como verificación de una excelente tragedia.
RETRATO DEL VIZCONDE EN INVIERNO
Álvaro Pombo
Barcelona, Destino, 2018
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