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ESA DELGADA LÍNEA
La nueva
novela de Nuria Barrios (Madrid, 1962) cuenta, en esencia, la búsqueda de una
hermana, enganchada al crack y la heroína, que un joven realiza en un poblado
chabolista cercano a Madrid, y es así como Todo
arde (2020) se convierte en un estremecedor descenso a los infiernos cuya
trama nos recuerda a un Orfeo en su viaje al inframundo en busca de Eurídice. Los
protagonistas, en esta historia, son Lolo, un adolescente de dieciséis años y
su hermana mayor, Lena que, como sabremos a lo largo del relato, ha vivido los
duros momentos de la crisis y ha rechazado y renunciado a varias terapias, y tiempo
atrás ha dejado el domicilio familiar; durante el día merodea por el aeropuerto
de Barajas, donde lleva a cabo pequeños robos para costearse sus dosis; por la
noche se instala en el poblado chabolista, y hasta allí la acompaña Lolo tras
dar con ella e intentar que vuelva con él a casa, pero donde permanece a lo
largo de toda una noche, sacudido entre su empeño por salvar a Lena y los
sucesos que van sobreviniendo: algunos derivados de la simplicidad de la vida
cotidiana y anodina que transcurre en el poblado, otros que se parecen a una
intriga con un evidente final trágico pero cuyos resortes ninguno de los dos protagonistas
ha desencadenado.
La historia,
narrada en tercera persona, se desarrolla entre el atardecer y finaliza cuando
amanece, porque Lolo ha entrado en el poblado de chozas grises y de miseria
convencido de que podrá sacar a su hermana Lena del oscuro futuro que tiene
ante sus ojos cuando esta le promete que volverá con él y dejará su adicción.
Entre los encuentros que va experimentando en su camino uno de los agradables
será con Fuga, una cachorra de Pitbull que se encariña con él y lo sigue, pero
lo esencial es que durante esa noche Lolo descubrirá las razones por las que su
hermana necesita de ese lugar, de esa gente, y llegará a comprender los retorcidos
hilos que sostienen a tantos enganchados que se atrincheran en un inexplicable
vacío con la vista puesta en un presente de desenlace confuso. Durante toda la noche Lolo intenta
recuperar a su hermana para reconstruir una idea de casa y de familia, lejos de
las mentiras, olvidándose de ese continuado silencio de los padres, de la
oscuridad de una infancia dolorida, del miedo a pronunciar las palabras adecuadas
como queda plasmado a través de su tartamudez; Lolo quiere vislumbrar esa luz esperanzadora
a toda costa, y cree que es posible un futuro para su hermana y para él, quiere
pensar que la vida no puede terminarse en ese infierno. Pero a medida que se
adentra en las fauces de aquel lugar entiende finalmente a su hermana: allí no
importan esas costras que causa la droga, porque todos las tienen, allí nadie
es raro porque el resto también lo son. Y sin embargo, los argumentos y
explicaciones de su hermana no le llevan a darse por vencido, y perdido
deambula hasta volver a encontrarla.
Nuria Barrios ha
sido capaz de mantener el pulso de un relato equilibrando esa alternancia entre
el atractivo relato épico en su sentido más humano y la representación veraz
del inquietante mundo del poblado a través de pequeños episodios o cuadros
protagonizados por un curioso y variado número de personajes que se reparten
entre todas las edades y condiciones, Moja y Mikis, la gran Esma, los Culata y
los Tiznaos, Noe y el Piojo, Popeye y el Tino, toda una galería de normalidad
ante el desastre. La imagen que proyectan las hogueras en la oscuridad hace que
esas tinieblas que envuelven al poblado se conviertan en ese elemento
destructor que conlleva cierta catarsis, porque uno y otro elemento van de la
mano y brillan aún más en la oscuridad del relato. Las peripecias de los
personajes se cuentan con moldes narrativos que por lo general se ajustan a la
naturaleza de un mundo turbio y espeso, onírico e irreal que refleja,
deformándola, la vida diurna y para ellos normal y, de manera especial, los
lazos, las emociones, los sentimientos y los intereses que sostienen las
relaciones humanas y familiares: desde el interés y el desprecio, el amor o la
compasión hasta sustentar la tiranía o el abuso del poder hacia los más
débiles.
La descripción del espacio y el
ambiente es de una impecable visibilidad, y seguir a Lolo resulta extenuante
por momentos en esa evidente muestra de sordidez y de mezquindad de la
atmósfera ambiental. La variedad de tipos, a quienes vamos conociendo a través
de los sucesivos momentos de una curiosa intriga impulsa y acelera la acción, y
no menos asombroso y apreciable el adecuado léxico que los define y caracteriza
por su condición social y el perfil psicológico que les ha adjudicado la
narradora, cuando transcribe un lenguaje adecuado que alimenta por los abundantes
símiles que Barrios maneja y adecua bastante bien en cada momento.
La autora
dosifica la información transmitiéndola a su debido momento, por lo que aunque
la obra tenga un ritmo pausado y los capítulos sean largos, el lector nunca
deja de perder el interés en ninguno de ellos. Destacable cómo la intriga se
eleva desde el prosaísmo inicial hasta el presunto trágico desenlace que queda
en un supuesto final evidente y resulta un acierto porque se preserva la
sugerencia.
TODO ARDE
Nuria
Barrios
Madrid, Alfaguara, 2020
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